La calle Real que es la más grande de aquella villa y, como si dijéremos, la columna vertebral que sirve a las otras de engaste y punto de partida estaba materialmente cubierta de jinetes franceses y de caballos. (Bailén; Benito Pérez Galdós)

No son jinetes franceses y caballos como apuntaba el novelista grancanario en sus Episodios Nacionales. Es la gente que en masa acudió a celebrar las fiestas carnestolendas el pasado 19 de febrero. Semanas más tardes, como consecuencia de la celebración del Mercado Medieval, la gente se volvió a echar a la calle y abarrotó nuestra calle Real, llenándola de vida y alegría.
 
Hago esta reflexión invitando a un debate moderado y tranquilo en el que se analice la importancia de restringir el tráfico en esta calle para poder celebrar actividades musicales, deportivas o culturales. Y ahora que se acercan las elecciones municipales, sería importante que en los programas electorales de los partidos concurrentes se plantearan entre otras cosas, un plan director que revitalice el centro de nuestro pueblo, incluyendo el fomento del comercio, la peatonalización de la calle Real al menos los festivos y fines de semana, la recuperación de espacios urbanos perdidos para la ciudadanía, homogeneización del mobiliario urbano, luminosos, terrazas y veladores, entre otras cosas.
 
Nuestra identidad lleva implícita la vida en la calle; hagámosla realidad. Abracemos la calle y como Luis Eduardo Aute decía del mar, la calle nos está esperando, a poco tiempo del sueño, sólo es cuestión de unos pasos, esos que reprime el miedo; vayamos pues, a abrazarlo, como un amante que vuelve, de un tiempo que nos robaron, ese que nos pertenece.
Octavio Ruano, uso de tus fantásticas fotografías, esta que como dice el refranero: “una imagen vale más que mil palabras.
 
Gacetilla y curiosidades elvirenses.
 
 
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