«Después de 20 años los principios de Ernest Lluch son más válidos que nunca»
El 21 de noviembre ETA asesinó a un compañero de lucha por el diálogo, Ernest Lluch. Fueron a por él, como antes fueron a por Juan Mari Jáuregui. Atacaban a los constructores de puentes, que los asesinos intentaban dinamitar.
Al final de la manifestación como repulsa por su asesinato, la periodista Gemma Nierga se saltó el guion y pronunció una frase que dejó helado a José María Aznar. «Estoy convencida de que Ernest, hasta con la persona que lo mató habría intentado dialogar; ustedes que pueden, dialoguen, por favor». Fue un puñetazo de la sociedad civil en la mesa de unos políticos enquistados en la confrontación.
Se refería a la apuesta por el diálogo y el entendimiento entre muy diferentes, y así se hizo, aunque fuera de manera minoritaria, paciente y discreta. Antes, Ernest, en un mitin de Odón Elorza en San Sebastián, les dijo alto y claro a unos radicales que intentaron boicotearlo con gritos: «Gritad más, que gritáis poco, mientras gritáis no matáis». Con esa frase les invitaba, como hicimos otros desde fuera y dentro de ese mundo, a que dejaran de apoyar la violencia y se integraran en la vida democrática.
Hoy, 20 años después, aquella situación ha cambiado radicalmente. Hace dos años que no existe ETA y nueve que callaron sus armas. Hoy, Ernest estaría feliz observando a sus herederos haciendo lo que él les pedía, participando en las instituciones sin violencia, y eso es bueno para el país.
Por eso suena tan arcaico el debate iniciado por el apoyo de Bildu a los Presupuestos del Estado y Navarra. Precisamente ahora están haciendo lo que Ernest Lluch y otros les pedíamos. A quienes critican mencionando a las víctimas de ETA, les recuerdo que esto ha coincidido con el estreno del documental ‘Billy’, con el testimonio de quienes pasamos por sus manos durante el franquismo. Víctimas que merecemos el mismo reconocimiento. Después de 20 años, los principios de Ernest son más válidos que nunca, también la senda que inició.