El Pleito del Generalife, 100 años para recuperar la almunia

El 2 de noviembre de 1921 se firmó el acta con el traspaso de la propiedad al Estado. En el documento figura el inventario de los bienes que se integraron a la Alhambra.

A veces cuesta ver que la Alhambra y el Generalife no son el mismo monumento, especialmente a aquellos que vienen de visita a Granada y que contemplan la estampa de ambas edificaciones dentro del mismo conjunto monumental. Valga la vista desde San Nicolás como plasmación de esta imagen. Sin embargo, aunque siempre han estado a la vera desde el siglo XII, la almunia nazarí no pasó a formar parte del Patronado de la Alhambra y el Generalife hasta hace un siglo, el 2 de noviembre de 1921, tras la finalización del famoso litigio con el mismo nombre, el ‘Pleito del Generalife’.

Como consecuencia de esta efeméride, dicho Patronato prepara una serie de actividades para conmemorar la incorporación de la almunia a su fondo. Destaca, a nivel informativo, la elaboración de una rica página web en la que se aborda de manera documental todo lo relacionado con la historia del Generalife.

 
Aquí es donde se arroja luz sobre la propiedad de la almunia a lo largo de los años, cuya situación legal, aún en 1826, no estaba totalmente clara, por lo que comenzó el Pleito del Generalife. El motivo de este estado de ‘limbo’ radica en la concesión de la Alcaldía a perpetuidad de esta plaza a la familia que se convertiría en los Marqueses de Campotéjar. Este Señorío regentaría el Generalife desde 1632 hasta 1921, pero en la gracia otorgada por parte de los reyes no se otorgaba la propiedad, solo el usufructo.

Retomando la historia desde el principio, este vergel, que fue el lugar de descanso de los reyes nazaríes y que está situado en el lado septentrional de la Alhambra, en el Cerro del Sol, representa un conjunto de jardines, patios, fuentes, huertas, dehesas y edificaciones de estilo árabe nazarí. Desde que se construyó, durante los siglos XII y XIV, ha pasado por varios propietarios. Fue transformado, en primer lugar, por Abu I-Walid Isma´íl y hay varias teorías sobre el significado de su nombre, Generalife -en árabe Jannat al -´Arif-. Una de ellas defiende que proviene del “Jardín del Arquitecto”, en alusión al creador del universo, y otra aporta que significa “Jardín del Paraíso”.

El Generalife pasó a manos de los reyes cristianos a partir de la rendición y el traspaso de poderes que puso fin a la reconquista en 1492. Los Reyes Católicos establecieron una ‘tenencia’ o alcaidía para administrar y explotar la almunia y custodiar su palacio. Esta alcaldía siempre estuvo supeditada a la también alcaldía de la Alhambra, que, en aquella época ostentaba D. Íñigo López de Mendoza, II Conde de Tendilla. Los reyes nombraron como ‘Tenente’ o Alcaide del Generalife en 1492 al capitán fray Juan de Hinestrosa, quien tuvo esta administración hasta 1523.

Tras el paso de dos alcaides más, en 1545 sucedería un hecho que monopolizó en una familia el usufructo del Generalife. Como premio a los servicios de la familia Granada Venegas en la Primera Rebelión de los Moriscos o del Albayzín (1499-1501) el príncipe Felipe, en su etapa de Regencia, le hizo “merced de perpetuidad en la Alcaldía del Generalife, a cambio de invertir para su conservación cien ducados anuales”. Los Granada Venegas, ya alcaides, nombraron, a su vez, un Teniente de Alcaide para la administración directa en su nombre de las huertas y palacio, en un largo gobierno que ya duró hasta 1921. Sin embargo, como ya se mencionó, esta perpetuidad en la alcaldía no suponía la propiedad de la almunia del Generalife, solo su gestión, uso y disfrute.

En 1632 se consolida el Señorío de Campotéjar y en 1643 Felipe IV le concede el título de marqués de Campotéjar a D. Pedro de Granada Venegas Manrique de Mendoza, ‘Tenentes perpetuos’ del Generalife. A finales del siglo XVII trasladaron la sede de su Casa a Génova donde emparentan con los Grimaldi, Durazzo y Pallavicini, lo que conlleva a un crecimiento nobiliario de la familia.

Así las cosas, en 1672 se produce el hecho que da más potestad y poder a los marqueses de Campotéjar sobre la almunia. Mariana de Austria, como Reina Regente durante la minoría de edad de su hijo Carlos II, “confirmó a D. Pedro de Granada Venegas -y Lomelín Pavesi, IV marqués de Campotéjar- y a su Casa, y Mayorazgo, la perpetuidad y propiedad de este Real Sitio, con todas las preheminencias correspondientes a él (…)”, porque desde ese momento los marqueses de Campotéjar actúan como propietarios del Generalife.

No obstante, a lo largo de los años siempre se ha querido dejar claro que el marquesado de Campotéjar nunca ha sido dueño, sino usufructuario. Durante el reinado de Carlos III (1759-1788), Lorenzo Núñez del Prado, veedor-conservador de los Reales Sitios del Real Patrimonio en Granada, afirmaba lúcidamente en un “Memorial sobre la jurisdicción del Generalife” que “dicho Sr. Marqués de Campotéjar únicamente es Alcaide Perpetuo por Real Gracia de S.M. de dicha Real Casa y Sitio de Generalife y sus pertenencias, de modo que así el Sr. Alcaide General de la Fortaleza de la Alhambra, y del Real Sitio de Soto de Roma, no son propietarios, dueños, ni jamás lo han sido de los referidos Reales Sitios ”.

Con esta situación legal sobre la propiedad poco esclarecida, en 1826, al final del reinado de Fernando VII, comienza el famoso “Pleito del Generalife” por el que la corona quiere recuperar el Generalife. Este proceso se alargó en el tiempo y, durante el reinado de Alfonso XIII, por sentencia judicial de 30 de agosto de 1912 de la Audiencia de Granada se da la razón a la corona como propietaria del Generalife en contra de la opinión de los marqueses de Campotéjar. Pero lo farragoso del proceso, con continuos recursos, hace pasar los años hasta que finalmente los marqueses de Campotéjar deciden ceder el Generalife en 1921, publicándose el Real Decreto de 23 de agosto sobre la cesión gratuita del Generalife al Estado por acuerdo mutuo, y se hace la entrega efectiva en un acto público en el Patio de la Acequia el 2 de octubre.

Como tapabocas, Alfonso XIII correspondió a la familia Campotéjar con el nombramiento del “marquesado del Generalife”, título vitalicio y no hereditario por Decreto de 26 de septiembre de 1921 y carta de 19 de julio de 1926 a favor de doña Matilde Giustiniani y Giustiniani, marquesa de Campotéjar y del Generalife, título éste último que se extinguió en 1970 a la muerte de la susodicha.

Es por fin 1925, por medio de un Real Decreto de 29 de abril, cuando se ordena que el Generalife se integre en la administración y gestión del Patronato de la Alhambra, tomando posesión de él el día 8 de mayo Leopoldo Torres Balbás, Arquitecto-Director de la Alhambra, en nombre de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Instrucción Pública. El Patronato del Generalife, ya innecesario, es disuelto por Real Decreto de 14 de mayo.

El documento que pone fecha a la efeméride del traspaso de la propiedad es un acta de entrega firmada el 2 de noviembre de 1921, donde aparece el inventario que se dona al Estado. Este documento cierra el largo proceso judicial que duró casi cien años entre el Estado español y los marqueses de Campotéjar por la propiedad del palacio del Generalife y sus anejos, cuya tenencia ostentaban, al tiempo de iniciarse el proceso, los sucesores de la casa nobiliaria italiana, Durazzo Pallavicini.

Así, en el acata figura que se cede una casa conocida con el nombre de Generalife considerada monumento antiguo; una huerta llamada de Fuente Peña; otra huerta llamada Huerta Grande; otra huerta conocida con el nombre de Huerta Colorada; el Carmen llamado de la Silla del Moro; el Carmen llamado del Avellano; una dehesa llamada del Generalife.

ROMÁN CALLEJÓN

FOTO: El Pleito del Generalife, 100 años para recuperar la almunia ANTONIO L. JUÁREZ (Photographerssports)

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