UberX es un servicio de chóferes que se reserva a través de la aplicación móvil con un precio que se fija mediante una combinación entre duración y trayecto.Los taxistas aseguran que si Uber opera desde la «legalidad» no tienen un problema con la competencia pero tendrán que repartir el negocio también con Cabify

Uber trata de volver a empezar en España y lo hace con un cambio de estrategia con el que busca olvidar su polémico desembarco de 2014 que acabó con la decisión judicial de cerrar UberPop. En este segundo intento, la empresa estadounidense implantará su servicio UberX que en vez de utilizar a conductores sin licencia, como hizo en sus comienzos, utilizará solo aquellos que cuenten con una VTC (la que regula los vehículos con conductor). La fecha para poner en marcha este servicio está fijada para el primer trimestre de este año, según adelantó Carles Lloret, director de la firma para el Sur de Europa, en una entrevista con El País y que confirmaron fuentes de la  compañía a eldiario.es aunque no especificaron fecha exacta.

La compañía ya tiene en marcha este servicio UberX en otros países europeos como Francia o Reino Unido. La forma de funcionamiento es el de un servicio de chóferes que se reserva a través de una aplicación móvil a través de la cual el usuario puede ver el tiempo que le falta al conductor para llegar a destino así como una ficha del mismo. Respecto al precio, este no es cerrado sino que se fija mediante una combinación de distancia y tiempo, con un precio mínimo que puede rondar los 5 euros. El negocio para Uber está en que cobra una comisión del 25% a los chóferes o empresas que utilizan su plataforma, lo que denomina un pago por «la intermediación tecnológica».

El modelo que utilizará es similar al que ya emplea Cabify, que se basa en poner en contacto a los conductores con licencias VTC con pasajeros a través de una aplicación en el móvil. Este cuenta además con el respaldo judicial tras la decisión de Ana María Gallego Sánchez, titular del juzgado número 12 de lo mercantil, que no vió razones para decretar la suspensión del servicio pedidas por una asociación de taxistas que aseguraba que existía una situación de competencia desleal.

Rechazo de los taxistas

El sector del taxi recibió con fuertes movilizaciones el desembarco de Uber por su forma de funcionamiento que utilizaba a conductores sin licencia con la app UberPop. Tanto en Madrid como en Barcelona, las asociaciones locales de taxistas llevaron a la compañía a los tribunales y en el caso de Madrid, en diciembre de 2014, el titular del Juzgado Mercantil número 2 decretó la suspensión de UberPop con unas medidas cautelares.

Ahora, los taxistas dicen que si la compañía opera de forma legal, ellos aceptan la competencia. «Uber no es el demonio si está legalmente constituida y hace las cosas de forma legal. No estamos contra Uber por ser competencia sino por ser ilegal. Qué sería del Estado si todos hiciéramos lo mismo, si todos dejáramos de pagar impuestos», dice Miguel Ángel Leal, presidente de Fedetaxi. Leal también advierte de que al final lo que buscan es quedarse ellos con el mercado. «Las grandes multinacionales buscan borrar al autónomo», añade.

Por su parte, Juan Ignacio García Braschi, Country Manager de Cabify en España, señala que «evidentemente Uber es competencia, pero ya competimos con ellos en Latinoamérica». García Braschi asegura que cuentan con una serie de características que los diferencia. «Un servicio diferencial, una atención personalizada y un servicio implantado localmente», desgrana a lo que suma que ellos operan con un precio cerrado por trayecto y la opción de reservar en los trayectos particulares.

¿Hay mercado para todos?

El nuevo Reglamento de Ordenación del Transporte Terrestre aprobado ‘in extremis’ antes de las elecciones mantiene el blindaje a los taxistas con la proporción de una licencia VTC por cada 30 de taxis. Con estos mimbres, en la práctica no se pueden dar más licencias para chóferes privados en Madrid. En la actualidad, unos 200 conductores con licencia utilizan Cabify mientras que estiman que en la comunidad hay operativas alrededor de 2.000, por lo que todavía quedaría margen de crecimiento.

Además, el reglamento obliga a tener una flota mínima de siete licencias para poder operar, aunque hay un régimen transitorio hasta que se implante totalmente, por lo que Uber también está hablando con empresas a la hora de captar chóferes. La forma de funcionamiento respecto a los conductores es la de hacer de intermediario con los clientes, es decir, no son empleados de Uber.

Con el lanzamiento de UberX la compañía sigue las líneas perfiladas a finales de 2015 cuando dio un giro a su estrategia y trato de rebajar su perfil de tiburón al apostar por la colaboración con las administraciones. «A través de este documento Uber se compromete a trabajar junto al Gobierno y otros agentes para actualizar la regulación de transporte que regula las licencias de vehículos con conductor (VTC)», decía el texto. A pesar de esta declaración de buenas intenciones, la compañía seguía con su estrategia de ‘lobby’ en la búsqueda de una mayor liberalización del sector. «Actualmente, la regulación española es una de las más restrictivas de Europa, permitiendo solo una licencia VTC por cada treinta licencias de taxi, y exigiendo que todos los operadores de VTC operen con una flota mínima de siete vehículos», añadía.

En este contexto, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha instado a Fomento y al Consejo de Ministros a cambiar el Reglamento de Ordenación del Transporte Terrestre que  regula a las empresas de vehículos de alquiler con conductor y fue aprobada por Real Decreto en noviembre de 2015, al considerar que presenta restricciones a la libre competencia y al «bienestar general». «Impide que los taxis y los vehículos con conductor compitan entre sí y que los consumidores puedan beneficiarse de una mayor disponibilidad de vehículos, un menor tiempo de espera y una mayor competencia en precios, calidad e innovación», argumenta en referencia al servicio que prestan empresas como Uber y Cabify.

El gigante estadounidense ha ido creciendo de tamaño a la par que se iba expandiendo por mercados de todo el mundo. Sin embargo, España se había quedado fuera tras la decisión judicial y únicamente funcionaba hasta ahora el servicio UberEats en Barcelona que sorteaba la prohibición dado que los conductores no transportan pasajeros sino comida a domicilio. Con UberX volverán a dedicarse a su negocio primigenio.

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