Es Atarfe una población con interesante historia, de la que os sentís orgullosos.

«Con un pasado en el que han ido dejando sus sedimentos las más variadas culturas, desde la romana que nos, vino a través del Mediterráneo, hasta la árabe qué enlaza con la cristiana. Todo ese pasado ha dejado un pozo, una sabiduría, un talante que os hace distintos. En vuestra tierra se mezcla la historia con la leyenda, en esa sabia amalgama que va elaborando el tiempo, la imaginación, la poesía y la realidad: Sois conscientes de vuestro pasado. Pero pensáis sobre todo en el presente y en el futuro. Sentís veneración por los aspectos más significativos y definitorios de vuestra historia y vuestra cultura. Y os sentís orgullosos de esos monumentos como la iglesia de la Encarnación con su bellísimo sagrario, o como las ermitas de Santa Ana y de los Tres Juanes. Vuestra riqueza arqueológica nos habla a todos de un pasado esplendoroso en el que se entremezclan los poblados iberos, la presencia romana y, sobre todo, el esplendor de los árabes que, en el Reino de Granada, tuvieron su más hermoso exponente, su más acabada culminación.
 
Y todas esas civilizaciones, todos esos retazos de vuestra historia y de vuestro pasado, parecen confluir, incidir en estos días de fiesta. Lleváis con dignidad el peso de una honrosa tradición, de una mezcla de culturas, razas, de diferentes estratos históricos. Y un buen día, allá por los lejanos de 1607, empezáis unas fiestas patronales que tendrían su confirmación en el siglo XIX, centrándose vuestro calendario festivo en el mes de julio, en la advocación de Santa Ana. De aquellas fiestas han desaparecido muchas cosas por la lógica criba del tiempo. Ya son historia aquellas tradicionales ferias de ganado, que eran el orgullo de los hombres de esta tierra, que rivalizaban en el esmero, presentación y cuidado de sus reses. El tiempo va cambiando tradiciones, gustos, acontecimientos y hoy las fiestas contienen otros atractivos, otros incentivos, otros programas que se siguen haciendo con la misma ilusión, con el mismo afán festivo y lúdico que ha presidido, desde tantos y tantos decenios, unas fiestas tan entroncadas en las tradiciones de un pueblo.
 
Porque Atarfe es una, localidad que sabe trabajar, sabe mirar a su futuro sabe entregarse día a día, en el continuo, sacrificio de los atarfeños. Pero tiene programadas sus fechas para el esparcimiento, para el reposo, para la alegría. Son estos días de la canícula cuando se producen los reencuentros; cuando los hijos dispersos vuelven, convocados por la tradición y la costumbre. Y Atarfe estalla en alegría abrazando a los que se fueron y ahora regresan para pasar estos días, estas horas, en entrañable reencuentro con su ambiente, con sus raíces, con su vida de siempre.
 
Fiestas de Santa Ana ahora, en el mes de julio. Fiesta de San Antón, que la barriada de Caparacena cuida y mima en alarde gastronómico, convocando a gran cantidad de forasteros. Fiestas de los Carnavales, que sirven para dejar libre la fantasía, para que corra la imaginación en una sucesión continua de festejos que culminan con el Entierro de la Sardina. En mayo, mes de las flores, mes primaveral por excelencia, Atarfe revive las fiestas de la Cruz y la Semana Cultural, en la que se dan la mano los certámenes poéticos y literarios, los acontecimientos deportivos. Cuando San Pedro, en el mes de junio, Atarfe se vuelca en homenaje de cariño, respeto y admiración hacia sus mayores; y la Sierra Elvira también ha tenido su fiesta con motivo de la Virgen del Carmen, acercándose ya a las fechas tradicionales de la feria atarfeña de Santa Ana. Después, cuando el frío ya se ha adueñado de la Vega de Granada, la Navidad y los Reyes son la culminación, rematé y, a la vez, inicio del calendario festivo. Es entonces cuando se dan las representaciones teatrales, las actuaciones musicales y las exposiciones.
 
Atarfe necesita de vez en cuando hacer ese alto en el camino, abrir ese paréntesis en la constante actividad de su población industriosa, con ambición y con ganas de superación. Atarfe se plantea día a día un reto, porque, con los pies en el suelo, sabe que su prosperidad depende del esfuerzo del presente y de la inversión para el futuro. De ahí su quehacer industrial con fábrica de abonos, con su alcoholera, con las industrias de la extracción de aceite y las orujeras. Y con el mármol de Sierra Elvira, material noble donde los haya, que lleva el nombre de Atarfe a lo más remotos confines que saben de la calidad y la solidez de sus mármoles”.
 
Extracto del pregón de fiestas de 1992, pronunciado por el entonces gobernador civil de Granada, Ángel Fernández Lupión. En la imagen una de las obras de nuestra recordada Paquita Cortés. Mi vecina y madre de Salvador, Memi, Juan, Rocío y Fátima…
 
A %d blogueros les gusta esto: