Hay quien sueña con enseñar a los demás, con ser maestra, con ser docente, porque entiende que esa es una de las bases de cualquier sociedad que aspire a un futuro mejor

El verano ha echado a andar con sus estrategias, todas cálidas, también calientes, como traduciría Google. Faltan páginas, sobran argumentos, y así, desde la primera ola de calor (olvidados los sudores de marzo y abril), pasando por la selectividad, en la que tres de los nuestros (también quienes triunfan son nuestros, que no va a ser todo malo) alcanzaron el catorce, y hay quien se sorprende de que se queden en la UGR.

Normal, es la mejor Universidad del Sur de España, la tercera de España y la que les ofrece las mayores ventajas, como por ejemplo quedarse en casa. Universidad, por cierto, entre cuyas titulaciones más demandadas está magisterio, que hay quien aún tiene grabado en los hemisferios que ahí acaban los que no pueden entrar donde sueñan. Y es que aquí hay quien sueña con enseñar a los demás, con ser maestra, con ser docente, porque entiende que esa es una de las bases de cualquier sociedad que aspire a un futuro mejor. Lástima que quienes deberían cuidar la educación prioricen otras cosas y la maltraten como lo hacen.

Podríamos seguir con la pérdida de cuatro vidas que visitaban un famoso barco hundido, muy famoso, junto a los centenares de muertos en el hundimiento de otro barco anónimo en el que las gentes, personas, buscaban una tierra de promisión que se convirtió en el horror de la muerte, y donde no hubo tantos barcos ni radares ni aviones ni estrategias para evitarlo. Y la diferencia que marca la sutil línea existente entre la vida de un rico y las vidas de centenares de pobres. Todas las vidas son iguales, pero unas más iguales que otras. Seguiremos.

FOTO: https://grados.ugr.es/primaria_inmaculada/pages/titulacion/img5621-2/!

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