Los arrecifes de coral de todo el mundo se quedan sin tiburones y mantas raya
La presión de la sobrepesca, agravada por la contaminación del agua y el cambio climático, han puesto en grave peligro a dos tercios de las especies de estos animales
Los arrecifes de coral son uno de los ecosistemas más diversos del planeta (allí viven vive un tercio de las especies de peces del océano), pero también de los más amenazados. En las últimas décadas, la pesca intensiva, agravada por el impacto del cambio climático, el deterioro del hábitat, la contaminación del agua y el desarrollo costero, ha llevado a muchos de sus animales y vegetales al límite. Entre ellos, los tiburones y las mantas raya viven una situación especialmente crítica, según una investigación publicada este martes en la revista Nature Communications.
Para cuantificar el estado, la evolución y las amenazas que enfrentan los tiburones y rayas de arrecife en todo el mundo, los científicos utilizaron, como referencia, la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). De las 134 especies estudiadas que viven en este ecosistema, 79 están amenazadas, según la UICN, 14 de ellas en estado muy crítico, 24 en estado crítico y 41 en situación vulnerable. Además, independientemente de su grado de amenaza, un total de 94 presentan una población decreciente. La única especie que presenta una población creciente es la raya de manchas azules.
Es decir, casi dos tercios (59%) de los tiburones y rayas de los arrecifes de coral están en peligro de extinción, una cifra que duplica la amenaza a la que están expuestas las 1.199 especies de tiburones y rayas conocidas. Además, los investigadores también compararon su estado con todas las demás especies de los arrecifes de coral y los resultados confirmaron que estos animales son el segundo grupo más amenazado del ecosistema, después de los mamíferos marinos, que incluyen ocho especies de delfines y los manatíes.
Presión pesquera
«La principal amenaza, con diferencia, es la pesca intensiva», afirma Samantha Sherman, bióloga marina, investigadora de la Universidad Simon Fraser, en Canadá, y autora principal del estudio. «Cada especie de tiburón y raya de arrecife de coral que figura en una categoría amenazada de la Lista Roja de la UICN tiene la ‘pesca’ como una de sus causas. Esto se debe a la proximidad de los arrecifes a las grandes comunidades costeras que dependen del océano para obtener alimentos e ingresos», sostiene.
Así, destacan que el riesgo de extinción de estos animales es superior en las naciones con una presión pesquera más intensa y una gobernanza más débil, como Brasil, Tanzania e Indonesia. «El mayor riesgo para los tiburones se encuentra en el Atlántico occidental y partes del Océano Índico. Para las rayas, en el Océano Índico y el Sudeste Asiático. Estas regiones están muy explotadas y actualmente no cuentan con la gestión necesaria para reducir el impacto de la pesca en estas especies», lamenta Sherman.
Acusan esta situación, principalmente, catorce especies (cinco tiburones y nueve rayas) catalogadas como ‘En Peligro Crítico’ (la categoría de amenaza más alta) en la Lista Roja de la UICN. Entre ellas, el tiburón gris y las especies de ‘raya rinoceronte’, llamadas así por su similitud con los tiburones. El riesgo es mayor para las especies de cuerpo más grande, que son las que están más ampliamente distribuidas por el mundo, pues suelen tener tasas más bajas de crecimiento de la población, menos capacidad para resistir la mortalidad por pesca y, por lo general, son las más valiosas comercialmente, según recoge el estudio.
Aparte de estos animales, Sherman alerta de que las especies pelágicas (aquellas que viven en aguas medias o cerca de la superficie y prácticamente no tienen contacto con el fondo marino ni con la costa) también están muy amenazadas. El 77% de las 31 especies se encuentran en una categoría de riesgo, según la Lista Roja de la UICN. Esto se debe a que «muchas especies de arrecifes no se encuentran en aguas más profundas, lo que significa que son más accesibles para una gran variedad de pescadores y artes de pesca, sin refugio en las profundidades», sostiene la bióloga.
Huella humana
Tanto los tiburones como las mantas raya son capturados en pesquerías industriales a pequeña y gran escala. Las pesquerías de arrecifes de coral sustentan directamente los medios de vida y la seguridad alimentaria de más de 500 millones de personas. Sin embargo, la huella humana que dejan en estos ecosistemas supera con creces la productividad de los arrecifes en muchas partes del mundo. Los tiburones se comercializan internacionalmente por sus aletas y su carne, principalmente; y las rayas por su carne y sus pieles, que se convierten en cuero. Otros usos comunes incluyen su exhibición en acuarios (27%), su utilización como alimento para animales (19%) y el desarrollo de medicinas (11%).
Como consecuencia, las pirámides ecológicas se desestabilizan. «Los tiburones y las rayas juegan papeles ecológicos clave en los arrecifes que no pueden ser llenados por otras especies. Por ejemplo, los tiburones grises de arrecife comen principalmente peces pelágicos (no del arrecife), pero después transfieren esos nutrientes al arrecife, y son clave para que crezcan los corales», advierte Sherman. Es decir, las poblaciones saludables de tiburones y rayas de arrecife ayudan a mantener estos ecosistemas en buenas condiciones, mientras que su ausencia afecta tanto a la abundancia como al comportamiento de otras especies.
Si no se toman medidas urgentes, los investigadores auguran que habrá consecuencias ecológicas crecientes para los arrecifes de coral, muchas de las cuales serán difíciles o imposibles de revertir. «Ya estamos viendo extinciones funcionales de tiburones de arrecife a nivel mundial. Las extinciones funcionales significan que no hay suficientes individuos de la especie para desempeñar su función ecológica. Necesitamos actuar ahora para garantizar que estas extinciones funcionales no se extiendan a más arrecifes», pide Sherman.
Cooperación global
Hasta ahora, las medidas que se han tomado son escasas. «Muchas especies de arrecifes se encuentran en distintos países, lo que significa que los esfuerzos de conservación requieren una cooperación global», dice la científica. «En noviembre de 2022, los gobiernos de todo el mundo votaron para aplicar regulaciones de comercio internacional para 104 especies de tiburones y rayas. Más recientemente, se incluyeron 21 especies de arrecifes de coral, además de las 18 especies ya ‘protegidas’ por estas regulaciones. Este es un paso en la dirección correcta, todavía falta implementarlas y no detiene el problema de la mortalidad relacionada con la captura incidental (involuntaria)».