La historia de esta propiedad atraviesa ocho siglos. Hoy, de vuelta en manos públicas, es una de las visitas imprescindibles para conocer el pasado complejo y fascinante de Galicia.

Se ha hablado mucho en los últimos meses de las Torres de Meirás, del Pazo de Meirás. Los acontecimientos de su historia más reciente han llenado titulares e informativos porque, después de 80 años en manos de la familia Franco, a finales de 2020 el conjunto pasaba, finalmente, a ser de titularidad pública.

Más allá del debate alrededor de cómo este conjunto monumental llegó a manos de la familia del dictador o sobre la infinidad de bienes – pendientes aún de una catalogación detallada – que alberga en su interior, Meirás se convertía, de este modo, en un conjunto visitable que pronto, además, será sede de toda una serie de contenidos culturales.

 
 
Meirás, 100.000 metros cuadrados de finca y siglos de historia

Los casi 100.000 metros cuadrados de finca, repletos de árboles centenarios y de esculturas esparcidas aquí y allá son un motivo más que suficiente para acercarse a visitar al que es ya uno de los referentes turísticos y monumentales de la comarca de A Coruña. Y cuando se definan sus usos habrá aún más razones para hacerlo, pero su historia, una gran desconocida, es otro de los atractivos del recinto. Y lo es porque nos permite atravesar siglos de batallas, fortificaciones, herencias nobiliarias y episodios más o menos oscuros en un mismo lugar.

En ese estado de ruina continuó hasta que, por herencia familiar, llegó a manos de Emilia Pardo Bazán, quien se casó en su antigua capilla en 1868 y en 1893 construyó sobre las ruinas las actuales torres.

UNA HISTORIA DE TRAGEDIAS

El saqueo de 1809 fue sólo el primero de los episodios desgraciados ocurridos en las torres. En 1937 comenzó un oscuro capítulo de su historia, cuando se crea la Junta Pro Pazo del Caudillo, que acaba haciéndose con la propiedad e impidiendo a la hija de la escritora recuperar las propiedades que conservaba en su interior, entre las que se encontraba buena parte de la biblioteca y el archivo de su madre.

40 años más tarde, debido a un rayo (aunque los vecinos aseguran que no hubo tormenta), se declara un incendio en las torres que arrasa, entre otras cosas, parte de la biblioteca y del archivo personal de Pardo Bazán.

Interior de Meirás

Por entonces ya se alzaban voces demandando la recuperación del conjunto para el disfrute público, pero han tenido que pasar otras cuatro décadas para que finalmente, con la entrega de las llaves a la representante del estado, esto ocurriese el pasado mes de diciembre.

Una de las más importantes escritoras de nuestro pasado reciente, soldados franceses, un incendio, un dictador, un pasado feudal, un proceso de recuperación que, por momentos, con los camiones de mudanzas apostados junto a la muralla, tuvo tintes que rozaban el esperpento… Pocos espacios conjugan tantos elementos históricos musealizables como Meirás.

Y esto sin contar con los valores propios de su arquitectura. Para algunos un pastiche que finge su antigüedad, para otros, sin embargo, es una muestra de una arquitectura decimonónica, de corte romántico, muy poco habitual.

El presente y el futuro del Pazo de Meirás se presenta ilusionante: lleno de proyectos culturales y públicos

“Quizás no sea uno de los pazos más importantes arquitectónicamente, pero sí en el imaginario. Es uno de los edificios más conocidos en Galicia y seguramente el pazo más conocido fuera de Galicia, lo que lo convierte en un referente cultural”. Quien hace esta afirmación es Miguel Ángel Cajigal, gestor del patrimonio cultural más conocido con el seudónimo de El Barroquista, bajo el que desarrolla una impagable tarea de divulgación en redes sociales.

“Y esto al margen de las consideraciones sobre su valor arquitectónico, que también lo tiene. El pazo reúne una serie de elementos que dan una idea de lo que se hacía en aquella época. Yo creo que su valor como elemento del patrimonio cultural es alto o muy alto”, continúa el especialista.

De residencia artística a lugar de encuentro: a Meirás le espera un futuro apasionante que compartir entre todos

UN FUTURO PARA EL PAZO

Precisamente del futuro hablamos con los distintos expertos. En estas semanas una comisión formada por representantes del gobierno central, de la Xunta de Galicia, de la Diputación de A Coruña y de los ayuntamientos de Sada y A Coruña debate distintas propuestas que están sobre la mesa.

“Es un recurso importantísimo dentro del área metropolitana”, afirma Lanzada Calatayud, gerente del Consorcio de Turismo de A Coruña. “Tiene que tener una componente fundamental de dinamización. Desde el consorcio trabajamos en crear una marca A Coruña, una marca vinculada al territorio atlántico, en la que la ciudad se relaciona con su entorno, tal como siempre ha hecho. Y en esa dinámica Meirás puede ser fundamental. Buscamos crear productos turísticos en el área metropolitana y ahí Meirás está llamado a ser un referente”.

Por lo demás, pendientes aún de que el proceso judicial concluya y se decida quién es el titular definitivo del espacio, las opciones son múltiples: “La figura de Doña Emilia fue determinante en el pasado del conjunto y tiene que serlo en su futuro. Y esto abre infinidad de opciones: un espacio para el estudio de su obra, pero también de su figura y de su importancia en la sociedad y en el pensamiento de la época, en el feminismo. Y también en la gastronomía, de la que fue una figura clave”, destaca Calatayud.

Pazo de Meirás

La gastronomía, vinculada a Doña Emilia, puede ser un atractivo turístico y un eje de acción cultural. De hecho, desde el consorcio estamos barajando acciones, en función de la situación del pazo y de las circunstancias de esta crisis sanitaria, para tratar de desarrollar algo atractivo en esta línea ya hacia el final de la primavera, coincidiendo con el aniversario de Pardo Bazán”.

Todo esto, prosigue: “sin olvidar el movimiento social y asociacionista que el pazo generó en torno a sus circunstancias, el momento histórico complejo que ha atravesado hasta llegar a nosotros”. Algo que entronca con la petición por parte de diferentes colectivos para convertirlo, al menos en parte, en un centro de recuperación de la memoria del franquismo.

Emilia Pardo Bazán

“Por sus características el espacio se presta para infinidad de usos: el edificio como espacio cultural, la finca, por su valor, como espacio de ocio, aunque no sólo. Es una combinación muy interesante, porque el patrimonio cultural no está ahí sólo para su contemplación sino para su disfrute”, explica Miguel Ángel Cajigal.

Lo que está claro es que es un espacio poliédrico, simbólico, un lugar hermoso, icono de una época, de una sociedad que ya no existe, en el que disfrutar de los jardines y del modo de vida de una nobleza acomodada en la Galicia del cambio de siglo. Y, al mismo tiempo, un lugar para el recuerdo, para pensar nuestro pasado, sus episodios más oscuros pero también cómo la sociedad alzó su voz para reclamar algo que consideraba suyo.

Y, al mismo tiempo, un lugar para la creación y para el debate. Como apunta la gerente del consorcio de turismo de A Coruña “sería un lugar idóneo para albergar reuniones científicas y actos culturales, porque explica mucho de nuestro pasado y de la zona. Un lugar que se coloque en el mapa a través de la cultura y del conocimiento. Pero también un lugar para eventos gastronómicos. Es, en cualquier caso, un espacio llamado a ser un referente en la comarca, un hito que recuperamos y que nos abre un campo de acción enorme”.

Meirás es, de ese modo, un lugar en el que el pasado y el futuro de Galicia se encuentran; un espacio que cuenta mucho de nuestra historia, pero que está llamado, al mismo tiempo, a contar mucho en los próximos años. Un histo turístico, un edificio neomedieval y un generador de contenidos que se convierte en una de las grandes novedades del repertorio turístico de la provincia de A Coruña y que enriquece, después de décadas de reivindicaciones, su patrimonio público.

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