España cuenta ya con una estadística oficial de feminicidios: 19 mujeres asesinadas de enero a junio de 2022
El Gobierno amplía el registro de las víctimas más allá de la pareja o expareja y clasificará estos asesinatos con componente de género en familiares, sexuales, sociales y vicarios
essica Méndez, la mujer de 29 años a la que José Eirín asesinó embistiendo su coche contra el de ella el pasado marzo en Pontevedra, es ya víctima de la violencia machista. Oficialmente. A partir de ahora, el Gobierno no solo contabilizará los asesinatos cometidos por las parejas o exparejas —lo que ha estado conformando el marco de la violencia machista—, sino todos aquellos que tengan un componente de género, porque la violencia de género va más allá de las relaciones sentimentales. Así, España será desde este lunes 12 de septiembre el primer país del mundo con una estadística oficial de feminicidios de estas características, que amplía ese ámbito de las relaciones y que se clasifican en cuatro categorías: familiar, sexual, social y vicario. Con este nuevo listado, entre enero y junio de este año, han sido asesinadas 19 mujeres. 19 mujeres, todas, víctimas de hombres que las conocían. 19 mujeres que dejan una huérfana y dos huérfanos menores de edad.
Esta nueva recogida de datos será publicada de forma trimestral, según han explicado este lunes la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, y la delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell: “Era algo que le debíamos a la sociedad y a las mujeres”. Este compromiso se puso por primera vez sobre la mesa en diciembre de 2018, cuando Igualdad confirmó que se estaba trabajando en una nueva estadística. Sin embargo, ha explicado la delegada, “tenía la dificultad de no tener engrasada la maquinaria [como sí la tiene la de víctimas de violencia machista dentro de la pareja o expareja], y el proceso de confirmación se complicaba” al no entrar en ese ámbito.
“19 años de aprendizaje” con la estadística de violencia machista actual, ha recordado Rosell, han sido claves para que estos datos puedan empezar ya a ser recogidos y publicados. Porque “lo que no se nombra no existe, hay que empezar a reconocer como Gobierno que ha habido asesinatos que han pasado debajo del radar”, ha afirmado Rodríguez, y que ahora, con su recopilación y su análisis, “demuestra que la relación de las mujeres con la violencia es a lo largo de toda la vida” y que “hijos y nietos” perpetúan “las relaciones de poder” que ven y con las que conviven en sus hogares.
Ese análisis del que habla Rodríguez refleja que la mayoría de los asesinos se concentran en el grupo de edad de entre los 21 y los 40 años, el 47,4%. En casi cuatro de cada 10 casos, los agresores vivían con sus víctimas; un porcentaje que aumentan en los feminicidios familiares, la mayoría de ellos, en los “que casi la mitad de los agresores, el 45,5%, convivía con su víctima”. En nueve de los casos, el agresor era un descendiente de la víctima (seis hijos y tres nietos), además de un padre y “otro familiar”. Dos tuvieron un componente sexual y fueron cometidos por un vecino y un conocido, y, apunta Igualdad, “en ambos casos se trataba de mujeres menores de 16 años”. Otros seis fueron sociales, en los que tres de los asesinos eran vecinos, dos eran compañeros de piso y uno, un conocido.
Al considerar la edad de las víctimas, “el 57,9% de las mujeres asesinadas eran mayores de 60 años, más de la mitad”, añade Rodríguez, que recalca lo “notable” de “la diferencia entre los rangos de edad donde se producen los feminicidios”, ya que los feminicidios en pareja/expareja están mayoritariamente entre los 41 y los 50 años. “Habrá que observar si esta tendencia se mantiene cuando se disponga de una serie temporal mayor, dado que estos datos por ahora solo hacen referencia al primer semestre de 2022″, matiza.
Ahora, el objetivo es cumplir con el Convenio de Estambul, aprobado en 2014 para prevenir y luchar contra estos asesinatos, también con el Pacto de Estado contra la violencia de género de 2017 y con los mandatos internacionales de derechos humanos. Y, sobre todo, conocer más de cerca la violencia para “proteger a las mujeres”. Esta nueva estadística, ha dicho Rodríguez, “sirve para nombrar aquello que hasta ahora ha permanecido en silencio, es un acto de ruptura del silencio y también de reparación, y ha de servir para un empuje de políticas y poner el foco en la desigualdad de poder que las mujeres sufrimos a lo largo de toda la vida”.