23 noviembre 2024

En los últimos días hemos vivido una atípica ola de calor en España en pleno mes de mayo, mucho antes de la llegada del verano.

Un reciente estudio de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) elaborado por el meteorólogo Benito Fuentes muestra que en este país cada vez hace más calor y llega mucho antes: la llegada de los 30 grados en la España peninsular y en Baleares se producecada año antes y de forma generalizada. De hecho, el pasado sábado fue el día más caluroso del mes de mayo desde que hay registros. El calor veraniego se ha adelantado entre 20 y 40 días por término medio, según las zonas en los últimos 71 años. “El verano se está comiendo a la primavera”, sentencia Rubén del Campo, portavoz de Aemet. La causa de este fenómeno, a falta de estudios en mayor profundidad, “no puede ser otra” que el cambio climático y el progresivo calentamiento de la Tierra, explican ambos expertos. Además, el aumento de las noches calurosas está ampliando la duración de la vigilia en especial de mayores, mujeres y en países más empobrecidos y nos está quitando horas de sueño.

Ya está demostrado que el calentamiento global intensifica los fenómenos extremos, como las olas de calor. Hace unas semanas los habitantes de India y Pakistán sufrieron uno de estos episodios extremadamente calurosos, pero en un mundo global las consecuencias acaban llegando a todas partes. Porque los efectos de este fenónemo lejano amenazan el suministro global de trigo, en jaque ya por la invasión de Ucrania. Un estudio en el que han participado 29 expertos internacionales concluye que una ola tan temprana, intensa y duradera como la vivida en este subcontinente en marzo y abril ha sido “más caliente y probable” debido al proceso de cambio climático que vive el planeta por la acción del ser humano. Los gases de efecto invernadero que expulsa la economía mundial, enganchada todavía a los combustibles fósiles, se acumulan en la atmósfera y generan un cambio climático que hace más frecuentes e intensos estos fenómenos meteorológicos extremos.

Miguel Ángel Medina

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