«AMOR en mayúsculas, desde la admiración y para sumar salud»
Parafraseando a Franklin D Roosevelt, Iona Heath señala: “El valor no es la ausencia de miedo, sino la evaluación de que algo es más importante que el miedo. Y estoy proponiendo que ese “algo más” es el amor”.
Amor implica entregarse sin reparar en riesgo, como hicieron de forma inconsciente, la gran parte de profesionales que enfrentaron la pandemia cuando buena parte de la población se refugiaba en sus casas. La pandemia sí que supondrá una gran evolución para los profesionales sanitarios amorosos, amables, responsables y verdaderamente profesionales.
Recordar es la única herramienta para aprender de lo vivido y, en ocasiones, para sanar y reconocer el trabajo y el esfuerzo llevado a cabo. La pandemia ha dejado multitud de experiencias y de relatos que desgarran el alma. Muchos de ellos están relacionados con el miedo. Abandonar fue una opción. Por eso leía que se ha perdido mucho, se ha vivido mucha soledad, por protección y amor a la gente, se ha aislado la gente y eso ha supuesto mucho para todos. Es lo más difícil que han tenido que hacer, apartarse por amor de toda la gente.
Y además de todo ese AMOR en mayúsculas, que debemos a profesionales que lucharon en plena pandemia, por la gente, amor implica querer una profesión, querer mejorar la atención que se presta. Amor en Salud conlleva entender que el paciente es el centro en la realidad y no solo en el papel. Amor conlleva trabajar para una toma de decisiones compartida. Amor es también querer a la comunidad en la que vivimos.
Y en el amor, a veces el enamoramiento dura y a veces es necesario reenamorarse. Y para volvernos a enamorar de una salud pública con fuerza, de una salud comunitaria potente, o de una promoción de salud con h-alma, es necesario cambiar algunas claves con las que miramos el presente y el pasado y ver un futuro más prometedor.
Amor implica hablar de admiración. Mantener la admiración hacia un proyecto, y la complicidad, entendida como un proyecto compartido, el amor implica una buena dosis de admiración mutua. Y es que la admiración implica que reconozcamos al proyecto, que valoremos las cualidades que lo hacen único y distinto al resto y ese algo distinto es lo que hace que pongamos nuestra atención en ello y que hace que eso sea irremplazable para nosotros. Y es importante que la admiración que nos genera ese proyecto, sienta el proyecto admiración por nosotros y nuestra manera de llevarlo a buen puerto. Todo ello implica que la admiración debe ser mutua y además no debe implicar en ningún momento dependencia o sometimiento. En este caso, amor y admiración van de la mano.
Por tanto, trabajemos el ayudarnos mutuamente, en escucharnos, en la sinceridad, en el ver las cosas con ojos que ven y en el corazón que siente. Porque conversar amorosamente es importante. Incluso, una persona puede aprender a disfrutar de una conversación como si fuera una experiencia emocional. Y es importante empezar a prestar atención a nuestras palabras. Aprender a usar un lenguaje amable en vez de críticas, quejas o excusas es el primer paso para ganar resiliencia y bienestar en el futuro.
La admiración es el sentimiento de alegría que brota a la vista y que provoca el deseo de imitarlo y de desarrollar por tanto las mejores posibilidades, porque a través de ella cada cual vislumbra y quiere su mejor yo. Es importante admirar el trabajo y a quienes lideran el trabajo. Es importante tener referentes en el trabajo y en los que trabajan con nosotros y nosotras. Es necesario avanzar y creer en que lo que hacemos sirve y es útil. Es necesario crecer en lo que hacemos y en las personas que lo llevamos a cabo.
Amor. Admiración. Y dice Luis García Montero en sus poemas para Almudena Grandes: “Nunca tuvieron las miradas tanto amor a la vida. Y nada quise más que tus cuidados”.
Y ello me lleva a decir que el cuidado de las personas es la tarea más importante del mundo, y la menos valorada; como decía Luis, cuidados va ligado a la palabra DIGNIDAD. Amar es cuidar, así de simple, así de profundo, así de maravilloso. No hay amor que se base en el descuido. Cuidar (amar) significa mantener los pequeños detalles, valorar a quien tenemos al lado y hacerle sentir especial, escuchado y amado. Cuidar al que cuida. El amor durará tanto como lo cuidemos y lo cuidaremos tanto como lo queramos. Hagamos lo que amamos.
Gracias a Carmen Cabezas, Angelina González, Guadalupe Ortega, Lena Reisloh, Nerea Fernández y Carla Bruguera.