España habrá perdido la cuarta parte de su agua en 2020
El cambio climático lo mismo nos trae grandes diluvios que nos arrebata con olas de calor y sequías que convierten el paisaje en poco menos que un desierto. Son dos de las caras más típicas de los denominados eventos extremos. Nada nuevo, en realidad, pero sí inesperado y virulento.
Siguiendo la tónica general que caracteriza a las catástrofes climáticas, pueden tocarnos en suerte cuando menos lo esperemos y, como es lógico y normal, esta locura climatolótica afecta a los recursos hídricos.
Lo hace de forma dramática, advierte un informe de Ecologistas en acción presentado estos días en la cumbre del clima de París (COP21). Concretamente, en España la situación es alarmante, pues en solo dos décadas el agua disponible se ha reducido un 20 por ciento a causa del cambio climático.
Si los últimos 20 años han supuesto esta significativa merma de agua disponible para el país, si no frenamos su avance el futuro no mejorará la situación. Muy al contrario, nos espera un agravamiento que alcanzará el 25 por ciento para 2020.
De acuerdo con el informe presentado por la ONG, hemos iniciado una escalada que no tiene retorno. O, si se quiere, que solo puede ralentizarse en el caso de que también lo haga el avance del cambio climático.
Situación de colapso hídrico
Las reservas hídricas de España, en efecto, son un ejemplo de cómo sus efectos van más allá de episodios aislados que se traducen en catástrofes climáticas de mayor o menor gravedad. Además del deshielo o del aumento de las temperaturas promedio, la pérdida de recursos hídricos es otra constante.
En este caso, consecuencia de un cambio en el patrón de la climatología. Es decir, no se trata de un cambio aislado, sino de una tendencia que se viene observando a largo plazo, caracterizada por una reducción de las precipitaciones y un paralelo aumento del calentamiento global.
El resultado es lo que el trabajo, titulado “Los efectos del cambio climático sobre el agua en España y la planificación hidrológica”, llama una situación de “colapso hídrico”. Con la peculiaridad de que su gravedad varía en función de la zona.
El área mediterránea es la más castigada. Como subrayan numerosos informes, el cambio climático recortará de forma significativa la costa oriental, y al tiempo avanzará la desertificación. Solo en los últimos 25 años el levante ha perdido dos quintos de los recursos hídricos.
Los ecosistemas acuáticos, grandes perjudicados
El trabajo también se ha centrado en los efectos ambientales que provoca el cambio climático como consecuencia de este aumento de las temperaturas y consiguiente pérdida de agua disponible. En concreto, se espera un impacto desigual en función de las distintas áreas.
Algunas sufrirán más sus efectos, y lo mismo cabe afirmar sobre las especies a las que afectará. Entran en juego numerosos factores, por lo que la casuística mandará. Un resultado esperado, por otra parte, habida cuenta del factor sorpresa e imposibilidad de establecer pronósticos generales sobre los efectos que deparará el cambio climático en distintas regiones del planeta.
Sea como fuere, no cabe duda de que la capacidad de adaptación de las diferentes especies animales y vegetales a las variaciones en el clima motivará migraciones e importantes cambios en los ecosistemas. Igualmente, el informe señala la importancia de considerar los distintos factores socioeconómicos para determinar qué tipo de efectos sufriremos los grupos humanos.
Los ecosistemas acuáticos son uno de los elementos ambientales que más puede verse alterado. A su vez, el informe remarca la influencia que éste tiene sobre el equilibrio de nuestro entorno, a nivel ambiental, de sostén económico y también en lo que respecta a la cadena alimentaria del ser humano.
Los ecosistemas acuáticos, grandes perjudicados
Puesto que dependemos del medio ambiente, es lógico que cuando éste se altera también ello nos afecte a nosotros. Pero también ocurre a la inversa. No solo porque el cambio climático tiene causas antropogénicas (nosotros lo estamos provocando), sino también por la gran demanda de agua que hay en nuestro país.
Sobre todo, se registra una descomunal demanda de agua para realizar actividades económicas de tipo industrial y agrícola, “a la vez que los recursos hídricos existentes no son especialmente abundantes en la mayor parte del su territorio”, apunta el informe.
La demanda de agua para uso doméstico es el tercero de los grandes consumos. Por lo tanto, así las cosas solo si se realiza una gestión más eficiente de los recursos hídricos lograremos un uso sostenible.
La ONG demanda una mayor concienciación por parte de ciudadanos y sectores industriales pero, sobre todo, del lado de las diferentes administraciones públicas, últimas responsables de la gestión del agua.
Menos agua pero más inundaciones
¿Sequías e inundaciones, es posible? No solo es posible, sino también el escenario más probable si se cumplen las predicciones de un segundo informe presentado por la organización. El trabajo aborda los efectos del cambio climático sobre el riesgo de inundaciones en España y sus conclusiones no son más alentadoras.
De acuerdo con la investigación, complementaria de la primera, también es muy preocupante pues las inundaciones podrían aumentar hasta un 70 por ciento al final del siglo.
El resultado del trabajo sigue la línea marcada por anteriores investigaciones que también pronostican un aumento de las inundaciones en toda Europa, en especial en la zona meridional. Otros estudios también se centran en una mayor frecuencia de las tormentas en distintos puntos del mundo como ejemplo de eventos extremos provocados por el cambio climático. Entre otros, son frecuentes en Estados Unidos, como ocurrió con la devastadora tormenta Sandy, cuya virulencia acentuó el cambio climático, según los expertos.