Mira que ya avisaba Tierno Galván de que el poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado o estalla.

Lo que pasa es que Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Diana Morant, que van de modernos, no se lo han leído y, claro, les ha estallado el poder mal entendido en plena cara. Me refiero, naturalmente a la Agencia de Inteligencia Artificial, esa que nos vendieron que se iba a seleccionar atendiendo a criterios objetivos para que nos pusiéramos a trabajar por el futuro de una ciudad que está harta de poner la otra mejilla.

Pero se equivocó la paloma, como la de Alberti, y esta vez se fue para el norte. Lo que marcaban los epígrafes establecidos por la comisión, tal y como recoge el BOE, lo cumplía Granada con creces y mejor que nadie; mayormente porque la UGR, motor de la iniciativa que puede ampliar perspectivas para nuestro sector productivo, es la tercera universidad del mundo en esa materia según todos los rankings de prestigio. Y la comisión hizo su trabajo, aplicó los criterios y ganábamos de largo, como han evidenciado los datos conocidos. Es decir, que jugamos como nunca (desde la colaboración institucional, que es algo inédito en estos lares) y perdimos como siempre, pero en este caso porque, como al tándem Morant/Calviño no les gustó el resultado fruto del esfuerzo colectivo granadí, se inventaron al margen unos criterios cualitativos que sí respondieran a sus intereses geoestratégicos para saltarse aquello de capacidad y mérito que, junto a la transparencia, son las claves de cómo proceder con lo público. Por si no se han entendido bien: que pretenden engañarnos. La cuestión está ahora en si vamos a dejarnos manipular/insultar con lo dicho por la ministra de Ciencia de que ya tenemos el IFMIF-DONES, como si eso fuese mérito del Gobierno y no requiriese unas inversiones ajenas a su palabrería de baratillo.

Alguien debiera haberle explicado a Morant que aseverar sin ruborizarse que  “no se puede acusar a este Gobierno de que no apostamos por Granada” lo único que hace es confirmar la idea que Lakoff exponía en ‘No pienses en un elefante’: la preocupación porque hayamos entendido la dimensión de la nueva afrenta.  Y lo hemos entendido, alto y claro,  más aún tras la actitud chulesca de Gómez de Celis.

Si la ministra de Transformación Digital,  Nadia Calviño, por amor a su Coruña natal, quería regalarles la agencia, que no nos hubiesen puesto a competir, porque cuando aquí nos tomamos las cosas en serio y se trabaja desde la unidad, se logra  que los proyectos salgan.  Siempre y cuando exista limpieza en el proceso, que no es el caso. Por eso, cuando más detalles vamos conociendo, menos duda cabe de que el alcalde de Granada, con el apoyo del resto de entidades e instituciones y con el aval que implica la UGR, va a llegar hasta el final aunque eso se llame impugnación del proceso. Los dinamiteros de Moncloa no han calibrado bien que, con tanto ruido, se iba a despertar este león dormido que ha sido nuestra ciudad durante décadas. Y, llegados a este punto, o Pedro Sánchez rectifica la cacicada del tándem Calviño-Morant, o va a comprender en carne propia lo que implican electoralmente una ciudad y una provincia justamente indignadas frente a tanto tahúr prepotente y ensoberbecido.

 

 

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