«Los bancos nos piden más garantías a las empresarias por ser mujeres»
La Asociación Granadina de Mujeres Empresarias critica la discriminación y el trato desigual que reciben los negocios dirigidos por mujeres y reclama mayor protagonismo de su entidad en el diálogo social y en la toma de decisiones de las organizaciones empresariales de la provincia.
Las mujeres que trabajan por cuenta ajena tienen que afrontar múltiples dificultades -salarios más bajos, difícil conciliación familiar…-, pero cuando lo hacen por cuenta propia, como autónomas o empresarias, las dificultades se multiplican. Lo saben bien en la Asociación Granadina de Mujeres Empresarias (AGME), una entidad con 40 años de historia que, según asegura su presidenta, Conchi González Insúa, fue la primera de ámbito provincial que se creó en España.
A las complicaciones propias de llevar un negocio se unen otras simplemente por el hecho de ser mujeres. «Tenemos más difícil el acceso al crédito bancario», afirma Conchi González. Una opinión que corroboran el resto de la treintena de empresarias reunidas hace unos días en el tradicional desayuno navideño de la asociación.
«A la hora de conceder un crédito, las entidades financieras nos piden más garantías a las empresarias solo por ser mujeres», asegura González y otras socias de AGME. Como si el préstamo tuviera mayor riesgo si se otorga a una empresa dirigida por una mujer.
Discriminación y prejuicios
La discriminación y los prejuicios, cuentan en AGME, son habituales en un mundo todavía de hombres, pero en los que la mujer cada vez, pese a las dificultades, se abre paso con más fuerza, pues no en vano desde hace años son mayoría en las universidades, sacan mejores notas y cuentan con amplia presencia en carreras y ámbitos tradicionalmente masculinos, como las ciencias o las ingenierías.
Sin embargo, persiste la discriminación y el trato desigual. Por ejemplo, para cerrar una compraventa inmobiliaria, «ellas tienen que aportar muchas más garantías», asegura una empresaria del sector. O si eres una chica joven, de 30 años, y administras una empresa de construcción, los que hacen negocios contigo «te piden el curriculum vitae», como si no se fiaran de su capacidad para dirigir un negocio ‘tan masculino’, algo inconcebible si fuera un hombre.
«Nosotras no queremos un trato diferenciado, solo queremos el mismo trato» a la hora de hacer negocios, afirma Conchi González. Por eso promueven el asociacionismo porque «si estamos unidas y nos apoyamos nos tendrán que tener más en cuenta».
Pero, pese a las complicaciones, las empresas de mujeres crecen y han resistido la crisis «mejor que a nivel general», dice la presidenta de AGME, porque «nosotras tomamos menos riesgos y nuestras empresas tienen un menor tamaño», explica.
Y ello con las dificultades que conlleva dirigir un negocio y, a menudo, también una familia. La conciliación laboral y familiar, en una empresaria, es «algo impensable», afirma González Insúa. «Somos mujeres orquesta», define.
Varias de las participantes en el último encuentro de la asociación el pasado miércoles. AGME
La asociación asesora a las mujeres emprendedoras a la hora de crear su propia empresa y pretende reducir la alta mortalidad empresarial, «especialmente en el primer año, que ronda el 50%», asegura la presidenta de AGME.
La entidad busca aumentar su protagonismo en el tejido empresarial granadino. «Queremos estar en el diálogo social y en el centro de la toma de decisiones», afirma Conchi González. Por eso AGME reclama tener más peso en las organizaciones empresariales de la provincia, como la Confederación Granadina de Empresarios o la Cámara de Comercio. Y también en su papel de interlocutor con las administraciones para, por ejemplo, implantar políticas de igualdad, un aspecto en el que estiman que tienen mucho que decir, por su doble condición de mujeres y empresarias.