Un cuarto de siglo de la diana de Puerta Real
Una curiosidad sobre la capital granadina que te va a sorprender. Su kilómetro cero.
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El alcalde Díaz Berbel decía que era para señalar el aparcamiento a los platillos volantes de los marcianos o para indicar a los rusos dónde soltar su bomba atómica
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Se compone de nueve capas de rojo, gris y blanco; fue colocada en la última reforma de este espacio para marcar el punto central de la ciudad
Cada vez que llega la Navidad y veo el círculo de luces en Puerta Real me viene al recuerdo una curiosidad que pocos granadinos conocen. Es la existencia de una diana dibujada en el suelo de esta céntrica confluencia de la ciudad de Granada. Ahora se cumplen 25 años desde que fuera diseñada por los arquitectos municipales y aprobada por el alcalde Gabriel Díaz Berbel (1995-99).
Igual que Madrid tiene en su Puerta del Sol una placa indicando que es el kilómetro cero de donde se mide el sistema radial de carreteras españolas, pues Granada quiso tener una diana en lo que es más o menos el centro geográfico de la ciudad
Igual que Madrid tiene en su Puerta del Sol una placa indicando que es el kilómetro cero de donde se mide el sistema radial de carreteras españolas, pues Granada quiso tener una diana en lo que es más o menos el centro geográfico de la ciudad. Consta de nueve círculos concéntricos de baldosas de distintos colores y materiales. Si no se conoce el asunto, resulta imperceptible para los millones de transeúntes que la pisan cada año. Tanto se patea, sobre todo por vehículos pesados, que ha habido ya que reponer algunas baldosas y otras están deterioradas.
La idea de poner una diana en el centro de la ciudad obedeció simplemente a indicar que era el eje del compás de la urbe. Nada más. Pero Gabriel Díaz Berbel, con su humor característico, decía que la habían colocado allí para indicar a las naves de marcianos dónde debían aparcar, en caso de que se decidieran por hacernos una visita. O peor aún, se temía que si los rusos iniciaban una guerra nuclear contra nosotros ya les estábamos indicando claramente dónde estaba el lugar donde harían más daño.
La diana y el granado fueron inaugurados en 1998. Se le auguró poca vida al árbol, pero ahí sigue dando frutos casi un cuarto de siglo después. Aquella fue la última reforma que ha vivido Puerta Real. Antes ya vio cómo eran eliminados los aparcamientos de coches que inundaban todos los espacios, incluso las aceras. Y mucho más atrás, en 1952, fue reformada para arreglar los desperfectos del reventón de Darro del 12 de septiembre de 1951. Y en los años setenta, también fueron levantados los raíles de las líneas de tranvías que atravesaban el lugar.
Puesto del guardia de tráfico frente a la entrada de la calle Alhóndiga. Los utilitarios empezaban a disputar la calle a los tranvías.
En los años cincuenta y sesenta fue colocado un guardia de tráfico que ordenaba la circulación en este punto neurálgico, hasta que fueron colocados semáforos. Recordemos que, además de permitirse circular por las calles actuales, también Mesones estaba autorizada para el paso de vehículos. El reventón del Darro de 1951 hizo famosa la figura del guardia Francisco Garzón Pertíñez; aquel hombre notó cómo empezaba a temblar el embovedado al entrar en carga por la riada y consiguió cortar el tráfico antes de que saltara por los aires. Seguro que ahorró alguna vida. Al año siguiente, tras la reparación de la bóveda, le pusieron un plinto elevado para que los automovilistas lo vieran mejor y no se lo llevaran por delante.
Puerta Real, años ochenta. Apenas había aceras, los coches entraban por Mesones. La publicidad se comía el edificio del Suizo.
El lugar que ocupó el alzador del guardia fue utilizado como centro para trazar el proyecto de diana hace ahora un cuarto de siglo. Con un compás fueron haciendo circunferencias para colocar el enlosado. La diana de Puerta Real parece un muestrario de distintos colores y piedras de canteras cercanas. Vista desde fuera hacia adentro se compone de nueve capas con las siguientes medidas y materiales: circunferencia de granito rojo de 60 centímetros; circunferencia de 150 cms. de espesor de mármol gris de Sierra Elvira; 125 cms. de mármol blanco; 75 cms. de gris de Sierra Elvira; 50 cms. de piedra roja; 150 cms. de gris; 125 de blanco; 50 cms. de gris; y 40 de rojo.
La diana no está completa porque es interrumpida por el asfalto; también le faltan capas de la puerta de hotel Victoria; delante de Correos es algo más estrecha. Pero, vista desde las alturas, aparecen en todo su esplendor y tonalidades. Especialmente los días de lluvia, cuando se lava el suelo y brillan todos los colores. Se puede ver bastante bien desde las terrazas de los edificios Olmedo y Costales. Evidentemente, también desde el satélite de Google, aunque no se ven los matices de todos los colores.
Los guías turísticos tienen otro motivo para incluir las terrazas de estos edificios en sus itinerarios.
Años 30, todavía adoquinada y sin rebajar la bóveda de las Batallas. No hacía falta guardia para ordenar el tráfico.
Tradicional círculo de luces navideño situado justo encima de la diana.