La población de Granada crece por tercer año gracias sobre todo a la inmigración
El incremento en el número de empadronados registrado en 2019 no se veía desde hacía diez años
La provincia granadina asienta una senda de crecimiento, al menos en lo que se refiere a los datos demográficos. La provincia ganó habitantes por tercer año consecutivo en 2019, según los datos consolidados a fecha de 1 de enero de este mismo año que publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE), y se sitúa en el nivel más alto de la serie histórica. Lo hace sobre todo gracias al aumento de la inmigración, responsable de buena parte del crecimiento constatado, y a la vuelta de ciudadanos españoles que vuelven a casa tras los duros años desde la crisis económica que comenzó en 2008. El gran interrogante ahora está en cómo afectará a estas tendencias el año de la pandemia.
En concreto, la cifra de empadronados en Granada alcanzaba el año pasado los 925.160, la más alta de toda la serie histórica que el organismo estadístico nacional traza hasta 2002. El dato supone un crecimiento de 0,6 puntos porcentuales que se traduce en la llegada de 5.460 nuevos habitantes a Granada. Una cota que hacía un lustro que no se alcanzaba, sobre todo después de que los años más duros de la anterior crisis económica supusiera una pérdida neta de población que encendió todos los indicadores de alerta demográfica en la provincia. Hay que remontarse hasta el año 2010 para alcanzar una cifra parecida a la registrada hasta el 1 de enero de este año; entonces fueron 6.205, algo menos de los 5.460 de 2020; en 2011, ya en plena debacle económica, la cifra bajó y siguió en esa tendencia hasta alcanzar una caída interanual de 1.654 empadronados en 2014, el peor año en este sentido de la serie histórica.
La salida de granadinos al extranjero se encuentra en su nivel más bajo desde el año 2012, en plena crisis económica
Hay que tener en cuenta, en cualquier caso, que buena parte de este crecimiento se debe sobre todo a la llegada de migración desde el extranjero, la mayor muleta que tiene ahora Granada para luchar contra el envejecimiento de su población.
El papel de la inmigración
Buena parte de la explicación de los datos positivos que transmitió ayer el organismo estadístico nacional hay que buscarla en la llegada de población de otros lugares del mundo a la provincia. Así lo constatan los datos: mientras que el número de empadronados españoles apenas sufre variaciones por el bajo índice de crecimiento natural y el ‘efecto sustitución’ de los neonatos por los fallecidos, los números sí que aumentan de manera muy clara en lo que respecta a la población de origen foráneo.
Por ejemplo, entre el 1 de enero de 2019 y el de 2020 la cifra de habitantes de origen español en la provincia aumentó en 293 personas, una cota que pese a las oscilaciones se encuentra en línea con los datos registrados en el último lustro. Mientras tanto, el número de ciudadanos con origen en otros lugares del mundo creció en 5.167, por lo que suponen prácticamente todo el aumento registrado en la provincia en los últimos doce meses. Esta cifra es la más alta registrada justo desde 2008, el año en que comenzó la crisis económica previa, cuando el dato alcanzó las 9.060 personas.
Otra de las buenas noticias que se dejan entrever en el último informe demográfico del INE tiene que ver precisamente con los movimientos entre países. Parece ya definitivo que se ha frenado la sangría de marcha de españoles hacia el extranjero que fue la tónica durante los peores años de la década pasada, y que incluso algunos de ellos están volviendo a sus hogares, todo ello sin contar el efecto que vaya a tener sobre estas tendencias el año del coronavirus. La emigración de ciudadanos nacionales se ha reducido a su nivel más bajo desde 2012 y la vuelta desde otros países repuntó un 5,14% hasta el 1 de enero de 2020. Mientras tanto, la inmigración desde el extranjero creció un 23,7%.
