17 noviembre 2024

Parece mentira, pero el invierno se acerca entre bocado y bocado. Las calles de Granada, de Jaén, de Almería están repletas de gentes que caminan con la barbilla levantada, buscando ver algo nuevo, paseantes de festivos, de puentes y de espectáculos.

La pandemia nos cambió, nos hizo aprovechar el instante o que pudiésemos ir donde fuera, pero fuera. Comida tras comida, reunión tras reunión nos iremos aproximando a una Navidad que ya ha puesto el cartel de completo en restaurantes y espectáculos.

Parece que sobra gente, parece que estamos muchos, sin embargo somos los mismos, los de entonces, que ya no podemos quedarnos quietos, que nos sentimos arrastrados por la necesidad de consumir, de ver para después contar. No eres nadie si no tienes una experiencia nueva que contarle a tus conocidos. Y todos buscamos ser alguien, y capturar todos los momentos y paisajes que solo vemos a través de la pantalla del móvil, y subirlos a la nube.

Así, si algún día llueve, solo caerán gotas de paseos, de fachadas, de gentes deambulando o brindando. Ya no caerá agua, porque la nube la habremos llenado de esas instantáneas que recogen lugares y ambientes que no hemos vivido ni visto, pero que hemos retratado en mil imágenes que luego nuestros niños pasarán con sus deditos de uno o dos años cuando juegan con nuestro móvil mientras nosotros descansamos de tanta agitación, comidas, discurrir entre miles de personas que van donde va la marea, que hacen colas para comprar un café y después contar que estuvieron allí, que estuvimos allí, y todo el mundo buscando esta nueva felicidad que pasa por sentirnos muy acompañados.

FOTO:  Miguel Ángel RM