¿Deben volver los libros de texto a los colegios?
Suecia frena la digitalización de las aulas ante la caída de la comprensión lectora
El debate lo ha abierto Suecia al frenar la implantación de su plan de digitalización en la escuela y aumentar la presencia de libros de texto en las aulas. La decisión la ha tomado tras conocer el retroceso sufrido en los resultados del examen europeo que mide la capacidad de comprensión lectora de los alumnos (PIRLS), en el que España ha quedado muy por debajo del país nórdico y de la media europea. «Los libros tienen ventajas para el aprendizaje que ninguna tableta puede sustituir», argumentó la ministra sueca Lotta Edlhom. Los expertos apuntan que la revolución digital se está haciendo muy rápido y sin contar con evidencias científicas sobre sus efectos en la enseñanza.
El Ministerio de Educación de Suecia no rechaza el aprendizaje de la competencia digital, pero sí ha apostado por dar mayor relevancia a la lectura de textos en papel. «Los resultados de la prueba PIRLS son una señal de que tenemos una crisis de lectura en las escuelas suecas. En el futuro, el Gobierno quiere ver más libros de texto y menor tiempo de pantallas», destacó la ministra. Dedicará más de cien millones de euros en dos años para acelerar el regreso del papel a las aulas. En España, el Ayuntamiento de Barcelona también ha dado un paso adelante en esa dirección y ha prohibido los aparatos tecnológicos en las escuelas infantiles, de 0 a 6 años.
La lectura en libro y en ordenador generan estímulos y efectos diferentes. «Con las pantallas los alumnos aprenden de forma pasiva. No ejercitan el cerebro igual que con la lectura en papel», señala el profesor Nino Cervera, conocido en redes como @ninoceronte. Leyendo libros se trabajan «muchas habilidades», como «la comprensión lectora, la reflexión crítica, la concentración, la creatividad…», resalta. Unas competencias que no se ‘entrenan’ con los medios digitales.
Menos capacidad lectora
Además, el abuso de la tecnología fuera del aula tiene efectos secundarios en los aprendizajes dentro de los colegios: la lectura en profundidad de libros se ha vuelto más difícil para los estudiantes. «Con las redes sociales los chavales cada vez se están acostumbrando a formatos en los que apenas hay que leer, como los reel de TikTok e Instagram, vídeos cortos que se basan en la inmediatez. ¿Cómo van a ser capaces después de leer textos largos y complejos?», se pregunta el docente.
Los alumnos prefieren de forma abrumadora las tablets frente a los libros porque les resulta más sencillo. «La lectura en papel es más compleja, moviliza más recursos de atención, es un antídoto contra la distracción. Obliga a que la atención se enfoque de manera privativa en el texto», detalla Joaquín Rodríguez, doctor en Historia y Antropología, autor del libro ‘Lectocracia’ (Ed. Gedisa_cult’ y experto en las transformaciones derivadas de la revolución digital en ámbitos como el de la lectura o la educación. Aunque todavía existen pocas evidencias científicas, «sabemos que los libros exigen una lectura más profunda y facilitan una comprensión mayor», resume.
30 minutos
Es el tiempo de lectura que marcha la Lomloe para la etapa de Primaria
Esa falta de evidencias científicas sobre los efectos de la digitalización en los aprendizajes complica la toma de decisiones de los responsables educativos y de los propios colegios sobre el camino a tomar. «Lo que está claro es que no se ha demostrado que la lectura digital supere a la de papel, pero sí existen evidencias de los riesgos del abuso de las tecnologías en la etapa de desarrollo de niños y adolescentes», apunta María Salmerón, pediatra del hospital Ruber Internacional de Madrid. Enumera alguno de esos peligros, como las distracciones que tiene el alumno con las tablets en el aula –pierde el hilo de las explicaciones del docente–, la posibilidad de que entren a páginas inadecuadas o la fatiga visual. «Es un poco contradictorio luchar por evitar que abusen de la tecnología y meterla en la escuela, con lo que incrementas el tiempo que le dedican. ¿Era necesario hacer tan rápido el proceso de digitalización?», se pregunta la pediatra.
Los expertos coinciden en que no existe una recomendación general. Pero sí apuntan que cada medio debe utilizarse para fines diferentes. Está demostrado que los alumnos comprenden mejor la información impresa en textos de más de una página, algo que parece estar relacionado con el efecto perjudicial para la comprensión de textos del desplazamiento por las ventanas de las pantallas. «Si solo necesitamos que comprendan y recuerden una idea básica de lo que están leyendo no hay problema en usar medios digitales. Pero cuando la tarea exige una comprensión más profunda, porque se trata de conceptos complejos que requieren atención, el papel supera al medio digital», incide la pediatra.
Buscar el equilibrio
En todo caso, son dos mundos que tienen que aprender a convivir en el aula, aclara Joaquín Rodríguez, ya que no podemos cerrar los ojos ante la realidad de que los estudiantes hoy en día son nativos digitales y se van a relacionar siempre con la tecnología. La solución es «dar con el equilibrio». Y con formas para enganchar a los chavales con los libros. «Los alumnos se encuentran en los colegios con libros que nada tienen que ver con su vida. El profesor debe establecer puentes que les impliquen. Si no se hace de forma correcta, la lectura les puede generar rechazo de por vida», advierte.
No se trata de dar la espalda al mundo digital, «sería como intentar parar una ola con un dedo», señala gráficamente Nino Cervera. La clave es dejar tiempo suficiente en los colegios para trabajar de forma específica la lectura. «Por ejemplo, emplear quince minutos a leer en el aula y reflexionar sobre lo que se ha leído. De hecho, los centros ya son conscientes del problema y le dedican más esfuerzos», destaca.