Boy holding a bowl with Halloween sweets

Halloween (pronunciado en inglés, UK /æləʊˈiːn/ US /ˌhæləˈwin/; contracción de All Hallows’ Eve, en español: «Víspera de Todos los Santos»), también conocido como Noche de Brujas o Noche de Víspera de Difuntos.

Halloween , es una celebración moderna resultado del sincretismo originado por la cristianización de la fiesta del fin de verano de origen celta llamada Samhain,1 que perdura en Galicia y otros lugares como fiesta del Magosto.

Se celebra internacionalmente en la noche del 31 de octubre, sobre todo en la angloesfera, como Estados Unidos y en menor medida en otros lugares como España e Iberoamérica. A pesar de pertenecer al mundo anglosajón, en Australia​ y Nueva Zelanda no se observa esta costumbre tanto como en los demás países.

Sus raíces están vinculadas con la conmemoración celta del Samhain y la festividad cristiana del Día de Todos los Santos, celebrada por los católicos el 1 de noviembre. Se trata de un festejo secular, aunque algunos consideran que posee un trasfondo religioso. Los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la tradición a América del Norte durante la Gran hambruna irlandesa.

El día se asocia a menudo con los colores naranja, negro y morado y está fuertemente ligado a símbolos como la jack-o’-lantern. Las actividades típicas de Halloween son el famoso Truco o Trato y las fiestas de disfraces, además de las hogueras, la visita de casas encantadas, las bromas, la lectura de historias de miedo y el visionado de películas de terror.

Hoy en día, Halloween es una de las fechas más importantes del calendario festivo estadounidense y canadiense. Algunos países iberoamericanos, conociendo aún esta festividad, tienen sus propias tradiciones y celebraciones ese mismo día, aunque coinciden en cuanto a su significado: la unión o extrema cercanía del mundo de los vivos y el reino de los muertos:

En Europa son muchas las ciudades en las que los jóvenes han decidido importar el modo con el que Estados Unidos concibe Halloween celebrándolo con fiestas y disfraces. Aunque en algunos lugares, como Inglaterra, la fiesta original ha arraigado de nuevo.

El hecho de que esta fiesta haya llegado hasta nuestros días es, en cierta medida, gracias al enorme despliegue comercial y la publicidad engendrada en el cine estadounidense. La imagen de niños norteamericanos correteando por las oscuras calles disfrazados de duendes, fantasmas y demonios, pidiendo dulces y golosinas a los habitantes de un oscuro y tranquilo barrio, ha quedado grabada en la mente de muchas personas.

En esa noche los espíritus visitaban las casas de sus familiares, y para que los espíritus no les perturbasen, los aldeanos debían poner una vela en la ventana de su casa por cada difunto que hubiese en la familia. Si había una vela en recuerdo de cada difunto, los espíritus no molestaban a sus familiares; si no era así, los espíritus les perturbaban por la noche y les hacían caer entre terribles pesadillas.

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