Resumen de 2022 | Entre el incendio de Los Guájares, la calima, el paro del transporte y la subida de precios

Granada cierra un año 2022 vaivenes meteorológicos, desastres medioambientales y movilizaciones ante por el encarecimiento del combustible

Los estertores de uno de los veranos más calurosos que se recuerdan en los últimos años se aproximaban sin que la provincia registrara ningún incendio que revistiera verdadera gravedad como los acontecidos en Zamora, Orense, Zaragoza, Castellón, Navarra o Málaga. El del Cerro de San Miguel Alto causó conmoción, pero más por su cercanía a la Abadía del Sacromonte y la capital que por la superficie real afectada: 172 hectáreas. En Nívar, la caída de un rayo también había provocado un fuego a finales de agosto en el conocido como paraje de La Cruz. Y en junio eran unos pastos los que habían ardido en Pinos Puente. Ninguno de esos fuegos dejó un panorama de desolación y tristeza tan grande como el incendio de Los Guájares.

El año que está a punto de terminar pasará a la historia negativa de la provincia, entre otras cosas, por la magnitud del fuego que afectó a más de 5.000 hectáreas a este municipio y el Valle de Lecrín. Se trata de uno de los más devastadores de la historia en Granada desde que hay registros y, sin ningún género de dudas, del más grave del siglo XXI. La intensidad de las llamas obligó a evacuar vecinos, conminó a los alcaldes de los municipios afectados a pedir la declaración de zona catastrófica y hasta empeoró más si cabe la calidad del aire en la capital. Los efectivos del Infoca tardaron casi un mes en extinguirlo y sus efectos se dejarán notar sobre un terreno erosionado para varias décadas. Octubre dejó, además, otro incendio en Gorafe y uno más próximo a una urbanización de viviendas en Cenes de la Vega.

Pero el fuego no ha sido el único protagonista de la crónica medioambiental de Granada durante este 2022. La provincia ha vivido un año extraño en el que se han juntado multitud de fenómenos meteorológicos adversos que han complicado el día a día de los vecinos de todas las comarcas. Los de la capital y el Área Metropolitana se acostaron el lunes 14 de marzo en la Tierra y se despertaron el 15 en un paisaje más propio de Marte que del planeta azul. La responsable, una gigantesca y densa nube de calima sahariana que dejó imágenes para la historia y también una ciudad cubierta de arena. Edificios, mobiliario urbano, coches… Los granadinos estuvieron semanas retirando arena o frotando fachadas, y el Ayuntamiento tuvo que poner en marcha un plan especial de limpieza junto a Inagra. Solo diez días después la imagen volvía a repetirse, aunque más atenuada, y las fuertes rachas de viento obligaban a los Bomberos a realizar hasta 40 actuaciones, la mayoría por caída de árboles.

 

De las lluvias a la sequía y viceversa

Capítulo aparte merece la evolución de las precipitaciones y las reservas hídricas de la provincia. En febrero, los embalses acumulaban un 15% menos de agua que en el mismo mes del año anterior. A finales de marzo un trueno hacía retumbar toda la capital para dejar en abril daños en Gualchos por el temporal de lluvia, viento y nieve. La capital activaba en agosto el estado de «prealerta» por sequía, y en septiembre eran los agricultores quienes daban la voz de alarma en el campo. Que ese mismo mes las precipitaciones anegaran casas, carreteras y desbordaran ramblas en Pedro Martínez, Valderrubio, Zujaira y Casanueva, o que en febrero los satélites de la NASA captaran imágenes que permitían interpretar una subida de la temperatura media de hasta cuatro grados, demuestra la montaña rusa que ha sido el año en lo climatológico.

Más normal son las riadas en diciembre, cuando un río Dílar desbordado arrastró dos coches a lo largo de su cauce en Ogíjares. Y es que aún faltaban las intensas lluvias que ha dejado el último mes del año, mes en el que la cantidad de agua recogida por los pluviómetros duplicaba la de todo el resto del año. La borrasca Efrain pasó por la provincia con escalofriantes rayos y truenos, así como un manto de agua interminable. El verano fue un horno, entre otras cosas por el llamado ‘efecto isla’ que afecta a la capital, y el invierno, especialmente duro un año más, y van casi tres lustros, en la zona Norte. Y es que hay cosas que desgraciadamente ya no albergan lugar para la sorpresa. Por haber, en 2022 hasta ha habido un nuevo enjambre sísmico. Esta vez con epicentro en el municipio de Salar, en pleno Poniente granadino. Y todo mientras en Santa Fe aún se recuperan del que el año anterior hizo temblar las estructuras de cientos de edificios del Área Metropolitana y de miedo a los vecinos del Cinturón.

Paros patronales, huelgas y subida de precios

Pero la tormenta no solo ha sido meteorológica en 2022. La guerra de Ucrania y la subida generalizada de precios ha puesto patas arriba a los distintos gremios y agentes movilizadores de Granada. Marzo encaraba su segunda quincena con un paro en el sector del transporte que paralizó la actividad en MercaGranada. Y mientras el principal mercado de abastos de la provincia se colapsaba, los establecimientos minoritarios comenzaban a notar el desabastecimiento de sus productos frescos en los estantes. La caravanas de transportistas colapsó la Circunvalación de Granada. Hasta el punto de que el Ayuntamiento de la capital publicó un decreto prohibiendo parcialmente la entrada de camiones y tractores de más de 3.500 kilos al núcleo urbano de su término municipal alegando «motivos medioambientales».

Fue entonces cuando los convocantes agudizaron entonces el ingenio y comenzaron a marchar en coche o incluso a pie. Las multas de la Guardia Civil a transportistas por entorpecimiento del tráfico se sucedieron en aquellas jornadas, mientras que en Motril la flota pesquera se sumaba a las movilizaciones con un paro de tres días sin faenar. Ya en junio, lo que se volvió a repetir fue la tractorada de 2020, y en noviembre un nuevo intento del sector acabó pinchando por falta de seguimiento. Además, los trabajadores de la antigua Transportes Rober, ahora propiedad de Alsa, y los de Inagra amenazaron con sendas huelgas de autobuses y basura de cara al Corpus que, finalmente, quedaron desconvocadas a tiempo tras alcanzar sus respectivos acuerdos. Si bien, cabe destacar que en el primer caso sí llegaron a producirse algunos paros, aunque no en los días fuertes.

La subida de los combustibles ha estado detrás de los paros patronales, que han afectado a profesionales del transporte de viajeros, camioneros y taxistas. También a los comercios, los constructores o los propios usuarios de los vehículos particulares. Y es que este año también se recordará como aquel en el que el precio del diésel superó al de la gasolina. Para mitigar los efectos de la crisis, el Gobierno de España puso en marcha una serie de medidas entre las que destacaba un descuento de 20 céntimos a la hora de repostar en las estaciones de servicio. En 2023 dejará de tener efecto tras el último paquete anunciado por el Ejecutivo este mismo martes. Entre esas iniciativas está una congelación del alquiler, que ya recibió una bonificación de 200 euros, lo que en Andalucía y Granada, colapsó la web de la Junta más de un día. Otra de las medidas, las ayudas a los usuarios del transporte, tuvo su efecto sobre el precio del bonobús en la capital. Y otra huelga, la de Lactalis Puleva, también ha sido aplazada este mismo martes. Médicos, estudiantes y personal del SAS también han alzado la voz en este 2022 de agitación social y frenesí meteorológico.

Miguel López Rivera

FOTO: De arriba abajo y de izquierda a derecha: incendio de Los Guájares, riada a causa de las lluvias, paro del transporte, manifestación por los cortes de luz y desabastecimiento en supermercados | Fotos: GD
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