Algunos supermercados están implementando los precios dinámicos: estas son buenas y muy malas noticias
La práctica común de ir de un supermercado a otro buscando ofertas y promociones como el 3×2 o el 50% de descuento en la segunda unidad tiene los días contados.
La irrupción de las nuevas tecnologías, como la IA y el Big Data, está revolucionando también la política de precios. Surge un nuevo concepto en el sector minorista, el del surge pricing o precio dinámico.
La fijación de los precios dinámicos se hace extensible a todos los ámbitos económicos (ocio, hostelelería, viajes, SaaS, comercio electrónico, etc), pero especialmente puede ponerse el foco en el caso de los supermercados. En base a la demanda del mercado y del comportamiento de los clientes, los supermercados fijan su estrategia de precios. La política del surge pricing ya se aplica en el comercio online y está arrastrando a la venta minorista física.
Para poder hacer realidad el surge pricing, cada vez son más los supermercados y tiendas de alimentación que apuestan por etiquetas electrónicas dinámicas en sus estanterías, las cuales les permite cambiar de forma remota los precios en función de diferentes factores. Los algoritmos de fijación de precios tendrán en cuenta la hora del día, la demanda, la ubicación, la competencia o los patrones de compra de los clientes.
La irrupción del surge pricing o precios dinámicos en los supermercados españoles es una grata noticia, pues en cuestión de minutos los usuarios podrán encontrar auténticas gangas y ver cómo los productos bajan de precio en tiempo real. No obstante, la contrapartida es que también podrían subir en cuestión de segundos, pese que el producto fuese exactamente el mismo.
Algunos estudios, demuestran que esta nueva técnica va encaminada a acabar con el derroche de alimentos. Se aboga por implantar una nueva perspectiva económica, social y sostenible que se valga de la tecnología para amortizar el negocio.
Una técnica que siguen supermercados como Wallmart o los británicos Tesco y Marks & Spencer es que subir el precio de los productos congelados y las bebidas si hace demasiada calor, e incluso la cadena Safeway de EEUU ofrece precios personalizados a sus clientes en base a sus hábitos. De este modo, el desembolso de las etiquetas electrónicas se compensaría en grandes ganancias económicas para los supermercados.
El surge pricing en España
Aunque en el sector de los supermercados no es una técnica muy común, los precios dinámicos sí que los podemos ver en servicios como Uber, que en función de la demanda varía los precios de sus productos a domicilio.
Pese a que en EEUU hay cadenas como Wallmart que apuestan por esta práctica, en España lo más común es ver el precio impreso en carteles y etiquetas, por lo que supondría una pérdida de tiempo para el personal si tuviese que cambiarlos al momento de manera manual.
Según datos del Observatorio de Innovación del Instituto Cerdà, solo el 5% de las empresas del sector de gran consumo empleó herramientas de análisis de datos en 2017.
Gracias al etiquetado electrónico, no solo podrán adaptarse a los precios dinámicos, sino que el personal de tiendas dispondrá de indicadores en las etiquetas para realizar múltiples gestiones como el control del inventario y ahorrar procesos manuales de actualización de precios, sincronizando todas sus tiendas de manera simultánea.
El futuro del surge pricing
Viendo el éxito de implantación en supermercados de otros puntos del mundo, se espera que no tarde en llegar a España. El Big Data se convertirá en una tecnología clave para poner en marcha los precios dinámicos. Los supermercados podrán valerse de los algoritmos para ajustarse a la demanda, la caducidad inminente de los productos o un cambio en la política comercial.
En el informe ‘Inteligencia Artificial, el futuro del retail’, elaborado por ICEX y Adigital, se alude a que el foco pasará a estar en el usuario mediante los precios dinámicos. De este modo, si los supermercados aprecian que un producto tiene mucho éxito en las redes sociales, podrían subir su precio de manera inminente. También cobrarán peso los asistentes virtuales, que entenderán y se comunicarán con un lenguaje cada vez más natural e intuitivo.
La privacidad en el punto de mira
Se espera que la práctica del surge pricing triunfe, especialmente entre las nuevas generaciones, aunque si los supermercados abogan por esta medida para aumentar su rendimiento, la privacidad del comprador podría verse mermada. Para ello, el consumidor deberá dar su consentimiento explícito de que accede a este sistema para obtener ofertas irrechazables.
Junto a la privacidad, entran en juego otros factores como la ética. Existe una mentalidad reacia a los precios dinámicos en supermercados si éstos pudiesen traer consigo una horquilla diferente en función de la raza, el poder adquisitivo o el sexo de determinados clientes.
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