5 noviembre 2024

La primavera lleva consigo temperaturas más cálidas y días más largos, pero también enfermedades. Te explicamos cuáles son las más comunes

Llegó la primavera: manual de supervivencia para alérgicos

Este año 2022, la primavera llegó de forma oficial el pasado 20 de marzo y durará hasta el 21 de junio. Durante estas semanas (unos tres meses aproximadamente), uno de los cambios más evidentes es el aumento de la temperatura (aunque aún no hemos podido notarlo) y, por tanto, un cambio en la naturaleza que hace que todo adopte un color y aroma particulares.

La mayoría de las personas reconocemos la primavera como la temporada de las alergias. Pero hay muchas más afecciones que se acentúan durante esta época del año. Las siguientes son las más destacables.

1. Conjuntivitis alérgica

Las personas alérgicas son especialmente sensibles a esta molestia ocular, que suele aparecer sobre todo durante la primavera, cuando los alérgenos entran en contacto con los ojos y provocan una reacción alérgica. 

Esta inflamación de la membrana mucosa que recubre el interior de los párpados provoca síntomas como secreción ocular, visión borrosa e hinchazón de los párpados y ojos llorosos. 

2. Rinovirus (resfriado común)

El resfriado común está causado por infecciones por rinovirus, responsables de las infecciones de los senos paranasales, los oídos y la garganta. Es común durante la primavera que aparezcan síntomas como irritación nasal, dolor de garganta, dolor de cabeza, presión en los oídos, pérdida de apetito y tos. Se calcula que, en primavera, los rinovirus están más activos y pueden causar del 10% al 40% de los resfriados.

3. Gastroenteritis

Al igual que los rinovirus (resfriado común), los norovirus prosperan en climas cálidos. Esta inflamación del estómago y del intestino delgado provoca fiebre, dolor de estómago, calambres, náuseas, diarrea y vómitos. Estos suelen ser algunos de los síntomas más habituales de las infecciones gastrointestinales.

Las pautas adecuadas de lavado de manos y desinfección son claves para prevenir los virus estomacales. 

4. Enfermedades alérgicas

Existe una relación directa entre algunos factores climatológicos del otoño e invierno (lluvias, temperatura, humedad) y los recuentos de pólenes de gramíneas durante la primavera. 

El aumento de polen en el aire y otros contaminantes ambientales que se producen sobre todo en primavera provoca un aumento de la incidencia de este tipo de enfermedades, como asma (que se asocia a alergia hasta en el 70% de los casos), conjuntivitis, dermatitis o rinitis alérgica estacional. 

Aunque las personas con asma pueden sufrir un ataque en cualquier época es más común que se produzca durante esta época.

Las enfermedades alérgicas por pólenes afectan en España a más de ocho millones de personas, de las cuales siete millones son alérgicas a gramíneas, seguidas de alergia al olivo, arizónica, plátano, salsola y parietaria, según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). 

Una de sus páginas web nos ayuda, en el caso de alergia a pólenes, a conocer cuáles son los niveles de polen en los momentos de mayor polinización según la zona en la que nos encontramos y, por tanto, evitar crisis de asma.

5. Asma

Es una de las enfermedades primaverales más comunes. Es una condición crónica en la que las vías respiratorias de los pulmones se estrechan e inflaman. Durante la primavera, cuando se inhalan pólenes y esporas de moho, se desencadena un ataque de asma que consiste en síntomas como dificultad para respirar, sibilancias y opresión en el pecho. 

6. Faringitis, amigdalitis y sinusitis

Los cambios bruscos de temperatura tan comunes durante la primavera, en los que en cuestión de días podemos pasar de tener temperaturas estivales a casi invernales, tienen mucho que ver con infecciones de la faringe, más habituales durante esta estación además porque se produce una bajada de las defensas. Dolor al tragar, tos o afonía son algunos de los síntomas más habituales.

7. Erupciones cutáneas

Los cambios de temperatura de la primavera favorecen los procesos víricos, entre los que destacan las patologías infecciosas que aparecen en forma de erupciones cutáneas. El eccema es una afección en la que la piel se enrojece, pica e inflama. A menudo aparece por contacto con alérgenos que irritan la piel. 

8. Daños en la piel por el sol

Con la recién estrenada primavera, muchas personas ya piensan en aprovechar los primeros rayos de sol para coger un poco de color. Pero debemos tener en cuenta que los primeros baños de sol pueden ser perjudiciales si no nos protegemos y pueden aparecer las primeras quemaduras por el sol.

Durante esta época del año los rayos del sol ya son lo bastante fuertes como para no olvidar las cremas con factor de protección (aquí te explicamos cuáles es el mejor para tu piel), gafas y gorros. A ello se le une el hecho de que la piel es más vulnerable, sobre todo la de los niños pequeños, porque el organismo no ha tenido tiempo de producir melanina, el pigmento que nos protege de forma natural. 

10. Dolor de cabeza

Aunque no es uno de los más habituales, sí hay estudios que demuestran que las personas propensas a sufrir dolor de cabeza tienen un riesgo mayor de sufrirlo durante los cambios estacionales de invierno a primavera y de otoño a invierno, durante los cuales aumenta la frecuencia de este dolor. 

La primavera puede considerarse como una época en la que aumentan los ataques de migraña en ciertas personas, seguida del otoño, el verano y, por último, el invierno.