El campo español se queda sin relevo generacional
En esta década se jubilarán el 60% de los agricultores y ganaderos españoles. Sólo un 5% del campo está gestionado por menores de 35 años
José Juan se está retirando de un oficio «duro y muy sacrificado», como él dice. Toda su viga pegada a la tierra, al secano, cultivando cereal, leguminosa y girasol en la localidad albaceteña de Viveros. Pese a que a uno de sus dos hijos le gustaba el campo: «No era buena opción quedarse. Han sacado sus estudios bien. Son ingenieros. Tienen buenos puestos de trabajo y están mejor». Y éste es el ejemplo de una de tantas explotaciones agrícolas que aquí escribe su punto y final.
«Mi campo ya ha muerto. De hecho, las tierras que yo tenía arrendadas las estoy dejando a sus dueños, y sólo me quedo con lo poco que tengo en propiedad», nos dice José Juan. Echando la vista atrás se queda con lo bueno: «Me gusta el campo. Nadie manda en tí. No tienes jefes». Reconoce que, en los últimos años, sobre todo, han venido mal dadas. «El problema es que los precios están muy bajos y estamos trabajando a precio coste. Eso viniendo la cosa regular. Viniendo mal, como viene con la sequía, ya tienes que poner dinero», sentencia un agricultor a punto de retirarse del campo.
La nueva generación
«A mí me gustaría que el sector primario no dependiera de subvenciones. Queremos que el producto tenga un precio digno. No queremos limosnas. Y eso no sé si algún día lo veremos», explica Alba. En su caso hay relevo, está en ese porcentaje del 5% que se queda con el campo siendo joven, pero no es lo que ella ha vivido a su alrededor. «Si comparamos las explotaciones que había en mi pueblo cuando mi padre y mi tío empezaron a las que hay ahora, se han reducido al 90%. De 20 que había ahora mismo sólo hay tres y sin relevo generacional porque sus hijos han estudiado y se han marchado del campo. Cómo buena agricultora y ganadera Alba traza los dos grandes problemas del campo español: Uno la sequía, «los pastos están escasos, y este año no cosechamos nada porque no tenemos regadío en el cereal».
Y el segundo, los costes. «A nosotros también nos ha subido el precio de la luz y el gasoil de los tractores y esos precios que en el mercado se han repercutido bastante, a nosotros que somos el primer eslabón de la cadena no nos llega en porcentaje tan alto», cuenta Alba. Su forma de vida, elegida, es distinta a la de una joven de su edad. Para cogerse un puente de vacaciones piensa más en sus ovejas y su plan de viaje se acaba si están en época paridera. Ella forma parte de una generación de agromillenials, como se les ha bautizado, que en vez de mirar al cielo consulta la aplicación para ver si va a llover y que disfruta trabajando en botas y en vaqueros al aire libre.
María Manjavacas
CADENA SER