Y Paco dejó a Paqui una Granada llena de proyectos, con presupuestos aprobados por todos y con ideas que, de ser puestas en práctica, cambiarán esta tierra en su futuro económico y social.

Falta impulsar la unión de todos los que conforman esta olla, de los que beben las mismas aguas y sienten los mismos vientos; y planificar coordinada y conjuntamente los enlaces y lazos que unan y respeten la idiosincrasia de sus gentes, establecer los parámetros para evitar que algunos se conviertan en ciudadanos de segunda cuando lo que se pretende es acercar a todos a la unicidad. Existen diferencias, pero no se trata de que todos vivan en Puerta Real, sino de que la totalidad pueda beneficiarse de vivir bajo un techo común con una igualdad en los servicios y en los avances. Hay que considerar que la Granada que viene tendrá uno de sus más potentes focos económicos fuera del rectángulo que hoy conforma su área municipal. Paqui tiene dos ventajas más que Paco no tuvo: la lealtad de la oposición que acaba de gobernar y una imagen muy positiva del nombre y de la ciudad.

Debe evitar soberbias y empaques, no solo de ella, que estoy casi seguro de que no lo hará, por sentido común. Sino de quienes la rodeen, quienes llegado el momento piensen que el ayuntamiento y lo que significa es suyo, un cortijo, con sus aguas, sus higueras, sus tractores y su cocina. No hablo gratis, solo hay que mirar hacia atrás. Y no muy lejos. Y ahí Paqui debe dar la cara. Paco y Paqui debatirán cada semana, pero por encima de ellos siempre estará la gente nazarí.

foto : cadena ser

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