Mensajes positivos, despedidas tranquilas y otros consejos para hacer más llevadera la vuelta al cole de tu hijo
Para los más pequeños, volver a la escuela infantil puede suponer un desafío, pues tras dos meses de vacaciones se separan de sus figuras de referencia. Se abre un período de adaptación que requerirá atención, amor y paciencia por parte de las familias
Casi sin darnos cuenta se acaban las vacaciones de verano. Pronto quedarán atrás los días de piscina, playa y helados, los paseos sin prisas en bicicleta, los viajes fascinantes, las largas sobremesas, el tiempo con la familia y los amigos y las tardes de juegos sin prisas por irse a la cama. En unos días las escuelas abrirán de nuevo sus puertas y dará inicio un nuevo curso escolar repleto de nuevos retos donde se acabará de implantar la nueva ley educativa, la Lomloe.
Para niños y adolescentes, septiembre es sinónimo de la vuelta a las aulas después de más de dos meses. Un inicio escolar que conlleva que las familias vuelvan a vivir a máxima velocidad, entrelazando tareas y muchas responsabilidades. Son días para cuadrar horarios de entrenamientos y actividades extraescolares y de recuperar las rutinas en casa que tanto ayudan a las familias a sobrellevar el día a día. Para preparar el material escolar, los libros y las mochilas e ir adaptándonos, poco a poco, al horario de invierno.
Los inicios de curso deberían tener un aire similar a los inicios de año. Son fechas en las que se tendría que respirar ilusión y mucha motivación para marcar propósitos, grandes y pequeños, de cara a la nueva etapa. Pero reanudar la rutina y volver a cumplir con exigentes horarios puede llegar a ser duro y difícil para todos. Probablemente, los adolescentes empiecen el curso con pereza y desgana, verbalizando casi constantemente el “palo” que les resulta volver a abrir los libros y madrugar. Los niños y niñas de la etapa Primaria suelen vivirlo de una forma bien diferente. La gran mayoría muestra mucha ilusión por volver a ver a sus compañeros de clase, por saber quiénes serán sus nuevos profesores, por estrenar el material escolar o conocer las fechas de las excursiones que realizarán. Para los más pequeños de la casa, empezar o volver a la escuela infantil puede suponer un gran desafío. Después de pasar tantos días de verano jugando con papá y mamá o estando con los abuelos, llega el momento de separarse de sus figuras de referencia para que cada miembro de la familia pueda volver a sus quehaceres. Una separación que, en ocasiones, se hace muy cuesta arriba y genera mucha angustia por la ausencia que conlleva. Será un período de transición y adaptación muy importante para ellos, que requerirá mucha atención, amor y paciencia por parte de las familias. Solo así, el niño sentirá que están a su lado y comprenden que necesita un tiempo para poderse quedar contento en la escuela y empezar a disfrutar.
Será muy normal que, durante las semanas que dura la adaptación, el niño se muestre mucho más irascible, dependiente o coma y duerma peor. Que tenga más rabietas y verbalice que no quiere ir al colegio porque lo que realmente desea es estar con mamá y papá todo el tiempo. Quizás los primeros días, cuando se le recoja del colegio, esté enfadado o de mal humor o no muestre interés por compartir lo que ha hecho en el aula durante el día. Por suerte, hay maneras de suavizar estos primeros días de adaptación para que resulten lo más llevaderos posible tanto para los progenitores como para los niños, y que estos acudan a la escuela más motivados y felices.
- Los progenitores tienen que entender que es un momento en el que es normal que el menor muestre tristeza, llore, sienta miedo e inconformidad por tener que quedarse en la escuela infantil. Necesita que sus padres validen estas emociones con respeto, calma y empatía, explicándole que no es malo sentir tristeza o añoranza cuando esté en clase.
- Hay que darle el tiempo que necesite para adaptarse con tranquilidad. Cada niño tiene su propio ritmo y manera de hacerlo. Seguramente, hay menores que desde el primer día se quedarán felices en el colegio, pero otros necesitarán más tiempo para estrechar vínculos con sus profesores y nuevos compañeros. Lo ideal sería que la escuela a la que asiste realice un período de adaptación gradual que le facilite la gestión de sus emociones.
- Dar mensajes positivos al niño, motivándolo a creer que es capaz de enfrentarse al reto de comenzar o volver a la escuela. Explicarle que, aunque no estén mamá o papá, lo va a hacer muy bien, va a poder jugar con sus amigos divirtiéndose mucho, aprenderá cosas nuevas y vivirá muchas experiencias.
- Hacer despedidas tranquilas donde el niño no vea nuestra preocupación o tristeza porque se queda llorando o enrabietado. Es muy importante transmitirle todo el afecto y el aliento posible, explicándole muy bien que a la tarde lo iremos a recoger.
- Durante las primeras semanas de la adaptación, al recogerlo en la escuela, el niño necesitará que papá o mamá estén muy presentes y disponibles para poder jugar con él, para ir al parque, bañarlo, cenar y explicar el cuento de antes de ir a dormir sin prisa. Es importante dedicar todo este tiempo a mimarlo y conversar con él de todo aquello que siente o necesita.
- Los padres deben confiar en que el adulto que esté con su hijo en el aula sabrá acompañar sus emociones a través de su afecto, sus palabras y su empatía. Es muy valioso elegir una escuela infantil que a la familia le transmita seguridad y confianza y que esté alineada a sus valores.
- Es fundamental que las familias no minimicen los miedos del niño ante la vuelta al cole, sino que le arropen y le ayuden en su adaptación. Que le regalen grandes dosis de amor y comprensión y que consigan que el inicio de curso sea un momento muy especial.