«Entre mentiras y penitencias» por Juan de Dios Villanueva Roa
Nos aproximamos al final de la campaña electoral, una campaña que hará que muchos vayan al infierno, otros al purgatorio y la mentira ascienda al Olimpo.
Es frecuente que algunas gentes busquen alcanzar sus objetivos apoyándose en falacias, en el desconocimiento del interlocutor, en que se considera la cosa como un menú a renovar junto con todo el servicio; también en los errores de quien debería haber dejado los avances claros y no permitir que se embarrase lo realizado. Las cosas que hemos oído en estos últimos tiempos han sido de tratamiento psiquiátrico o pastoral, apuntémonos donde queramos.
Que alguien tan gris como Núñez pueda alcanzar la presidencia de España es señal de que muchas cosas no se han hecho bien por parte de las izquierdas, pero la primera será no ir a votar, ser apáticos frente a sus ideas, justificar su inacción en hechos que tal vez no han sucedido. Dejarlo en manos de la ultraderecha y de Núñez porque dicen que se ha gobernado con Bildu, olvidar que el PP metió a centenares de policías en un barco con un Piolín y los enfrentó a unas calles que ardían, no considerar la pandemia, sus consecuencias y las acciones llevadas a cabo, ni la recuperación económica y evitar que miles de empresas cayesen, que la guerra europea haya roto actuaciones que ahora están recuperándose de forma evidente, la subida de las pensiones, del salario mínimo… solo demuestra que hay gentes que anteponen su orgullo al bien común.
Ignoro quién ganará, pero dentro de un par de años la inmensa mayoría sabremos los otros resultados, y algunos igual ya no tendrán opción para cambiar. Habrá que preguntarles entonces.