ATARFEÑOS DEL MUNDO DE LA CIENCIA: IVAN MARIN-FRACH, PhD Research scientist Computational Optometry
Cuando iba a la escuela y, más tarde, al Instituto Iliberis, hace ya muchos años, había dos cosas que tenía muy claro por qué era lo que mucha gente me decía: “hay que tener una vocación para tener éxito en la vida y en el trabajo”, y “las decisiones que tomamos a esa edad definen nuestro futuro”.
Mi carrera profesional es un ejemplo de lo contrario. Tras años trabajando en una empresa de informática, a los 28 años decidí dejarlo todo y empezar desde cero haciendo un doctorado en ciencias de la visión en la Universidad de Manchester, cuando “era demasiado mayor”. Me fui con multitud de dudas, “que hace un chaval de Atarfe como yo en Manchester rodeado de eminencias en investigación”, “yo no tengo ni la capacidad ni la inteligencia para hacer un doctorado”, y “los de Manchester se van a dar cuenta enseguida de que yo soy un niño tonto normal” (como decía Bart Simpson). Pero la realidad fue muy distinta, mi director de doctorado, supervisores, y compañeros de trabajo me ayudaron a crecer personal e intelectualmente, y descubrí que todos mis compañeros de doctorado y amigos tenían las mismas dudas. Hacer el doctorado cambió mi vida y desde entonces he vivido y realizado proyectos de investigación en Turín, Londres, Indiana, Alabama, y Melbourne, además de en varias ciudades en España.
Desde que dejé el instituto y la universidad, he pasado de ser estadístico (que es lo que estudié en la universidad) a informático a investigador en ciencias de la visión. Desde entonces, he aprendido como el cerebro humano es capaz de procesar las imágenes que nos llegan a los ojos y percibir el color, por que algunas personas tienen daltonismo, métodos para poder tomar imágenes dentro del ojo con tecnología desarrollada por astrónomos para poder ver bien las estrellas, por que hay gente que desarrolla miopía o enfermedades oculares que causan ceguera, y más importante, métodos de diagnóstico y prevención de estas enfermedades.
Hace unos años fundé mi propia empresa de investigación (Computational Optometry, https://www.optocom.es/), para desarrollar y apoyar proyectos de investigación en optometría, oftalmología, y visión en general. En la actualidad, estoy involucrado en dos proyectos importantes. Uno financiado por el instituto nacional de la salud (NIH) de EEUU en el que estamos desarrollando nuevos métodos de diagnóstico del glaucoma, retinopatía diabética, y degeneración macular. El segundo es el desarrollo de una herramienta para evaluar el campo visual con realidad virtual, teléfonos, y tablets.
Yo no nací con vocación, la desarrollé de mayor. Las decisiones que tomé cuando era joven y estudiaba en la escuela y el instituto han sido importantes, pero los errores que cometí no me han impedido crecer hasta encontrar el trabajo de mis sueños. A lo largo de estos años he aprendido tres cosas importantes.
La primera es que cualquier persona puede ser investigador. Para ser científico solo hacen falta dos cosas, seguir el método científico (observar, probar, y ser objetivo… y pasárselo bien) y mucho, mucho esfuerzo para hacer las cosas lo mejor posible.
La segunda es que hay que saber escuchar los consejos de la gente que te quiere. Pero no a quien diga que no lograrás alcanzar tus sueños por no ser lo suficientemente inteligente, por ser demasiado mayor, o por ser chica, etc, ya que están muy equivocados.
La tercera, y quizás la más importante, es que “más vale bueno por conocer, que malo conocido”. Hay que ser valiente y aventurarse a lo desconocido. No importa si la aventura sale bien o mal, lo importante es lo aprendido durante el camino.