Concepción Arenal Ponte (Ferrol, 31 de enero de 1820-Vigo, 4 de febrero de 1893) fue una diplomada en derecho, pensadora, periodista, poeta y autora dramática española encuadrada en el realismo literario y pionera en el feminismo español. Además, ha sido considerada la precursora del Trabajo Social en España.

Perteneció a la Sociedad de San Vicente de Paul, colaborando activamente desde 1859. Defendió a través de sus publicaciones la labor llevada a cabo por las comunidades religiosas en España. Colaboró en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza. A lo largo de su vida y obra denunció la situación de las cárceles de hombres y mujeres, la miseria en las casas de salud o la mendicidad y la condición de la mujer en el siglo xix, en la línea de las sufragistas femeninas decimonónicas, y las precursoras del feminismo.

Desde joven había declarado su deseo de ser abogada. A los veintiún años de edad, para poder ingresar como oyente en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid tuvo que disfrazarse de hombre, se cortó el pelo, vistió levita, capa y sombrero de copa. Al descubrirse su verdadera identidad intervino el rector. Tras un examen satisfactorio fue autorizada a asistir a las clases, cosa que hará desde 1842 a 1845.

El rito era el siguiente: acompañada por un familiar doña Concepción se presentaba en la puerta del claustro, donde era recogida por un bedel que la trasladaba a un cuarto en el que se mantenía sola hasta que el profesor de la materia que iba a impartirse la recogía para las clases. Sentada en un lugar diferente del de sus aparentes compañeros, seguía las explicaciones hasta que la clase concluía y de nuevo era recogida por el profesor, que la depositaba en dicho cuarto hasta la clase siguiente.
Amelia Valcárcel. Feminismo en un mundo global
 
Alude a su enorme repercusión en España, a la que se sumarían miles los individuos, de ambos sexos, y como gracias a su participación, habrían proliferado los asilos para los huérfanos de los pobres, así como las escuelas gratuitas. Considera la necesidad de que el estado reglamente las asociaciones filantrópicas, apoyando y auxiliando las iniciativas privadas en nuestro país y defiende la presencia de las corporaciones y asociaciones religiosas, como un poderoso auxiliar para la beneficencia

Fue nombrada inspectora de Casas de Corrección de Mujeres y tres años después, en 1871, comenzó a colaborar con la revista La Voz de la Caridad, de Madrid, en la que escribió durante catorce años sobre las miserias del mundo que la rodeaba.En 1872 fundó la Constructora Benéfica, una sociedad dedicada a la construcción de casas baratas para obreros. Posteriormente también colaboró organizando en España la Cruz Roja del Socorro, para los heridos de las guerras carlistas, al frente de un hospital de campaña para los heridos de guerra en Miranda de Ebro. En 1877, publicó Estudios penitenciarios.

 

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