6 diciembre 2024

Cristina Martínez Álvarez y colaboradores, publicaron en 2022, en la revista “Arqueología y Territorio Medieval” un interesante artículo titulado “En los bordes de Ilbira: cerámica emiral y califal en el barrio sur de la madina”, en donde se aborda el estudio de los materiales cerámicos encontrados entre 2018 y 2019 durante las excavaciones realizadas en el entorno del Cortijo de los Cigarrones, el borde Este del yacimiento de Medina Elvira.

El edificio estudiado se localiza en el área más meridional de la madina conocida como “Cortijo de los Cigarrones” donde algunos autores sitúan el barrio mozárabe surgido del asentamiento tardo antiguo del “Pago de Marugán”. El propio Manuel Gómez Moreno llegó a documentar en esta zona 1.200 tumbas que confirmarían la pervivencia de una comunidad de tradición cristiana. Primero como un núcleo independiente y posteriormente, tras el crecimiento urbano, anexionado como un arrabal de la madina.
 
La primera intervención arqueológica contemporánea en la zona se remonta a 1998. Estuvo motivada por una construcción privada y fue dirigida por Ángel Rodríguez Aguilera. Se abrió un único sondeo en el que, a poca profundidad, se descubrieron los restos de una vivienda. La construcción contaba con dos habitaciones y un patio, cuyas características no diferían de las documentadas en el resto del yacimiento. El alzado, que se había perdido, estaba realizado en tapial apoyado sobre unos zócalos de mampostería irregular, unidos por un mortero de tierra muy pobre en cal. La cubierta estaría realizada mediante teja curva, como se deduce del derrumbe de la construcción.
 
Por los restos encontrados en las habitaciones se interpretó que una de ellas podría ser una cocina, ya que uno de sus muros contaba con un poyo donde se halló una olla del siglo IX incrustada. Se descubrió, además, una serie de infraestructuras coetáneas; una calle situada en un lateral y un pozo circular interpretado como un aljibe. Las conclusiones de esta intervención indican que los espacios excavados formarían parte de un arrabal periférico de la madina con dos fases de ocupación, una emiral y otra califal, que debió de ser abandonado en torno al siglo XI (RODRÍGUEZ, 2003: 597). Con esta primera intervención quedó demostrado el potencial del yacimiento en general y de esta zona en particular.
 
Actuaciones posteriores han evidenciado que este sector contaba con un desarrollo urbanístico muy importante desde fechas tempranas. El seguimiento arqueológico llevado a cabo entre 2007 y 2008 (SALVAGO, 2008) sacó a la luz los restos de una serie de estructuras con enlucido cubiertas por un gran derrumbe de tejas que evidenciaban la existencia de espacios habitacionales en la zona oeste del “Cortijo de los Cigarrones”. Similares resultados se obtuvieron en la actuación de 2018 cuando, a escasos metros de la zona intervenida en 2007, aparecieron los restos de dos estancias separadas por una calle y un pozo. A ello hay que añadir la aparición en la ladera del cerro de una serie de tumbas con ritual de inhumación cristiano para las cuales no se ha dado a conocer cronología exacta, por lo que no queda claro si son anteriores a la fundación de la ciudad o de la época de plena vigencia de la medina. Los resultados obtenidos de la prospección geofísica de 2016 también informaban de la presencia de un complejo entramado de estructuras rectangulares que indicaban una gran densidad urbanística en la zona (RĘBKOWSKI et alii, 2019: 280-282).
 
Los resultados preliminares de la intervención indican que este edificio no fue una construcción ex nihilo, sino que se edifica amortizando una fase anterior en la que este espacio ya empezaba a mostrar signos de un proceso de construcción relacionado con la emergencia de Ilbīra como madina. La primera construcción, fechada en época tardo emiral, se erigía sobre una fase anterior en la que pozos y silos apuntan a un horizonte de explotación agrícola de época emiral. Esto coincide con los datos publicados de la única intervención anterior a la nuestra en esta zona, en la que también se identificó una fase emiral amortizada por un periodo de urbanización califal (RODRÍGUEZ, 2003).
 
Otro dato que queda constatado es que el abandono fue más paulatino en la periferia de la madina. Según los resultados de las intervenciones realizadas en el “Pago de los Tejoletes” (MARTÍN et alii, 2010), el “Pago de la Mezquita” (MALPICA et alii, 2020) y en el “Cortijo de las Monjas” (JIMENEZ PUERTAS, 2012; MARTÍNEZ, 2015) la plena ocupación de la madina se produjo en época califal y fue abandonada de forma generalizada a inicios del siglo XI, mientras que en esta zona periurbana los edificios seguían en uso a mediados del siglo XI. Por otra parte, durante el periodo de plena ocupación de la alcazaba de Madīnat Ilbīra, acotado entre la segunda mitad del siglo IX y el primer cuarto de siglo X (CARVAJAL, 2005, 2008), la zona del “Cortijo de los Cigarrones” parece presentar un hábitat disperso.
 
En la fotografía, vasija de las Liebres, una de las piezas cerámicas más conocidas de Medina Elvira.
 
Gacetilla y curiosidades elvirenses.