El virólogo Javier Cantón explica las consecuencias de quitar las mascarillas en colegios y trabajos
El granadino cree que deberían mantenerse, al menos, hasta verano, y alerta de la deuda inmunitaria a la que nos enfrentamos
La mascarilla en interiores tiene los días contados. Seguirá siendo obligatoria en hospitales, residencias de mayores y transporte público, pero no en centros educativos, restaurantes o reuniones familiares, por ejemplo. Para el granadino Javier Cantón, doctor en Virología y profesor de Biotecnología de Coronavirus, es un error eliminarla tan pronto de ciertos ámbitos. Él es partidario de mantenerla por varios motivos en colegios y centros de trabajo, al menos, hasta final de curso.
«Estamos en una situación de incertidumbre epidemiológica, porque ha cambiado la manera en la que se contabilizan los nuevos casos», afirma. En efecto, el testeo ha caído en picado y los contagios ya no se registran como hace unos meses. En esta situación de «desconocimiento» del número real de casos, Cantón ve imprudente reunir a 30 alumnos por aulas sin mascarilla.
«A ellos les pasará poco o nada, son jóvenes y en la gran mayoría vacunados, pero serán vectores de transmisión, sobre todo los que se van con los abuelos. Se ha comprobado que las vacunas no son tan eficaces en las personas mayores por su inmunosenescencia -deterioro del sistema inmunitario provocado por el envejecimiento-, por lo que si se contagian pueden enfermar de mayor gravedad, acabar en el hospital o fallecer», alerta. Las consecuencias de la retirada del tapabocas se podrán comprobar a corto-medio plazo en la cifra de ingresados por covid y muertes.
Hasta verano
Javier Cantón diferencia entre dos espacios interiores. Por un lado, los de ocio, a los que se acude voluntariamente. Por otro, en los que se está por imposición, como es el caso de los centros educativos y de trabajo. «En ellos estás con más gente por obligación y deberíamos mantener la mascarilla. En cambio, cuando llegan las vacaciones nos vamos con quienes queremos, que suele ser un grupo más reducido, y podemos hacer vida al aire libre al haber buen tiempo», apostilla el virólogo.
El intento de España por ‘gripalizar’ la covid-19 es, a juicio de Cantón, un desacierto, ya que no tienen nada que ver. El coronavirus es «más grave, más transmisible, genera un brote con más facilidad y tiene más efectos a largo plazo», ya que infecta a más órganos, mientras que la gripe persistente es «mucho menos frecuente y severa».
Deuda inmunitaria
Por otro lado, el granadino alude al concepto de deuda inmunitaria, que hace referencia a aquellos ciudadanos que han estado dos años sin enfermar gracias a las mascarillas. «Al quitarlas exponemos más nuestro cuerpo, pero si lo hacemos en verano amortiguamos el golpe al sistema inmunitario, ya que los virus entran más a cuentagotas», recalca Cantón, que recuerda la idoneidad del tapabocas para prevenir otras enfermedades respiratorias que causan miles de muertes al año. «No se trata de hacer confinamientos, cerrar bares, o mascarillas en la calle. Me refiero a usarlas de manera puntual en temporadas altas de virus estacionales, favorecer el teletrabajo, etc.», concluye.
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