«Los ojos de mi padre», de Mariluz Escribano
LOS OJOS DE MI PADRE Los ojos de mi padre, los ojos de mi padre, mirándome en la patria cereal de los trigos, en un tiempo de cunas mecidas por el viento de la guerra, mirando cómo crezco en los abecedarios y conquisto sonidos primitivos, balbuceos, palabras necesarias, porque él me empuja y vuelve, desde su corazón y sus espigas, su corazón de tierra y manantiales, patria de tierra y gritos apagados. Mi padre es un silencio que mira cómo crezco. Sus manos me conforman, me miran la estatura, la dimensión del cuerpo, averiguan gozosas que me elevo en trigal. Las manos de mi padre tocan mi cuerpo y cantan, y yo sé que me acunan con nanas de caballos, con la salmodia triste del judío, del converso que habita por su sangre. Pero paseo con mi padre. Abandono en sus manos mis manos tan pequeñas, y al calor de su sangre mis pulsaciones tienen una ambición de tiempos. En las luces inquietas de la tarde, al borde de la noche, vamos pisando hierbas, territorios, ríos como torrentes, manantiales, Cuando llegan los días de septiembre,
De Umbrales de otoño, Hiperión, 2013 |
Mariluz Escribano en 2014. Foto: Ramón L. Pérez/ Ideal de Granada |
Mariluz Escribano Pueo (Granada, 1935) es una poeta española perteneciente por edad a la generación de los 60, si bien no empieza a publicar hasta la década de los 90, cuando el tiempo había cicatrizado las heridas de la Guerra Civil: el asesinato de su padre y las represalias sufridas por su madre.
Su padre, Agustín Escribano, fue catedrático y Director de la Escuela Normal de Maestros de Granada de 1931 a 1936. Fue fusilado en septiembre de 1936. Su madre, Luisa Pueo Costa, huérfana desde muy niña, quedó al cuidado de su tío Joaquín Costa, padre del regeneracionismo, y llegó a Granada como Inspectora de Enseñanza Primaria. Allí conoció a quien sería su marido; durante el periodo republicano fue profesora de la Escuela Normal y Secretaria de la Residencia de Señoritas Normalistas. Fue enviada a prisión con su hija de nueve meses y, como les ocurrió a otras maestras republicanas, perdió su plaza como profesora, que recuperaría muchos años después, y se vio obligada a abandonar Granada con su hija.
Mariluz Escribano pasó sus primeros años entre Palencia y Burgos. Más tarde se le permitió regresar a Granada, donde cursó estudios de Filosofía y Letras y Magisterio y se doctoró en Filología Hispánica. Después de dos años como docente en el Antioch College de Ohio, ejerció como catedrática de Didáctica de Lengua y Literatura de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada. Estudiosa de la oralidad y del folclore, ha sido columnista del diario Ideal de Granada, estuvo al frente de la revista Extramuros durante cinco años y dirigió la revista EntreRíos desde su fundación, además de desarrollar una carrera como pintora.
Su obra se ha considerado ejemplo de la llamada «literatura sumergida» ya que, a pesar de la indudable calidad de sus trece poemarios, ha gozado de escasa presencia en publicaciones culturales nacionales. Ha publicado Sonetos del alba (1991), Desde un mar de silencio (1994), Canciones de la tarde (1995), Cartas de Praga (1999), Sopas de ajo (2001), Memoria de Azúcar (2002), Ventanas al jardín (2002), El ojo de cristal (2004), Sonetos del alba (2005), Jardines pájaros (2007), Los caballos ciegos (2008), Umbrales de otoño (2013), El corazón de la gacela (2015) y la antología Azul melancolía (2016). Entre los reconocimientos recibidos están la Medalla de Oro de la ciudad de Granada y el Premio Andalucía de la Crítica.
Actualización (20/07/2019):
Mariluz Escribano Pueo ha fallecido en Granada hoy, 20 de julio de 2019, a los 83 años. En enero de este año recibió el Premio Elio Antonio de Nebrija. En 2018 apareció su último libro, Geografía de la memoria, que incluye el poema «Cuando me vaya».
En esta entrevista la autora habla de «Los ojos de mi padre»:
Otros poemas de la autora en este blog:
https://elhacedordesuenos.blogspot.com/2019/07/cancion-de-la-tristeza-y-otro-poema-de.html
FOTO: © Getty Images