30 noviembre 2024

Un equipo de profesores decidirá si un alumno pasa de curso en la ESO y las calificaciones ya no serán numéricas

Se abordarán en todas las materias competencias como la educación emocional o la perspectiva de género.  El Gobierno pretende reducir la tasa de repetición y abandono escolar haciendo que repetir sea una medida «excepciona

El Consejo de Ministros aprobó este martes el real decreto que regula las enseñanzas mínimas a impartir en los cursos de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), tal y como dicta la reforma educativa plasmada en la LOMLOE. Basado más en el aprendizaje que en la memorización de los contenidos, el currículo establece las competencias clave que el alumnado deberá haber desarrollado al terminar esta última etapa obligatoria. Otorga al profesorado la potestad de decidir si un alumno pasa o no de curso, medida que, además, será «excepcional», e introduce asuntos como la educación emocional o la perspectiva de género en todas las asignaturas. 

Se trata de uno de los últimos currículos a aprobar por el Ministerio de Educación, ya que únicamente faltaría por dar luz verde al de Bachillerato, después de haber recibido los informes perceptivos. El de la ESO se implantará para los cursos de 1º y 3º de la ESO en el próximo curso 2022-23, y para 2º y 4º en 2023-24.

Una de las novedades de este nuevo real decreto es que se elimina la calificación numérica (del 1 al 10), y se evaluarán los resultados en los términos Insuficiente (IN) para las calificaciones negativas, Suficiente (SU), Bien (BI), Notable (NT), o Sobresaliente (SB) para las calificaciones positivas, según consta en el currículo al que ha tenido acceso 20minutos

Principios transversales: espíritu crítico, rechazo por los estereotipos…

Además, el departamento de Pilar Alegría introduce en estas enseñanzas mínimas una serie de principios que serán transversales en todas las asignaturas. Aspectos como la comprensión lectora, la expresión oral y escrita, la comunicación audiovisual, la competencia digital, el emprendimiento, el fomento del espíritu crítico y científico se trabajarán a lo largo de los cuatro cursos que dura esta etapa. Pero también adquirirán un peso especial otros asuntos como la educación emocional y en valores, la creatividad, la igualdad entre hombres y mujeres, el respeto mutuo o la educación afectivo-sexual.

Para la consecución de estos principios, el Ejecutivo define además las capacidades que deberían desarrollar los alumnos de esta etapa, como el rechazo a los estereotipos de género, la adquisición de destrezas básicas en la utilización de fuentes de información, la valoración de la dimensión humana de la sexualidad «en toda su diversidad», el respeto a la cultura propia y ajena, el cuidado a los animales y el medio ambiente, y el aprecio por la creación artística.

 

Se busca con ello que los jóvenes que terminen esta etapa, que además es la última en ser obligatoria, cuenten en su haber con unos mínimos de convivencia, más allá del aprendizaje técnico, para continuar por el camino que elijan, ya sea el mundo laboral o estudios posteriores, como Bachillerato o Formación Profesional (FP). 

Los profesores decidirán si se pasa de curso con suspensos

Otro asunto nuevo es la forma en la que se evaluará y promocionará al alumnado durante la ESO. Este currículo otorga un mayor poder al profesorado, que será el encargado de decidir si se pasa de curso o no cuando un estudiante acumule uno o dos materias suspensas. Concretamente, la decisión recaerá en un equipo docente, que dejará que un alumno promocione cuando considere que las materias suspensas no les impiden seguir con éxito el curso siguiente y se estime que tienen «expectativas favorables de recuperación».

En todo caso, repetir se considerará una medida de carácter «excepcional» y se tomará -reza el documento- «tras haber agotado las medidas ordinarias de refuerzo y apoyo para solventar las dificultades de aprendizaje del alumno». Además, un alumno solo podrá repetir una vez por curso y, como máximo, dos a lo largo de toda la ESO. 

El objetivo de este cambio es reducir el abandono escolar y la repetición de curso, ya que España es el país de la OCDE con más repetidores en Secundaria: casi el 9% frente al 1,9% de media; y triplica la tasa europea. «Repetir curso no sirve de nada y es económicamente muy costoso», defendió Alegría en noviembre, ante las críticas que se alzaron ante este nuevo modelo de promoción. 

Organización y peso de las asignaturas

Hay cambios también en la ordenación educativa de esta etapa contemplada para los jóvenes de entre 12 y 16 años, cuyas materias se reorganizarán por ámbitos en los tres primeros cursos. Las asignaturas que acumulan el mayor grueso de horas son Lengua Castellana y Literatura (325 horas), Lengua Extranjera (290), Matemáticas (260), Geografía e Historia (195) y Tecnología y Digitalización (140). 

Los alumnos cursarán también Biología y Geología; Educación Física; Física y Química; Educación Plástica, Visual y Audiovisual; y Música, todas ellas en 105 horas cada una. Además, en algún curso de la etapa se dará Educación en Valores Cívicos y Éticos, más alguna optativa que podrá configurarse, o bien como un trabajo monográfico o un proyecto interdisciplinar, o colaborando en un servicio a la comunidad. 

En la recta final, en 4º, se fija como un curso «orientador», que permitirá elegir tres de las asignaturas y que preparará la incorporación del alumnado a los estudios postobligatorios o la vida laboral. Así, habrá cinco asignaturas obligatorias -Educación Física; Geografía e Historia; Lengua Castellana y Literatura; Lengua cooficial (si la hubiere); Lengua Extranjera; y Matemáticas A o B-, que se complementarán con otras tres optativas -Biología y Geología; Digitalización; Economía y Emprendimiento; Expresión artística; Física y Química, Formación y orientación personal y profesional; Latín, Música; Segunda lengua extranjera; y Tecnología-, orientadas hacia las diferentes modalidades de Bachillerato y los diversos campos de la formación profesional. 

Asimismo, las comunidades autónomas podrán incorporar en este último curso de la ESO las lenguas de signos españolas para «reforzar la inclusión». 

Con todo, este es el horario mínimo de todas las asignaturas que corresponde establecer al Gobierno y que representa el 60% del total (el 50% en las comunidades con lengua cooficial). Así, será tarea de cada comunidad autónoma determinar el 40% o 50% restante.  

Al finalizar la etapa, en 4º, todos recibirán un consejo orientador individualizado y una certificación oficial de los años cursados y el nivel alcanzado en las competencias clave que se marcan en el currículo. Algo parecido se hará también a mitad de etapa, tras superar 2º de la ESO, cuando se desarrollará una «evaluación de diagnóstico» que tendrá un carácter meramente informativo y orientador, tanto para el instituto y los docentes, como para las familias.

FOTO: Alumnos del Instituto San Isidoro de Sevilla.María José López / Europa Press