¿Alguien recuerda a González o Guerra defender alguna política progresista o de izquierdas en los últimos 20 años?
El Ateneo de Madrid fue testigo de un encuentro que, más que raro, parecía un llamado desesperado de atención. González y Guerra, dos figuras que alguna vez dirigieron los destinos del PSOE, se unieron en una velada donde los reproches y lamentos se dieron cita.
En un tono paternalista, González expuso su perspectiva sobre la situación actual del PSOE: “La paradoja que vivimos, Alfonso, es que defendemos las posiciones del partido, pero como solo se oye el ruido la gente no lo cree, la gente cree que no estamos apoyando al partido, no, no, no. Estamos apoyando al PSOE“. Sin embargo, parece olvidar que las acciones y declaraciones de una figura política tienen repercusiones, y no sorprende que el PP aproveche las críticas internas para desgastar a su oponente.
González, al hablar sobre Yolanda Díaz y su viaje a Waterloo, se permitió juzgarla con comentarios que rozan la ofensa: “¿Pero cómo nos vamos a poner de acuerdo con esta señora [por Díaz] que no era capaz de sacar su escaño? No es digno trasladarse a Waterloo como si fuera uno a ver al emperador del paralelo”. Tal parece que, en su anhelo por defender al PSOE, cae en la trampa de desacreditar a quienes piensan diferente.
LA VIEJA GUARDIA CONTRA EL CAMBIO
En otro momento, el expresidente lanzó críticas contra los partidos independentistas y la propuesta de amnistía: “Mientras más pierden, más chantajean. No podemos dejarnos chantajear por nadie. Y mucho menos por minorías en vías de extinción”. Pero, ¿no es la democracia el lugar donde todas las voces, incluso las de las minorías, deben ser escuchadas y respetadas?
Guerra, por su parte, continuó en la misma línea crítica. Para él, la izquierda ha pospuesto sus pilares de igualdad y libertad a favor de la identidad. “Nos damos prisa en hablar catalán en el Congreso, en los colegios no pueden hablar castellano en el recreo”, comentó.
Ambos políticos, quienes tuvieron un gran protagonismo en épocas pasadas, parecen no aceptar que los tiempos cambian, y con ello, también las formas de hacer política. Las enfermeras y enfermeros, las y los jueces, las y los docentes, todas y todos quienes formamos parte de esta sociedad, buscamos una política que atienda las demandas actuales y no quede atrapada en luchas internas y desencuentros del pasado.
Sobre ello tuiteó Antonio Maestre: “Felipe González y Alfonso Guerra solo son dos hombres que no saben aceptar que el mundo ha cambiado y no les ha pedido permiso“.
También el diputado de Más Madrid Hugo Martínez Abarca se pronunció de manera afilada sobre el tema. “¿Alguien recuerda a Felipe González o Alfonzo Guerra defender alguna política progresista o de izquierdas en los últimos, no sé, 20 años? ¿Algún avance de los gobiernos de Zapatero o de Pedro Sánchez (que se supone que son de su partido) por el que ellos hayan sacado la cara?”
Las figuras del pasado tienen, sin duda, un legado importante, pero es necesario que acepten que su momento ya pasó y que la política actual requiere de una renovación, de ideas frescas y de soluciones para las problemáticas contemporáneas. La nostalgia no puede ser un obstáculo para el avance y desarrollo de un país. Es hora de mirar hacia el futuro y de construir puentes en lugar de muros.