CON JENNI HERMOSO
No es momento de tibiezas ni de mirar hacia otro lado. El fútbol, el deporte que mueve a las masas de este país, que ejerce de modelo de acción social, no puede entenderse como algo que afecta y decide exclusivamente una minoría que representan los que (todavía) mandan en la Federación Española de Fútbol.
Habló Luis Rubiales y nos dio la dimensión de lo que es. Preocupa relativamente su discurso trasnochado que, por lógica, debe tener las horas contadas. Lo que preocupa más son los aplausos, esos aplausos vergonzosos e injustificables que delatan hasta qué punto es necesario transformar la estructura de la federación (las caras y los nombres) empezando por los entrenadores (Jorge Vilda y Luis de la Fuente) y continuando por directivos nacionales, regionales y provinciales que se sientan en esa sala o que van por los campos de España replicando esa mentalidad inaceptable. Si todos ellos (y ellas, porque hay algunas mujeres, conste) no son conscientes de lo que han hecho, de la imagen que han proyectado en nuestro país y fuera de él, es aún más grave que si son simplemente unos estómagos agradecidos. Resumiendo: que sobran todos, que hay que remodelar la RFEF desde sus cimientos y que el Gobierno de España debe pilotar el cambio.