Marta Macho-Stadler 

El Instituto Pasteur de París fue fundado en 1887; su misión es la de colaborar en la prevención y el tratamiento de las enfermedades, fundamentalmente las infecciosas. La investigación realizada en sus laboratorios ha sido una parte esencial en varios descubrimientos que han permitido tratar con éxito enfermedades tan severas como la difteria, el tétanos, la tuberculosis, la poliomielitis, la gripe, la fiebre amarilla o el sida. Nueve hombres y una mujer (Françoise Barré-Sinoussi) que han trabajado en este instituto han recibido un Premio Nobel de Fisiología o Medicina.

Todos estos éxitos colectivos e individuales necesitaron del trabajo y del talento de muchas personas que han permanecido en el anonimato, y entre las que hay muchas mujeres. Germaine Benoit es una de ellas.

Se sabe muy poco de su vida, aunque su contribución a la lucha contra las enfermedades infecciosas es palpable gracias a las numerosas publicaciones científicas que ha dejado.

Germaine Benoit nació el 9 de octubre de 1901 en París. Hija única, quedó huérfana de padre, un profesor de alemán, que falleció durante la Primera Guerra Mundial.

Entre los años 1918 y 1919, Germaine obtuvo dos bachilleratos y, al año siguiente, consiguió el certificado en Física, Química y Ciencias Naturales, una formación preparatoria para los estudios de Medicina y de Química. Se matriculó posteriormente en el Instituto de Química Aplicada, la futura Escuela Nacional de Química, a la que asistió durante tres años. Graduada en ingeniería química en 1923, obtuvo, entre 1922 y 1936, otros cinco títulos académicos en química y en biología.

El 1 de junio de 1924 se incorporó al Instituto Pasteur como asistente en el laboratorio de química terapéutica dirigido por el químico-farmacéutico Ernest Fourneau (1872-1949). Este prestigioso investigador participó, entre otros, en el descubrimiento de la amilocaína (el primer anestésico local sintético), en la puesta a punto del acetarsol (un fármaco antiinfeccioso derivado del arsénico) y la síntesis de la suramina (eficaz contra la enfermedad del sueño).

La química terapéutica es la parte de la química que trata del estudio de los fármacos y que busca determinar la relación entre su estructura, su reactividad, sus propiedades fisicoquímicas y su actividad biológica. El objetivo de esta especialidad es sentar las bases para el diseño de fármacos más seguros y con propiedades curativas más eficaces.

Germaine Benoit progresó en su carrera como química en el Instituto explorando, entre otros, los efectos de algunos productos sobre la estimulación del sistema nervioso simpático, la parte del sistema nervioso autónomo que regula de forma involuntaria numerosas acciones, como la contracción de los músculos lisos o la secreción de algunas glándulas. Germaine identificó moléculas que permiten actuar sobre los síntomas de la malaria y la enfermedad del sueño.

Sus principales hallazgos

Entre sus importantes contribuciones a la ingeniería química destacan el descubrimiento y desarrollo de medicamentos como la orsanina (un derivado del arsénico pentavalente) y la rodoquina (medicamento derivado de la quinoleína), drogas que se utilizaron como tratamiento del paludismo al resultar mucho más eficaces que los medicamentos usados hasta entonces.

Diez años después, en 1934, recibió el Premio Louis de la Academia de Medicina por su investigación sobre fármacos simpaticomiméticos, una clase de medicamentos cuyas propiedades imitan la estimulación del sistema nervioso simpático, es decir, aceleran el ritmo cardiaco, dilatan las vías respiratorias y contraen los vasos sanguíneos.

Germaine Benoit obtuvo un doctorado en ciencias físicas en 1942, con la tesis titulada Préparation et propriétés physiologiques de quelques Hydroxy-Alcoyl-Hydrazines que trataba sobre compuestos de hidracina, usados por la industria farmacéutica como medicamentos antituberculosos. Un año más tarde, en 1943, fue nombrada jefa de laboratorio en el Servicio de Química Terapéutica del Instituto Pasteur.

Fue nombrada Dama de la Legión de Honor en 1947.

En 1960, el farmacólogo Daniel Bovet (1907-1992) invitó a Germaine Benoit a trabajar junto a él en el Instituto Supériore di Sanità de Roma. Bovet había coincidido con ella en el Laboratorio de Química Terapéutica del Instituto Pasteur entre 1929 y 1936 y, conocedor de sus habilidades investigadoras, quería incorporarla a su equipo. En 1957, el farmacólogo había recibido el Premio Nobel de Fisiología o Medicina «por sus descubrimientos acerca de algunos compuestos sintéticos que inhiben la acción de algunas sustancias corporales y especialmente por su acción en los sistemas vasculares y músculos esqueléticos».

Al año siguiente, en 1961, Germaine contrajo matrimonio con el biólogo Albert Funke (1901-1982), también jefe de laboratorio del servicio de Química Terapéutica del Instituto Pasteur, con quien había trabajado durante años, y que también investigaba en Italia con Bovet.

Entre 1927 y 1961, Benoit publicó unos 30 artículos en revistas científicas en colaboración con una veintena de investigadoras e investigadores con los que compartió intereses y laboratorio en el Instituto Pasteur y el Instituto Supériore di Sanità de Roma. Entre estas personas había numerosas mujeres que, como ella, aportaron su esfuerzo y talento en la lucha por mejorar la salud de las personas.

Germaine Benoit se jubiló en 1962, cuando ella y Albert Funke finalizaron su estancia en Italia. Falleció en París en abril de 1983.

Esta es una revisión del artículo original que se publicó en el blog Mujeres con ciencia de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.

CONTRAINFORMACIÓN. ES

Germaine Benoit, la ingeniera química que sintetizó medicamentos contra enfermedades infecciosas