Al cole, mejor andando y con amigos
ANTE LA CAMPAÑA QUE LOS CENTROS DE ATARFE JUNTO CON ATARFE SOSTENIBLE Y EL AYUNTAMIENTO PONEN EN MARCHA, REPRODUCIMOS ESTE ARTÍCULO DONDE SE EXPONE LOS BENEFICIOS PSÍQUICOS, FÍSICOS Y ACADÉMICOS QUE STA INICIATIVA TIENE
Tiene beneficios psíquicos, físicos y académicos
El grave problema de sedentarismo y obesidad que afecta a niños y adolescentes, al que se suma el freno que han sufrido las relaciones sociales entre los chavales por la ‘epidemia de las pantallas’, ha convertido la posibilidad de acudir al colegio andando y con amigos en todo un lujo. Ofrece beneficios físicos y psíquicos y mejora también el rendimiento académico. Pero cada vez menos niños caminan a la escuela: muchos colegios se han ido de las ciudades, y las propias urbes no están adaptadas para que los pequeños se desplacen sin peligro por sus calles. En medio de este escenario, pediatras y expertos en pedagogía apuestan por medidas como habilitar caminos escolares o dar prioridad a la cercanía en la elección de centros.
Beneficios psicológicos
«Es cada vez más común que a los niños y las niñas los lleven en coches o autobuses hasta los centros escolares. Y esa dinámica ha reducido su autonomía y transformado sus viajes en situaciones pasivas bajo una vigilancia constante. La continua supervisión de una figura adulta puede limitar el desarrollo de la autonomía personal y la capacidad de resolución de conflictos en los menores», advierten los investigadores de la UPV/EHU Idoia Legorburu, Israel Alonso, Nahia Idoiaga y Naiara Berasategi, autores de un trabajo sobre los beneficios de ir al cole andando y sin la compañía de adultos.
Aseguran que es un hábito que favorece «la conciencia espacial, la toma de decisiones, la concentración escolar», además de «mejorar las relaciones con su entorno», resumen los investigadores. Por otro lado, eleva el rendimiento académico. «Los resultados del estudio español AVENA sugieren que la actividad física que tiene lugar inmediatamente antes del colegio predispone al aprendizaje efectivo y logra mejorar habilidades verbales, numéricas y de razonamiento espacial», corroboran desde la Asociación Española de Pediatría.
De hecho, es una de las recomendaciones en las que insiste esta agrupación año tras año, tanto por sus beneficios físicos como psíquicos. «Reduce el riesgo de depresión y ansiedad, desarrolla una mayor autonomía en los niños, favorece las relaciones sociales y ayuda a establecer vínculos con el barrio en el que viven», destaca Julio Álvarez-Pitti, de la asociación de pediatras.
Beneficio físico
Los médicos resaltan el valor de introducir esta actividad diaria como una herramienta, que dicen es muy útil para evitar los problemas a los que conduce el sedentarismo, entre ellos la obesidad. «Caminar al colegio aumenta el tono muscular y se asocia con una mejora de su composición corporal y de su condición física y cardiorrespiratoria. Si se hace durante un curso escolar completo, aunque solo les lleve unos 20 minutos, incrementa la resistencia, la flexibilidad, el equilibrio y la aptitud cardiocirculatoria», enumeran los portavoces de la asociación.
Otra ventaja: ayuda a completar ese mínimo de ejercicio que deben hacer los menores. «Incorporar este hábito en el día a día de los estudiantes es una de las acciones a nivel escolar que ha demostrado mayor impacto en el incremento de la actividad física de los alumnos». Caminar un kilómetro al día supone realizar «hasta dos terceras partes de la actividad física mínima recomendada por la OMS para los menores: sesenta minutos al día con una intensidad moderada».
Aunque no parezca un gran reto ‘físico’, sí lo es un escenario actual de abuso de las pantallas y sedentarismo entre los chavales. De hecho, el 63% de las chicas y el 40% de los chicos no cumple con los deberes fijados por la Organización Mundial de la Salud, esa hora de movimiento al día, según revela un estudio realizado por investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la de Vic.
Las medidas por hacer
Pero los chavales ya no van caminando al cole porque sus entornos tampoco son seguros. «La densidad del tráfico, los puntos negros e incluso la falta de espacios verdes hacen que muchas familias cuestionen la seguridad del camino hacia la escuela», añaden los investigadores de la UPV.
Por ello, consideran imprescindible la intervención de las instituciones para habilitar vías por las que puedan desplazarse sin riesgos. «En muchos municipios, instituciones y centros escolares se están llevando a cabo proyectos que fomentan los viajes autónomos y activos de los menores, con resultados muy positivos, pero hay que darles reconocimiento y visibilidad».
Desde la Asociación Española de Pediatría aconsejan elegir centros de enseñanza situados a menos de 2 kilómetros de casa, reclaman la presencia de agentes en cruces y calles con tráfico y el desarrollo de planes para tal fin en los propios colegios.
FOTO: IRRIMARRA
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