«Tamames y Schwarzenegger»
«Soy un ególatra y, si no me riera de ello, sería un gilipuertas». ¿Seguro que Vox ‘utiliza’ a Tamames?
No siempre hay que buscarle tres pies al gato. Para explicar lo inexplicable. Vivimos en un mundo tan complejo y con tantas contradicciones que casi hemos dejado sin sentido el viejo principio de la Navaja de Ockham. «En igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable».
Como en política no existen las casualidades, y mucho menos a las puertas de un ciclo electoral, llevamos semanas tejiendo teorías conspiranoicas y estrategias maquiavélicas de manipulación para intentar entender qué hace un personaje como Ramón Tamames encabezando la moción de censura de Vox contra el Gobierno. Cómo un histórico de la izquierda ha basculado del comunismo a la ultraderecha. ¿Cómo ha involucionado y se ha dejado utilizar?
Tamames está tan feliz de conocerse. A sus 89 años, es el candidato a una moción de censura más longevo de la democracia española. Ya ha hecho historia. ¿Qué hay detrás? Un hombre. Ambicioso, con aspiraciones y sin espejos insolentes que le recuerden su edad. Con un puñado de virtudes (eso nos dice Abascal) y muchas debilidades. Bendita hemeroteca: es el propio escritor y catedrático quien se retrataba con estas palabras cuando hace unos años presentó sus memorias: «Soy un ególatra y, si no me riera de ello, sería un gilipuertas».
A punto de cumplir los 80, se jactaba de contar con un «certificado médico que le garantizaba cuerda hasta los 102». ¿Su receta milagro? Dieta y mucho ejercicio. Físico y mental. Con estos precedentes, y con la oportuna operación tacticista de Vox, las 800 páginas de Algo más que unas memorias se han quedado cortas. Pero yo sería prudente pensando en el segundo volumen de quien ingresó en el Partido Comunista en los años más duros del Franquismo, fue concejal de Tierno Galván antes de virar al CDS y hasta tuvo tiempo de convertirse en un economista de prestigio. ¿Seguro que tenemos claro quién utiliza a quién?
No todo es lo que parece. Y no siempre el discurso racional gana a la metafísica. Ahora resulta que Schwarzenegger es «comunista». Sí, han leído bien. El mediocre actor de Hollywood, el controvertido gobernador de California, ha grabado un vídeo contra el nazismo y se ha vuelto viral. No hay más. Blanco o negro; héroes o villanos. Con permiso de Guillermo de Ockham, puede que lo más sencillo sea lo más probable… pero nadie nos garantiza que sea lo mejor.
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