María Zambrano Alarcón (Vélez-Málaga, Málaga, 22 de abril de 1904 – Madrid, 6 de febrero de 1991)1​ fue una intelectual, filósofa y ensayista española.

Su extensa obra, entre el compromiso cívico y el pensamiento poético, no fue reconocida en España hasta el último cuarto del siglo XX, tras un largo exilio. Ya anciana, recibió los dos máximos galardones literarios concedidos en España: el Premio Príncipe de Asturias en 1981, y el Premio Cervantes en 1988.

María Zambrano nació en Vélez-Málaga el 22 de abril de 1904, hija de Blas Zambrano García de Carabante y Araceli Alarcón Delgado, ambos maestros, como también lo fue su abuelo paterno, Diego Zambrano. Estando de vacaciones con su abuelo materno en Bélmez de la Moraleda (Jaén), María sufrió el primer aviso de lo que a lo largo de su vida sería una constante: su salud delicada; en esa primera ocasión se la llegó a dar por muerta tras un colapso de varias horas y una larga convalecencia.

En 1905 se trasladó con su familia a Madrid y al año siguiente se mudaron a Segovia al conseguir su padre la cátedra de Gramática Castellana en la Escuela Normal de Maestros de la ciudad.Allí pasó María su adolescencia y allí nació su hermana Araceli, la víspera de su cumpleaños; según sus propias palabras, «la alegría más grande de su vida».1​ En 1913 comenzó el bachillerato en el Instituto de Segovia, donde solo ella y otra muchacha representaban al género femenino ilustrándose.

En Segovia inició María un luego prohibido primer amor con su primo carnal Miguel Pizarro entre 1917 y 1921, año en el que la familia intervino y Miguel fue enviado a Japón, como profesor de español en la Universidad de Osaka.45​ Tras un primer momento de desolación, la fuga de su primo la llevó a vivir una nueva experiencia amorosa, recogida en su epistolario, con Gregorio del Campo, de la que nacería el «nene», que murió al poco tiempo, como se desprende del epistolario entre ambos.

Formación

En 1924 su familia se trasladó de nuevo a Madrid, donde se matriculó por libre (debido a su escasa salud) en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad. Entre 1924 y 1926 asiste a las clases de García Morente, Julián Besteiro, Manuel Bartolomé Cossío y Xavier Zubiri en la Universidad Central de Madrid, también conoce a Ortega y Gasset en un tribunal de exámenes. En 1927 es invitada a la tertulia de la Revista de Occidente, círculo en el que a pesar de su juventud asumiría un papel de mediadora entre Ortega y Gasset y algunos escritores jóvenes, como Antonio Sánchez Barbudo o José Antonio Maravall.

María Zambrano en 1984. raúl cancio

A partir de 1928 comenzó su doctorado e ingresó en la Federación Universitaria Escolar (FUE), donde comienza a colaborar en la sección «Aire Libre» del periódico madrileño El Liberal. Participa en la fundación de la Liga de Educación Social, de la que será vocal. También imparte clases de filosofía en el Instituto Escuela que se vieron interrumpidas por una nueva recaída de su salud (en esta ocasión el diagnóstico es concreto: tuberculosis).​ No interrumpió sin embargo sus colaboraciones con la FUE y muchos de sus escritos.

En 1931 fue nombrada profesora auxiliar de Zubiri en la cátedra de Historia de la Filosofía en la Universidad Central (puesto que, haciendo las sustituciones a Zubiri cuando está de viaje, ocuparía hasta el año 1935); en esa época inició su inconclusa tesis doctoral sobre «La salvación del individuo en Spinoza». Integrada en el aparato de la coalición republicano-socialista, asistió a la proclamación de la Segunda República Española en la Puerta del Sol el 14 de abril de 1931; no aceptó, sin embargo, la oferta de una candidatura a las Cortes como diputada por el PSOE.​

 

 

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