Camiones cargados con vallas y tribunas enfilan la circunvalación buscando nuevos espacios que acotar y construir.

Granada se queda a las puertas del Corpus y el sol brilla con la intensidad de un verano que llegará abrasador. Paco Cuenca va cerrando capítulos, carpetas, y con las manos tranquilas prepara la entrega de una ciudad a quien llegó mandatada desde Sevilla a dirigir una tierra que antes había dejado cuando su jefe Torres Hurtado tuvo que salir de esa misma alcaldía camino de la comisaría policial.

Y Paco seguramente se preguntará por qué no han acudido a las urnas quienes pudieron votar una gestión basada en pagar trampas que habían dejado PP y Ciudadanos, en sanear la caja municipal, arreglar calles, incluidas aquellas que habitan quienes jamás lo votarán.

Piensa que desde la inmensa jornada de las Fuerzas Armadas hasta la entrega de los Goya, pasando por la apuesta fundamental en el acelerador de partículas, las jornadas europeas que reunirán aquí a la totalidad de líderes europeos en otoño…, haber dejado a Granada en la cúspide nacional e internacional, con una proyección de futuro inigualable, con turistas llenando calles, plazas, hoteles, bares, restaurantes; con una imagen fabulosa dentro y fuera; y con las tecnologías y la definitiva apuesta por ellas como futuro de progreso, con el cinturón verde casi cerrado… se pregunta por qué los votantes progresistas de esta ciudad han pasado de votar, qué es lo que esperaban, qué complejo de superioridad tienen para abandonar esta ciudad en manos de una derecha que no ha hecho nada en los últimos años por su mejora, ni siquiera desde la oposición, y en tiempos anteriores mejor ni nombrarlos.

No se lo explica porque no tiene explicación.

foto:ARABA PRESS

A %d blogueros les gusta esto: