El 8-M retoma con fuerza y brío las calles de Granada: 30.000 personas en el Centro
La manifestación violeta recorre el centro de la ciudad con miles de mujeres reclamando sus derechos tras dos años de silencio por la pandemia
El feminismo retoma las calles con fuerza y de forma masiva en Granada en los últimos coletazos de la pandemia. En 2020 hubo críticas porque el covid-19 llegó. En 2021 estuvo marcado por las restricciones de la pandemia. «No quiero que los hombres tengan más derecho que las mujeres». La frase es de Esmeralda, doce años de edad, en la granadina Puerta Real este 8-M, mientras participaba con su madre, del mismo nombre, en la manifestación que ha sacado, de nuevo, a la calle al feminismo. Su progenitora asentía cuando se le preguntaba si hay que educar en la igualdad desde pequeños. Deja a su hija hablar. En Gran Vía, un poco antes, la pequeña Abril, solo tiene siete años, decía que su madre, Patricia, le había explicado que hoy -por ayer- era el Día Internacional de la Mujer. «Me gusta que todos seamos iguales», aseveraba.
Antes de que la manifestación saliera a las 18.30 horas del Triunfo, Dolores, de 82 años de edad, que ha recorrido países como Colombia, El Salvador o Congo, entre otros, consideraba que se ha avanzado, pero queda «mucho por hacer». Le gustaría que la gente «no compita, que todos seamos iguales, debe haber más solidaridad, trabajar juntos», eran algunas de sus peticiones de esta Hermanica de la Asunción. Lo hacía al lado de Ana de la asociación Alhalba del Zaidín. Ana lleva en esta asociación desde 1998, en el movimiento feminista muchos más años, desde 1980. Valoraba que hubo avances, pero ahora «se ha parado». Le gustaría que hubiera más participación de las jóvenes en el día a día.
Son solo algunos testimonios de las miles de personas que participaron en la manifestación del 8-M de 2022. Volvió a retumbar con fuerza el feminismo en las calles tras los años de pandemia (que aún no ha terminado). Este 2022, según los datos de la Policía la protesta fue «masiva». Unas 30.000 personas clamaron por la igualdad y gritaron contra el machismo y la desigualdad. Estaban convocadas por las plataformas 25-N y 8-M y Feminismo Unitario. Gritaron por la igualdad bajo el lema ‘Ni invisibles, ni precarias, derechos para todas, todas’.
Salieron a las seis y media horas del Triunfo y llegaron al Paseo del Salón poco antes de las nueve. Lo hicieron bajo una nueve de pancartas. Niñas pequeñas y niños, junto a sus madres y padres, las portaban bailando al ritmo de la batucada. Hubo lemas y pancartas muy destacadas. En algunas se podía leer: «Intentaron enterrarnos pero no sabían que éramos semillas», «Tranquila mamá, hoy no camino sola», «Vivas, libres y unidas» o «Un corazón a todas las mujeres fuertes». Judit y Jessica, de 25 años de edad, que portaban una de ellas comentaban que «socialmente queda mucho por hacer».
El 8-M de 2022 se convirtió en la protesta más mayoritaria en Granada (de todas las que se han convocado en los diferentes sectores) desde que se inició la pandemia de la covid-19 en 2020.
No faltaron las banderas de Ucrania y los rostros pintados con los colores de la enseña ucraniana. En la lectura del manifiesto, a cargo de Reme y Arantxa de las dos plataformas convocantes, en el Paseo del Salón, las primeras palabras fueron para «expresar nuestro dolor y rotundo rechazo a la invasión de Ucrania y nuestra solidaridad con la población ucraniana y con la población rusa que está siendo reprimida por expresar su rechazo a la guerra. La guerra es incompatible con los valores del movimiento feminista».
Paqui Fuillerat, portavoz de la plataforma 25-N y 8-M, criticó que está habiendo «un retroceso en los derechos logrados por las mujeres» en los últimos años. Criticó a la Junta de Andalucía y pidió que se refuercen los servicios públicos, la sanidad, entre otros muchos aspectos. Y, reclamó al Gobierno central que se les reconozcan sus derechos a las trabajadoras del hogar. Alejandra Chenoll, portavoz de Espacio Feminismo Unitario, reivindicó «los mismos derechos para todas» y animó a la lucha feminista para lograr «que se derribe el techo de cristal y el suelo pegajoso que no nos deja avanzar». Demandó «papeles para todas», en defensa de las mujeres migrantes. Y, para las jóvenes, que se les reconozcan sus derechos «ante tanta precariedad».
Sobre la división de los movimientos feministas, Chenoll valoró que «no hay división, hay un descuelgue». «El feminismo es plural y universal», manifestó, y, por ello, tiende «la mano a todas». Los colectivos agrupados bajo el nombre Granada Abolicionista convocaron una concentración en la Plaza del Carmen a las 19.00 horas bajo el grito: ‘El feminismo es abolicionista’. Reunió a un grupo reducido de personas.
Como dijo Simone de Beauvoir: «El feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente».
El feminismo en Granada alzó la voz este 8-M para decir que «no queremos seguir siendo invisibles, ni precarias y para ello exigimos derechos para todas, pero para todas, todas, todas».
Manifiesto de cierre
Antes de proceder a la lectura del manifiesto de cierre de la manifestación, las portavoces de la manifestación quisieron expresar «nuestro dolor y rotundo rechazo a la invasión de Ucrania y nuestra solidaridad con la población ucraniana y con la población rusa que está siendo reprimida por expresar su rechazo a la guerra. La guerra es incompatible con los valores del movimiento feminista».
Ya en el Paseo del Salón se procedió a la lectura del manifiesto de este año:
«Este 8 de marzo tiene lugar en tiempos difíciles y de incertidumbre: a la guerra de Ucrania, se le suma el aumento de las desigualdades, la emergencia climática, la polarización y discursos populistas de extrema derecha, con una agenda antifeminista que pretende arrasar con los derechos conseguidos. Todo ello, en el contexto de un sistema patriarcal y económico que se mueve bajo la lógica del máximo beneficio de una minoría a costa de la mayoría, precarizando nuestras vidas. Que amenaza la supervivencia de los servicios públicos, debido a los recortes en educación, sanidad y dependencia. Una situación que nos afecta mayoritariamente a las mujeres como usuarias, trabajadoras de estos sectores feminizados y cuidadoras. Y que coloca en una situación de no derechos a las personas por su pertenencia étnica, capacidad, lugar de residencia, situación económica o por tener una identidad u orientación sexual no normativa.
Más de la mitad de las mujeres, especialmente las más jóvenes y/o migrantes, están en situación de precariedad laboral. Para acabar con ella, exigimos:
a) Políticas de empleo juvenil, salarios dignos y reducción de la temporalidad y subcontratación.
b) Revisión de los puestos de trabajo feminizados, valorando su penosidad, peligrosidad y toxicidad e implementando la jubilación anticipada y complementos económicos.
c) Ratificación del convenio 189 de la OIT para garantizar los derechos laborales de las trabajadoras domésticas.
La pandemia ha evidenciado la insuficiencia y debilidad de los recursos públicos dedicados a los cuidados, a menudo no reconocidos y mal remunerados, pero imprescindible para el sostenimiento de la vida y del planeta. Para tejer cuidados, demandamos:
a) Visibilizar, reconocer y dignificar los cuidados fomentando la corresponsabilidad entre Estado, sociedad y los núcleos familiares, y promoviendo políticas de conciliación, horarios laborales flexibles y una Ley de usos del tiempo.
b) Garantizar el derecho al cuidado, especialmente de la infancia, personas con diversidad funcional, dependientes y mayores. Generando entornos saludables, accesibles y seguros para todas las personas. Y sin perder de vista la necesidad de cuidar de quien cuida, teniendo en cuenta su tiempo de ocio y autocuidado.
c) Acabar con las privatizaciones y defender unos servicios públicos de calidad. Reforzar: a) el sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia; b) el sistema público de pensiones; c) y el modelo residencial de atención a mayores, garantizando un trato digno y humano.
El Sistema de Salud actual no presta la atención que debería a la salud de las mujeres: infrarrepresentadas en estudios clínicos, problemas en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades comunes, falta de información sobre cuestiones como el embarazo y la menstruación, dolores crónicos en los procesos de envejecimiento, sobre diagnóstico de enfermedades nerviosas, medicalización de nuestra salud mental, etc. Par acabar con esta situación, exigimos:
a) Defensa de la Sanidad Pública, dotándola de personal y recursos suficientes.
b) Formación médica e inversión en investigación con perspectiva de género para evitar los sesgos que inciden en el diagnóstico y tratamiento de diversas enfermedades.
c) Una legislación que se base en criterios médicos y no económicos, que no deje a las trabajadoras desamparadas ante la mala praxis de muchas mutuas, en especial en lo relativo a la maternidad y lactancia.
El género no es el único eje de opresión. Este sistema provoca que muchas mujeres para poder desarrollarse profesionalmente depositen el trabajo de cuidados en manos de otras mujeres que tienen condiciones de vida más precarias (a menudo de clase trabajadora u origen migrante). ¡No seremos mujeres libres mientras siga habiendo mujeres sometidas! Por ello, reivindicamos:
d) La integración en los análisis feministas de una perspectiva de género que contemple otras estructuras de desigualdad (estatus económico, pertenencia étnica, lugar de residencia, diversidad funcional, identidad y orientación sexual o situación administrativa)
e) ¡RegularizaciónYA! de las personas migrantes. Ninguna persona es ilegal. (Os animamos a todas las personas mayores de 18 años y con DNI español a acercaros a las carpas que podéis ver a nuestro alrededor, para participar en la ILP -Iniciativa Legislativa Popular- que tiene como objetivo recoger 500.00 firmas que permitan iniciar el trámite parlamentario para la regularización de las personas migrantes).
f) Cumplimiento efectivo y aumento del Ingreso Mínimo Vital, para realmente no dejar a nadie atrás.
En resumen, revindicamos que los procesos que sostienen la vida han de ser y estar el Centro mediante políticas de justicia social y climática que cuiden de la biodiversidad del planeta y de las personas. Por eso alzamos la voz para decir alto y claro: que no queremos seguir siendo invisibles, ni precarias y para ello exigimos derechos para todas, pero para todas, todas, todas«.
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FOTO: MCV
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