7 diciembre 2024

Los bancos suizos destapan cuentas inactivas desde hace 60 años

El volumen de dinero contabilizado asciende a 40 millones de euros, Los interesados tienen un año para reclamar las cuentas antes de que se transfieran al Estado

Si alguna vez sospechó que su bisabuela o aquel tío tacaño podrían tener dinero escondido en cuentas suizas, éste es el momento de empezar a buscar en el árbol genealógico, pero sólo cuenta con un año, a partir de ahora, para reclamarlos. La Asociación de Banqueros Suizos (ABS) ha publicado una lista donde constan 2.600 nombres con cuentas, que suman un total de 44 millones de francos suizos, esto es, 40 millones de euros, a lo que se añade el contenido de 80 compartimentos de cajas fuertes.

Se trata de cuentas de personas físicas o entidades en las que no se ha detectado ningún movimiento desde hace, al menos, 60 años, es decir desde 1955, según los datos que maneja la asociación bancaria. Los datos publicados relacionan el nombre, la nacionalidad y la última dirección de los propietarios de las cuentas y las cajas de seguridad inactivas que se han detectado.

El quid es que si en un plazo de un año nadie reclama estos fondos, los bancos están obligados a transferirlos a las arcas estatales porque así lo marca la norma. El trasfondo es una nueva ley de cuentas inactivas registradas en Suiza, que está en vigor desde principios de 2015, aunque es ahora cuando se ha aplicado por primera vez.

Los activos destapados varían desde cuentas bancarias con 500 francos a valores incalculables que se sospecha están en las cajas de seguridad. La publicación de estos datos supone el último intento de las autoridades suizas de hacer frente al problema de las cuentas inactivas, que durante años los bancos han tenido que afrontar de forma interna para no romper el estricto secreto bancario del país.

El director ejecutivo de la Asociación de Banqueros Suizos, Claude-Alain Margelisch, reconoció, en un comunicado de prensa, que mediante la publicación de esta información «los bancos están haciendo un último intento de restablecer contacto con el cliente».

«Esta publicación da a los usuarios y sus herederos legales otra oportunidad para presentar sus reclamaciones de cuentas inactivas antes de que los bancos tengan que transferir los activos definitivamente al Gobierno», explicó Margelisch en la citada nota.

Para David Laufer, cofundador de la consultora LMD Search, firma contratada por los bancos para buscar «clientes perdidos» y sus descendientes, se trata de «casos difíciles, porque no hay suficientes detalles, de modo que es casi imposible hacer un reclamo». Es más, agrega que no le sorprendería si al menos el 80% de estos fondos termina en las arcas estatales. Sin embargo, Laufer espera que las nuevas listas, que se publicarán con una periodicidad anual contengan información más detallada y que las personas que crean tener activos en Suiza puedan acceder a sus cuentas en cualquier momento.

En este sentido, el cofundador de LMD Search advirtió de que los interesados en recuperar estos fondos tienen que ponerse en contacto con el Defensor del Cliente de Suiza. Esta entidad que tiene acceso a una base de datos central en la que se registran todos los contactos y los activos no reclamados, sin esperar a que sean publicados de manera oficial.

Los bancos suizos más importantes -estos son, UBS y Credit Suisse- firmaron un acuerdo con Estados Unidos en el año 1998 en relación a cuentas inactivas de víctimas del holocausto sin reclamar. Gracias a este pacto entre ambos países, los Estados acordaron colocar 1.250 millones de dólares -esto es, 1.138 millones de euros- en un fondo especial para indemnizar a quienes tenían derecho sobre las citadas cuentas bancarias.

No obstante, de acuerdo con la información que maneja la Asociación de Banqueros Suizos, la lista actual que se destapó en relación a las citadas cuentas inactivas desde hace 60 años no tiene nada que ver con el asunto relacionado con el holocausto. Dicho de otra manera, hay 2.600 nombres con cuentas y con un propietario.

http://www.elmundo.es/economia/2015/12/28/567fece0268e3e072f8b4616.html