¿Ciencias o letras? Esta pregunta nos la hemos planteado todos alguna vez a lo largo de nuestra vida académica para optar por una u otra rama. Pero, para poder optar, debemos tener la oportunidad de conocerlas y formarnos suficientemente en ambas.

Actualmente estamos negando esa oportunidad a nuestros niños y jóvenes, puesto que la formación humanística no solo es claramente deficitaria, sino que corremos el riesgo de convertirla en testimonial. En efecto, buscando dar respuesta a la creciente necesidad de profesionales de perfil técnico, los modelos educativos de diferentes países, entre ellos el nuestro, priman, ya desde la enseñanza primaria, las asignaturas de ciencias frente a las de letras.

Ello responde a las demandas de una sociedad tecnológica en la que la economía competitiva solo reconoce a la persona como un instrumento más en la cadena de producción de bienes y servicios. Grave error, pues la persona tiene valor y dignidad por sí misma. Y este error lo estamos pagando con creces.

Una educación que da a los contenidos relacionados con las letras un papel irrelevante es una educación lastrada, porque ello no sólo nos conduce a un empobrecimiento cultural, como estamos viendo, sino que nos desvía del fin que debe tener la educación. Como decía Benigno Vaquero, educar es dar al cuerpo y al alma toda la belleza y perfección posibles. Y si privamos a la persona de las humanidades no alcanzaremos nunca ese objetivo. Estaremos cada vez más alejados de él. Pienso, por tanto, que la pregunta con la que he iniciado este texto está mal planteada y debería transformarse en la expresión “Ciencias y letras”.

El científico que no tiene una formación humanística está incompleto, de la misma forma que el humanista que no tiene una mínima formación científica. Además, ciencias y letras no son compartimentos estancos y separados. En las letras hay ciencias, y en éstas, letras. O, ¿no hay matemáticas en una composición musical o en un poema? Y viceversa, la belleza de una construcción geométrica, por ejemplo, ¿no es comparable a la de una obra musical o poética? La persona es una. Y en ella están unidas ciencias y letras. Educarla atendiendo únicamente a criterios de utilidad, ignorando su dimensión humana, puede que la capacite para desempeñar un puesto de trabajo, pero también puede incapacitarla, por ejemplo, para gozar mirando un cuadro, leyendo un libro, escuchando una composición musical o viendo una obra de teatro o una película. El progreso científico y tecnológico ha de ir acompañado del humano, cultural y social. Y no es así. En muchos casos va unido a la deshumanización. La decadencia de las humanidades juega un papel importante en ello.

José Vaquero Sánchez publicado en cartas al director de Ideal

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