Él no se pone malo nunca, ni los suyos. Pero si ocurriera, ahí está la sanidad privada, que para eso se la puede costear.

Y esa sanidad cuyo fin es ganar dinero a costa de restablecer la salud a sus clientes a quienes también llama pacientes, pues está ahí, al servicio de unos pocos. Yo estuve muchos años siendo atendido por la privada, pero desde hace otros muchos que no me quiten a mi médico de cabecera, aunque cada vez tarden más en darme cita con él y con los especialistas, aunque cada vez que vaya a uno de especialidades me lo cambien y el tiempo se esté convirtiendo en un ente indeterminable.

Me dicen que hay especialistas a quienes les han quitado las guardias vespertinas en hospitales públicos, mientras la privada les ofrece esa tarea durante el tiempo que la pública se la quita ajustando los horarios a los pacientes.

También me dicen que les recomiendan rebajar el nivel de los tratamientos, que los más caros dejen de prescribirlos, porque no estamos para despilfarros ahí, y que quien los necesite, si se los puede costear, que se los pague, pero eso de para todos igual, que en la pública ya no. Luego dice Juanma que esto va bien; y lleva razón, va bien como iba cuando yo era un niño y me recibía don Tomás en su consulta porque apreciaba a la guardia civil, y ya está. Las cosas van bien, Juanma, para quien puede pagárselas, pero si haces lo que en Galicia y pones las máquinas entregadas a la pública en la privada, ya irán diferentes, porque serán usadas solo con quienes pagan. Gente de bien.

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