7 noviembre 2024

DVD1136 (01/12/2022) Entrada de la facultad de psicología de la UAM en Madrid. ANDREA COMAS

Europa triplica la media de psicólogos clínicos que ejercen en España, donde la tasa de paro es alta. Sin embargo, desde 2015 se ha empezado a impartir en 13 facultades más y los graduados han subido un 28%.

Primero del Bachillerato de Ciencias en un centro religioso de Valladolid. “¿Qué carrera queréis estudiar?”, pregunta la tutora a los alumnos. Un tercio coincide: “Psicología”. Este es un reflejo del enorme interés por estudiar el grado, que no ha pasado desapercibido para las universidades. Muchas han empezado a ofertarlo ―diez campus privados y tres públicos más entre 2015 y 2022― y la Universidad de Castilla-La Mancha lo implantará en 2023. Por el momento imparten el grado 42 centros públicos y 32 privados de un total de 90. Pese a la gran oferta ―hay 3,16 alumnos solicitantes por cada plaza, cuando en 2015 eran 2,43― el trabajo no está garantizado.

Los alumnos de nuevo ingreso no paran de crecer ―de 3.900 en 2015 a 5.800 en 2021― y los titulados ―de 7.057 a 9.069, un aumento de 2.000―, un 28% más. Pero de 10 de estas universidades ―Córdoba, Pública de Navarra, Burgos (ha empezado este curso), Alfonso X, San Jorge de Zaragoza, Europea de Canarias, Católica de Ávila, Atlántico Medio, Internacional de Cataluña y Villanueva― aún no ha salido la primera promoción.

Los jóvenes que ahora eligen carrera, se han ido tropezando con psicólogos toda su vida

Tras participar en distintos talleres con adolescentes, José Antonio Luengo, decano del Consejo General de Psicología, apunta las motivaciones juveniles para estudiar Psicología: ayudar al próximo, tener herramientas para ser mejor persona y el caché de la profesión en el mundo de las relaciones sociales. Este profesional cree que ha ayudado también que en los últimos 15 años han aparecido en los medios muchos psicólogos explicando el comportamiento humano. “Hemos tenido la enorme suerte de que ir al psicólogo ya no es un estigma. Muchas personas ya desvelan que han acudido cuando lo han necesitado”, recuerda Francisco Medina, presidente de la conferencia de decanos de Psicología. “Y los jóvenes que ahora eligen carrera, se han ido tropezando con psicólogos toda su vida. Desde en atención temprana, a trastornos de aprendizaje, orientación en la escuela… Es un recurso para ellos y su familia”.

La demanda de los estudios y el rendimiento académico de los universitarios ―aprueban el 73% de los créditos en los que se matriculan― es alta, pero no casa con las tasas de empleo hasta la fecha. La Fundación Conocimiento y Desarrollo (FCyD) describe el escenario en un informe sobre este grado: “Las universidades han respondido a la preferencia de los alumnos, pero en el mercado laboral se ha generado una cierta atomización y un preocupante crecimiento en las tasas de desempleo debido a la elevada competitividad”. Una competencia que seguirá creciendo. Según datos del ministerio, de los graduados en 2015, el 69% de los psicólogos estaba afiliado a la seguridad social a los cuatro años de titularse, cuando la media general es del 75,3%. Y la competencia seguirá creciendo.

Pero FCyD no olvida que durante la pandemia, la psicología clínica “se ha convertido en una especialidad más que esencial”, porque se han multiplicado las consultas por ansiedad, depresión o miedo a la enfermedad. Un tercio de los españoles afirmó tras el confinamiento que su salud mental había empeorado. Luengo, también presidente de los psicólogos madrileños, quiere ser cauto. No le parece “preocupante” el número de graduados actual, pero cree que hay que hacer un estudio serio de las necesidades profesionales, dejando del lado los intereses de cada colectivo “porque no puede haber psicólogos frustrados por falta de espacio laboral”.

Lo que hay que poner el foco es en la escasez de plazas para ejercer

Raúl Valles, de 22 años, estudió el grado en la Universidad Miguel de Cervantes de Valladolid y cursa el máster de psicología general sanitaria ―que habilita para pasar consulta privada― en el mismo campus privado. El también expresidente del Colectivo de Estudiantes de Psicología (CEP-PIE) lo tiene claro: “Es innegable que la tasa de paro es alta, pero el plantear que el problema es que hay un excedente de estudiantes de Psicología es un error. Lo que hay que poner el foco es en la escasez de plazas para ejercer”. Y pone un ejemplo, este año solo salieron a concurso 231 plazas de PIR [Psicólogo Interno Residente], “entra uno de cada 30 que se presenta”. Aunque su número no para de subir. Hace una década había 128 puestos de PIR y hace dos, 74.

“Por lo general, por lo que veo entre mis compañeros, la reivindicación no es que haya menos profesionales, sino que se dé la oportunidad de trabajar”, ahonda Adriana Villalba, de 21 años, que estudia cuarto de Psicología en la Universidad de La Laguna (Tenerife). “Tenemos un problema de salud mental muy agudo, con casi 4.000 suicidios al año”, recuerda Villalba, que es la nueva presidenta de CEP-PIE.

Salidas laborales

Un informe sobre las salidas laborales de esta carrera de la AQU (Agencia para la Calidad del Sistema Universitario de Cataluña) hace un análisis parecido al de FCyD: el salario bruto mensual de los graduados catalanes en Psicología tres años después de haberse titulado es de 1.700 euros brutos, casi 500 euros menos que la media de titulaciones. Aunque AQU precisa: “Quienes trabajan en el ámbito organizativo [recursos humanos] tienden a tener mejores salarios y menos temporalidad”.

“Es una carrera muy atractiva, pero creo que debemos darle siempre cauce a través de las universidades públicas, porque a mí lo que me preocupa es que después no se incrementen plazas en los servicios públicos de salud”, aporta Nekane Balluerka, catedrática de Metodología de las Ciencias del Comportamiento y rectora de la Universidad del País Vasco entre 2017 y 2021. “Tendría que haber más PIR en el sistema sanitario público, porque hoy la salud mental es un lujo que no todos se pueden permitir”. Villalba, la presidenta de los estudiantes, añade: “No solo plazas de PIR para que los psicólogos se formen, también para que luego trabajen en el sistema público”.

Balluerka reconoce que a los titulados que consiguen cursar el máster de psicología general sanitaria no les falta trabajo en el área privada. Luengo lo confirma. Villalba propone que con este posgrado se pueda ejercer en atención primaria para asistir de una forma no tan especializada como en los hospitales.

Pero obtener una plaza en ese título de psicología sanitaria ―por la nota media de la carrera― es casi inalcanzable. El decano Medina lo corrobora: “Nosotros en la Universidad de Sevilla ofertamos 40 plazas y se presentan 1.000 personas. Pasa en todas las grandes”. El empleo en esos casos es casi del 100%, asegura. El decano cree que la referencia en cuanto a empleabilidad no debe ser en función del número de graduados, sino por el número de quienes terminan un máster, aunque no sea habilitante en el campo sanitario, sino para trabajar en recursos humanos o atención social. Argumenta que es el diploma que demanda el mercado laboral para ejercer de psicólogo. Y aporta un dato: la Organización Mundial de la Salud recomienda 18 psicólogos clínicos por 100.000 habitantes, la media de Europa, cuando en España hay seis. En Alemania o los países nórdicos la cifra es más alta.

Luengo enumera nichos de trabajo en los que cada vez se reclaman más psicólogos: para asistir a los más vulnerables (juzgados de violencia de género, centros de asistencia a la infancia), hospitales, recursos humanos, rendimiento deportivo o en las escuelas. “El problema de los suicidios es brutal y no vale solo con el orientador del centro educativo, que no siempre es psicólogo”, explica.

“Los alumnos acceden a Psicología porque quieren ver patologías y mejorar el comportamiento humano. Más de un 70% llega pensando en la clínica, pero luego sale con otra visión. Me pasó a mí, que he terminado en la estadística”, relata Balluerka. Psicología estaba catalogada como carrera de letras y ahora se incluye entre los grados de ciencias de la salud ―con más prestigio social―. “Había una percepción equivocada y venían los alumnos de letras y es un problema porque ven mucha biología, neurobiología, estadística… Antes no se hacía tanta psicología basada en la evidencia, aquí [en el País Vasco] se ponderan Matemáticas y Biología para acceder al grado. Estamos cambiando los planes de estudio y va a haber big data y como optativa machine learning [aprendizaje automático]”.

El Gobierno presupuestó 100 millones para su Plan de Atención de Salud Mental 2022-2024 y la exrectora hace un llamamiento: “Cuando se habla en el Congreso de la reforma de la salud mental, se van a aumentar plazas en psiquiatría, lo que yo aplaudo, pero también tiene que haber un incremento en psicología”.

Elisa Silió

FOTO: Entrada de la facultad de psicología de la Universidad Autónoma de Madrid, el pasado jueves.Andrea Comas
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