España, el país de la UE que más plásticos vierte a los océanos
Un informe elaborado por Oceana advierte de la enorme cantidad de residuos plásticos que se generan en nuestro país y que, irremediablemente, acaban principalmente en las zonas más profundas de nuestras aguas. Allí, los ecosistemas son especialmente frágiles y la retirada de estos residuos prácticamente imposible
España, a su vez, concurre en una doble problemática ya que la profundidad de sus aguas -las segundas más profundas en Europa tras las de Portugal- favorece la aparición de relieves geográficos marinos que “acumulan y canalizan la basura generada y dificultan su retirada”.
España está rodeada en un 92,4% por aguas profundas, con una media de 3.013 metros, lo que equivaldría a la cordillera de los Pirineos invertida en el fondo del mar
“Debido a la difícil logística y el alto coste, una vez que los plásticos han alcanzado estos enclaves es prácticamente imposible retirarlos por medios mecánicos y, en ocasiones, tratar de recuperarlos podría ser incluso más perjudicial para la fauna que se encuentra en ellos”, declara el informe de Oceana.
“Estas características, combinadas con la gran biodiversidad que presentan estos hábitats, favorecen que España sea especialmente vulnerable a la acumulación de plásticos”, añade.
Para la organización, el 80% de los plásticos que acaban en el mar se generan en tierra firme, mientras que el resto procede de fuentes directas, como vascos pesqueros o recreativos, a pesar de que esta última fuente “se está convirtiendo en un problema creciente”.
La razón de este desajuste se explica gracias a la elevada densidad poblacional que existe en nuestros litorales. Actualmente, un tercio de los españoles viven en regiones costeras o cercanas a ellas y cuatro de cada cinco turistas acuden a estos lugares, “lo que convierte a estas zonas en puntos calientes de generación de plásticos, sobre todo aquellos de un solo uso”.
El ejemplo de las Islas Baleares
El escarpe de Émile Baudot, que recorre casi 300 kilómetros de lecho marino desde el sur de Formentera hasta Menorca, con sus 2.000 metros de profundidad es una de las zonas más profundas del paisaje submarino mediterráneo.
Sin embargo, no solo destaca por este detalle, sino por poseer ecosistemas marinos altamente vulnerables, tal y como lo detalla Naciones Unidas. “Esta área está incluida en el Parque Nacional de Cabrera por su amplia variabilidad de hábitats y especies asociadas, tales como grandes peces pelágicos, mamíferos marinos, tortugas y aves”, señala Oceana.
A pesar de la fragilidad, en las expediciones de la organización se han encontrado enormes cantidades de desechos plásticos que, principalmente, provienen del interior, tales como bolsas, envases, botellas, láminas y vasos.
“Estos productos, que se localizan en las terrazas del escarpe, producen un efecto abrasivo al contacto con los tejidos de corales y esponjas, que facilita la aparición de infecciones por su exposición a virus y bacterias, además de que motivan los ahogamientos de los animales que los confunden con alimentos”, subraya la organización.
La mayoría de las veces, estos plásticos acaban arrastrados al medio marino a través del sistema de alcantarillado, el viento o por el agua de las precipitaciones. No obstante, el transporte fluvial se presenta también como un medio de transporte principal que transporta los plásticos del interior de la península hacia el mar. De hecho, un reciente estudio citado por Oceana asegura que las corrientes fluviales arrastran hasta 2,7 millones de plásticos al año generados tanto en la costa como en tierra adentro.
“Esto significa que los plásticos que se generan en entornos urbanos o en zonas agrícolas, aunque estén alejados de la costa, pueden terminar en el fondo del océano”, enfatiza Oceana.
En este sentido, los plásticos que cubren los campos de cultivo de la Región de Murcia sirven como el perfecto ejemplo ya que en muchas ocasiones estos no se eliminan correctamente y terminan descomponiéndose en fragmentos más pequeños que después se transportan al mar, a los ríos e, incluso, al interior de los animales.
En este último supuesto, investigadores de las universidades de Wageningen y Córdoba descubrieron que el 100% de las muestras de suelo recogidas en esa región estaban contaminadas por microplásticos, al igual que el 92% de las muestras de deposiciones ovinas.
Soluciones inminentes
Ante esta situación, Oceana clama en este informe por la creación de una normativa similar a la Directiva 2019/904 SUP sobre plásticos de un solo uso en la que se tenga en cuenta también a aquellos materiales de un solo uso que impacten en las profundidades y no solo aquellos que impactan en las playas.
De este modo, entre las recomendaciones de la organización se pide que reduzca el uso de toallitas que, además de congestionar las infraestructuras hídricas, tienden a hundirse en mayor medida que otros productos de un solo uso, como las bolsas o pajitas.
Además, consideran necesario que se fijen objetivos en la comercialización de envases rellenables, que se introduzca un impuesto a productos de plástico de un solo uso no sanitarios y desarrollar protocolos de retirada de residuos del fondo del mar.
“Los hallazgos de Oceana en aguas españolas confirman que las campañas de concienciación sobre los efectos negativos del plástico para los océanos, la recogida de residuos y la limpieza de playas no han sido suficientes”, detalla Oceana.