Canarias da la alarma climática: perderá la mitad de las playas y el 10% de las casas
El Ejecutivo autonómico reclama más autonomía para atajar los estragos de la emergencia climática. La inacción provocará la pérdida del 11% del PIB y la reubicación de la población por la subida del mar
s urgente. Canarias puede convertirse en el primer territorio español que pierda la batalla contra el cambio climático si no se toman medidas de forma inminente. Lo acreditan los científicos. El archipiélago ha realizado un diagnóstico pormenorizado de sus consecuencias y los resultados son demoledores: subida del nivel del mar y de las temperaturas, desertificación, tropicalización y aumento de fenómenos meteorológicos adversos y de enfermedades respiratorias y cardiovasculares asociadas. Un panorama apocalíptico que amenaza también la economía de la región.
El Plan de Impulso al Medio Ambiente Adapta Costas alerta ya de que los procesos de inundación derivados de la subida del nivel del mar afectarán a 147 arenales, siendo las islas orientales y las centrales las más perjudicadas. La primera eliminada ya tiene nombre y apellido: la playa de Alcalá, en Guía de Isora, Tenerife.
Los estragos de esta problemática no se detienen en las zonas turísticas. Las ciudades tampoco se libran y entre las más perjudicadas se encuentra Las Palmas de Gran Canaria, la más poblada del archipiélago, con unos 380.000 habitantes. En total, se calcula que el 10% de la población residente en las islas tendrá que ser reubicado en el interior, a la vez que se prevén importantes afecciones en las infraestructuras públicas.
La preocupación es total. Varios puertos y aeropuertos como el de Lanzarote o el de Fuerteventura tendrán que reconfigurarse. Desaladoras y centrales térmicas deberán desmantelarse y quedarán comprometidos varios tramos de autovías y carreteras. Y amplias zonas agrícolas e industriales también quedarán damnificadas.
“Canarias va a ser el tráiler de lo que le puede pasar al planeta si no ganamos esta lucha”. Así se expresa José Antonio Valbuena, consejero de Transición Ecológica del Gobierno regional, que reclama más autonomía para las islas en materia energética con el objeto de tomar decisiones inmediatas. El PSOE ha incluido en su programa electoral para el 28-M la aprobación de una ecotasa en las islas. Los socialistas ya se habían mostrado partidarios esta legislatura de la aprobación del gravamen, siempre y cuando el turismo recuperase las cifras prepandemia. Y ahora, que ya se ha superado ese umbral, han incluido la medida.
El consejero socialista no oculta sus reparos hacia el Gobierno central. “Necesitamos que, en colaboración con el Estado, tomemos las riendas en planificación, desarrollo y programación energética”, asegura a El Confidencial. Se queja de la escasa agilidad en ciertos cambios normativos y resoluciones que necesita el archipiélago para sortear los efectos de la emergencia climática. Pone como ejemplo la demora en la aprobación de un concurso para sustituir las obsoletas y contaminantes centrales térmicas. También la falta de impulso a una gran pila de almacenamiento de energías renovables en Tenerife, indispensable para avanzar en la descarbonización, y reclama una mayor diligencia en los trámites para implantar la eólica marina ya diseñada.
Golpe a la economía
El golpe a la economía, debido principalmente al daño en la actividad turística, es de enorme calado y se estima una pérdida del 11% del PIB de las Islas Canarias. Un impacto que se une al que recibirá la salud, ya que se incrementarán las enfermedades crónicas asociadas al cambio climático, especialmente por el aumento de episodios de calima. Que además serán más intensos.
Otro de los informes, elaborado por el Grupo de Observación de la Tierra y de la Atmósfera (GOTA), augura un alza de las temperaturas medias en una horquilla situada entre uno y tres grados, el incremento del número de noches tropicales y una mayor duración de episodios de calor extremo. Eso no es todo. Las lluvias anuales disminuirán en torno al 30%, aumentando el riesgo de desertificación y de grandes incendios forestales. Y las llamadas islas verdes —a excepción de La Palma— experimentarán cambios sustanciales con una pérdida de vegetación que conllevará paisajes más áridos. La pesca, la agricultura, la ganadería, la flora, la fauna y el entorno marino completan este cuadro devastador.
Canarias ha evaluado el impacto y la fecha. Varios estudios científicos han pormenorizado sus efectos en dos hitos temporales: el horizonte del año 2050 y el final del siglo. Se trata de la primera radiografía de esta magnitud realizada en España. “Hemos hecho este diagnóstico porque nuestras debilidades son muy superiores al resto de territorios”, explica Valbuena. Las conclusiones de estas proyecciones abarcan todos los ámbitos.
En medio de este diagnóstico, Canarias ha hecho sus deberes con la reciente aprobación de su ley de cambio climático. Con este texto, al menos en el marco de sus competencias, pretende evitar que se cumplan los pronósticos con la inclusión de las herramientas necesarias para poder alcanzar la descarbonización de las islas en 2040, 10 años menos de los fijados por Europa y España.
El plan autonómico establece medidas específicas y obligaciones que atañen a administraciones públicas y al sector privado con el fin de reducir en un 90% las emisiones y alcanzar un 92% de la energía final consumida a través de renovables en esa frontera de 2040. El archipiélago tiene las condiciones naturales para lograrlo gracias a las horas de sol y de viento y a la tecnología disponible, Valbuena insiste en la necesidad de acelerar los pasos para evitar la catástrofe. Ese avance lo centra, sobre todo, en un marco normativo propio del que hoy carecen las islas.
“Canarias es un sistema aislado. No podemos conectarnos energéticamente con el resto de Europa ni con África. Tenemos las herramientas, la responsabilidad y equipos profesionales capacitados para coger la batuta y tomar decisiones rápidas que no comportan ningún riesgo ni para las políticas nacionales ni para el resto de las comunidades autónomas. Con esa mayor capacidad de actuación, podemos conseguir que el archipiélago sea el primer territorio insular de la UE en llegar a la descarbonización. De lo contrario, encabezaremos el ranking de los primeros perjudicados”, explica el consejero del ramo.
Valbuena, no obstante, se muestra comprensivo con los múltiples frentes que tiene abiertos el Gobierno de Pedro Sánchez en asuntos energéticos y Canarias es uno más, aunque asegura que no es óbice para otorgar a las islas el mismo margen de autonomía de que disponen en este ámbito Madeira y Azores con Portugal. La exigencia no es baladí. Mientras los expedientes se eternizan en los despachos de la Administración central, el tiempo corre en contra. “Cada año que pasa es un año perdido que nos costará mucho recuperar”, sentencia el consejero, que destaca las conclusiones de la ONU: los archipiélagos son los territorios más frágiles ante el cambio climático.
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