22 noviembre 2024

Estudiantes, investigadoras y profesoras que eligieron carreras de ciencias e ingenierías relatan su experiencia

 

El 92% del alumnado de la carrera de Educación Infantil son chicas. En el campo de estudio de la Informática, el sector femenino representa el 12%. En Ingeniería Civil representan el 26% y en Ingeniería Química, el 42%. En cambio, en Logopedia son el 88% y en Medicina, el 63%. Son solo algunos ejemplos de que hay titulaciones y áreas de conocimiento en la Universidad de Granada (UGR) y en el resto de universidades donde las mujeres son minoría. En algunos campos en vez de avanzar se ha registrado un retroceso en comparación con la década de los ochenta.

La ONU declaró el 11 de febrero el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia en reconocimiento del papel clave que el sector femenino desempeña en la comunidad científica y la tecnología. Mujeres que llevan años investigando y otras que acaban de empezar relatan sus experiencias.

 

Elvira Castillo, ingeniera informática e investigadora.
Elvira Castillo, ingeniera informática e investigadora. / IDEAL

 

«Ingeniería + pasión = mujer imparable ¿Quién se puede resistir ante ese cálculo tan sencillo?». La reflexión la hace Elvira Castillo, ingeniera informática. «Voy camino de ser hacker, me encanta la ciberseguridad, crear robots y destripar cacharritos», proclama. Esta joven quiere hacer el doctorado y continuar con su investigación en la detección de ataques multietapa (ciberseguridad).

Castillo es muy activa en las charlas y actividades –una de ellas el campus Seré Ingeniera- para animar a las chicas a que estudien esta disciplina. «¡Chicas, no podéis dejar pasar esta oportunidad. Si os gusta le encontrareis millones de aplicaciones!», alienta. Una de sus charlas lleva por título ‘¡Mama, quiero ser hacker!’. En su clase en la Escuela de Informática de la UGR los dos últimos años ella era la única chica en la clase.

 

Irene Iáñez, ingeniera química y profesora.
Irene Iáñez, ingeniera química y profesora. / IDEAL

 

Irene Iáñez Rodríguez estudió Ingeniería Química. En su clase eran bastantes chicas, casi un 50%. Ha leído su tesis hace poco. El objetivo de su investigación fue encontrar nuevas alternativas para la valorización de los residuos biomásicos que se generan en el cultivo de invernaderos, que es uno de los principales motores económicos de la provincia de Granada.

Eligió Ingeniería Química porque tenía una marcada vocación por las Ciencias. Como la carrera científica no es fácil, por decirlo con unas palabras suaves, Iáñez compaginó el doctorado con la preparación de las oposiciones de educación. En la actualidad imparte clases en un instituto de la provincia.

«Compaginarlo fue muy difícil. Tanto la tesis como la oposición requieren mucha dedicación y esfuerzo. Preparé la oposición porque me generaba mucha inseguridad el hecho de no saber qué hacer cuando terminara la tesis. Tenía un contrato para hacer la tesis que tenía una duración de cuatro años y cuando se me acabara tendría que volver a buscar una nueva financiación para seguir trabajando en investigación. Hubiera tenido que buscar un contrato postdoctoral en el extranjero o haber intentado conseguir alguno en España. Sin duda, la carrera investigadora en España hoy día es muy inestable y precaria, sobre todo para los más jóvenes», relata.

No obstante, anima a las chicas a estudiar carreras de ciencias e ingenierías. «Hoy día la investigación es complicada, pero no imposible. Tiene que haber personas que se dediquen a ello. Además, es un campo de trabajo muy interesante, gratificante y motivador. Por otra parte, es posible que en el futuro la situación cambie y exista una mayor financiación para proyectos de investigación en España. Uno de mis objetivos en mi día a día es transmitir y contagiar mi pasión por las ciencias a mi alumnado, que en el futuro serán los que hagan que la sociedad siga avanzando y mejorando», destaca.

 

Lucía María Quesada, ingeniera química y profesora.
Lucía María Quesada, ingeniera química y profesora. / IDEAL

 

Lucía María Quesada Lozano estudió Ingeniería Química en la UGR. Es de Baeza. Está haciendo el doctorado y, además imparte clases en la provincia de Jaén. «Mientras realizaba el doctorado, realice el máster de profesorado durante mi tiempo libre, con el objetivo de presentarme a unas oposiciones», cuenta.

Siempre ha querido ser profesora, pero también amaba la investigación. «Mi sueño era ser profesora de universidad, para poder realizar mis dos pasiones. Pero puedo afirmar que era un sueño del que tenía que despertar. Pasaban los años, me seguía esforzando y cada día veía ese sueño más lejano. Ese paso del tiempo provocó la necesidad de una estabilidad». Pone encima de la mesa la realidad de la carrera científica en España.

 

Mónica López, ingeniera de Caminos, Canales y Puertos.
Mónica López, ingeniera de Caminos, Canales y Puertos. / IDEAL

 

Mónica López Alonso es una veterana. Es ingeniera de Caminos, Canales y Puertos por la UGR. De la promoción 1989-1994, pertenece a las primeras promociones que estudiaron esta titulación en Granada. «Siempre me gustaron la Física y las Matemáticas así que, animada por la psicóloga/orientadora del instituto, me matriculé en Caminos. En clase no éramos muchas chicas, más bien pocas, pero siempre me sentí muy bien integrada, a pesar de las pocas referencias docentes y profesionales femeninas», recuerda.

A la pregunta de qué hay que hacer para atraer más alumnas a las ingenierías y las ciencias, responde que «hay que empezar a lanzar información desde mucho antes, en primaria. Las niñas deben de conocer todas las opciones para elegir la opción que más les guste, pero teniendo datos sobre la Ingeniería y Ciencia, que a día de hoy no se les ofrece». Para las niñas de instituto que no sepan qué estudiar les dice: «Que abran los ojos y se interesen por su alrededor, que se pregunten el porqué de todo y que huyan de comentarios como ‘ese mundo no es para las chicas’. El mundo es para quien quiere experimentarlo».

Para López, su referente científica fue Elisa Leonida Zamfirescu: la primera mujer ingeniera en el mundo. Rumana de nacimiento, solicitó matricularse en la Escuela Nacional de Caminos y Puentes de la Universidad Politécnica de Bucarest, pero fue rechazada por prejuicios sexistas. Por ello, a los 20 años viajó para inscribirse en la Universidad Técnica de Berlín, donde se graduó con honores tres años después, en 1912. Dedicó su vida a la investigación de la geología y también a la educación.

 

Amparo Vila, matemática y catedrática en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial.
Amparo Vila, matemática y catedrática en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial. / IDEAL

 

Amparo Vila estudió Matemáticas en la década de los setenta en la Universidad granadina. Se doctoró en 1978. Hace años que es catedrática del departamento de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial en la institución universitaria granadina. Está en el top de la UGR de las investigadoras más citadas. Su vocación por la Ciencia surgió de sus lecturas, entre ellas una biografía de Marie Curie.

Vila atesora muchas horas de enseñanza, investigación y experiencias; no obstante, resume en una frase sencilla su mensaje a las chicas que quieran investigar y cursar carreras de ciencias: «Que hagan lo que quieran y les guste». Fuera barreras por ser mujer.

ANDREA G. PARRA
FOTO:Una mujer en un laboratorio. / IDEAL
https://www.ideal.es/granada/ciencia-nina-mujer-20210212170844-nt.html#vca=259730&vso=nw&vmc=20210212070728-1001-100-diaria_manana_granada_0160&vli=re_plant-c-not-1-gde&vus=_guid_Ly4QnLjZpHbQuHJwzGdeNA==