24 noviembre 2024

«La peatonalización de las ciudades perjudica a la clase obrera»

En su último libro analiza los efectos de la geografía de España y desmonta tópicos muy arraigados

Francisco J. Tapiador (Valladolid, 1973) es catedrático de Física de la Tierra en la Universidad de Castilla La Mancha. Además de su producción científica en esa materia, ha publicado novelas, libros de poesía y ensayos, y ahora acaba de poner en las librerías ‘España. Anatomía de un país extraordinario’ (Ed. Arzalia), un trabajo en el que repasa todos los aspectos relativos a la geografía española, con consideraciones sobre procesos de urbanización, articulación del territorio y desertización de algunas regiones que llaman la atención porque desmontan tópicos muy extendidos.

– ¿España, un país con gran altura media y muchas montañas, tiene la geografía en contra a la hora del desarrollo económico?

– Un territorio como el español tiene ventajas e inconvenientes. Polonia es muy llana, lo que facilita las comunicaciones, pero eso le ha supuesto haber sido invadida en numerosas ocasiones a lo largo de la Historia. España, en cambio, tiene espacios de reserva natural que son muy apreciados. Pero es cierto que su orografía perjudica la cohesión política del país. De haber sido más llano, habría sido más fácil la integración regional.

– Aporta datos muy relevantes sobre el reparto de la población sin que haya razones climáticas para ello: Soria tiene menos densidad que Laponia y Parla (24 kms2) más habitantes que la provincia de Teruel (15.000 kms2).

– Se pueden dar más datos. En la comunidad de Madrid, del distrito de Atocha hacia el sur, hay más gente que en toda Castilla La Mancha.

– Y el esfuerzo en infraestructuras no ha poblado la España despoblada. Al revés, parece que ha acelerado la salida hacia las zonas más habitadas. ¿Por qué?

– El interior de España es para quererlo… Las zonas con buen clima están en la costa y ahí también está la parte digamos más ‘bonita’ del país siguiendo un criterio convencional. Eso no significa, por supuesto, que en el interior no haya ciudades de enorme belleza por su arquitectura. Con el peligro de que algunas de ellas se conviertan en parques temáticos para turistas. Ya está pasando con Toledo, que se llena de visitantes a media mañana y se vuelve a quedar desierta a última hora de la tarde. Como sucede en Venecia, por ejemplo. Con el tren de alta velocidad lo que ocurre es que la gente duerme en Valladolid o Toledo pero hace la mayor parte de su vida en Madrid, que es donde trabaja.

– ¿Y los grandes corredores del este y el oeste?

– Si se piensa en articular España, el problema está en el oeste. Crear un eje que permita comunicar Galicia con Andalucía sería importante. El corredor del Mediterráneo sale solo porque existe una enorme actividad comercial. El del oeste no saldrá si no hay una gran inversión pública. Por eso la prioridad en España es la Ruta de la Plata. De todas formas, a veces se nos olvida que las zonas distantes de los grandes ejes también tienen ventajas.

– ¿Cuáles?

– Las de una vida diferente. No hay que obsesionarse por habitarlo todo. No hay que crear Parlas en Cáceres ni llenar Cantabria o Asturias de edificios. Hay ya movimientos que piden la vuelta a la vida silvestre en ciertas regiones. Tenemos modelos, como las reservas de la biodiversidad, que no van en contra del desarrollo económico de una zona.

– ¿Y la cuestión de la capitalidad? Madrid es un caso extraño dentro de Europa, al no disponer de mar ni de un gran río. ¿Cómo ha condicionado al país tener la capital ahí?

– Es un problema geográfico. Madrid es el centro y la red ferroviaria y de carreteras está hecha con todo el sentido porque se trataba de conectar mercados y consumidores. Y no olvidemos que si existe una cierta vida en la España interior es en buena parte gracias a Madrid. El desarrollo industrial de mi ciudad, Valladolid, se debe a su cercanía a la capital. Si quieres articular un territorio extenso también tienes que pasar por el centro.

Infraestructuras

«Si se piensa en articular España, la prioridad está en el oeste, en la Ruta de la Plata, no en el corredor mediterráneo»

– ¿Sevilla o Barcelona, que eran opciones con más base en los siglos XVI y XVII hubiesen generado una España diferente?

– Ya sabe la frase que se atribuye a Carlos V se supone que dirigida a su hijo Felipe II: «Si quieres aumentar tus reinos, pon la corte en Lisboa; si quieres conservarlos, déjala en Toledo; y si los quieres perder, trasládala a Madrid». Más que Sevilla o Barcelona, Lisboa era la mejor opción para la capital aunque es cierto que perteneció muy poco tiempo a la corona. Sevilla también era buena. Barcelona tenía un problema y lo sigue teniendo: está encajonada entre la montaña y el mar y eso compromete su crecimiento. Toledo perdió la capitalidad porque no había sitio para la corte. En Madrid puedes ir expansionándote hasta Albacete (se ríe).

– Dice en su libro que si la capital estuviera en el Mediterráneo, Soria y Teruel serían mucho más desérticas de lo que son. Resulta extraña esa afirmación.

– Quedarían como ciudades testimonio: sitios con mucho encanto pero sin vida. Solo con tener gente que consuma eso ya genera algún desarrollo.

– Las ciudades más abiertas progresan más que aquellas en las que priman los elementos identitarios, asegura. ¿Explica eso el auge de Madrid frente a Barcelona?

– Barcelona ha jugado la carta del cosmopolitismo pero había algo de marketing en ello y eso hace que en el futuro no vaya a ser tan atractiva como Madrid.

– Algunas de sus conclusiones llaman la atención porque no habíamos caído en ello o pensábamos incluso lo contrario. Por ejemplo, que las viviendas en propiedad hacen más difícil la creación de guetos.

– El problema de la vivienda en España no es algo de ahora: viene del siglo XVI. Y todas las barriadas del sur de Madrid se hicieron por eso mismo. No olvidemos además que lo que era aceptable para la generación del ‘baby boom’ ya no lo es para las de ahora. Hay barrios que los jóvenes de hoy no consideran atractivos para vivir, por eso todo el mundo quiere residir en la zona central de las ciudades. Pero sobre lo que me decía de los guetos: si la casa es tuya no quieres que el barrio se degrade porque tu piso pierde valor. Y por la seguridad de tus hijos.

Centros urbanos

– Otro tópico contra el que dispara: dice que la peatonalización del centro de las ciudades termina por expulsar a los propietarios de viviendas de la zona.

– La idea de la peatonalización es buena, pero un país como este crea efectos secundarios muy notables. Y los crea para gente como el obrero de Parla, al que la peatonalización no le va bien porque tiene que levantarse a las seis de la mañana para coger el coche e ir al centro a trabajar y en el transporte público lo tendría muy difícil o le llevaría mucho más tiempo. La peatonalización convierte el centro histórico de una ciudad en una urbanización para ricos y gente que no tiene que madrugar y puede estar a las once de la noche tomando algo en una terraza y haciendo ruido. Me sorprende que la izquierda propugne peatonalizaciones.

Futuro y clima

«El turismo nos puede dar un disgusto muy grande y no estamos preparados para cuando suceda»

– ¿Y entonces cómo se resuelve el problema de la contaminación?

– Se resolverá en el futuro con los coches eléctricos, cuando tengan más autonomía y sean más baratos. De momento, como le decía, al cerrar al tráfico el centro de las ciudades se perjudica a la clase obrera, que usa el coche por necesidad. Los ricos son quienes menos obligados están a utilizar el automóvil.

– También advierte en su libro sobre los riesgos que acechan al turismo: la saturación y las subidas de precios terminarán por desviar grandes flujos a otros destinos. Y el cambio climático se cebará con las zonas que ahora reciben más turistas. ¿La gallina de los huevos de oro va a dejar de ponerlos?

– Tiene solución si apostamos por el I+D. Hay que mantener sectores estratégicos, como la agricultura, e industrias maduras, como el acero, porque los necesitamos en caso de emergencia, ya lo hemos visto. Pero es el I+D lo que garantiza el futuro. No podemos seguir dependiendo del turismo: con escasez de agua y elevación de las temperaturas llegará un momento en que deje de ser razonable venir a España. Otra debilidad de nuestro sistema es apostar por sectores como el vino, muy dependientes de esos factores. El turismo nos puede dar un disgusto muy grande y no estamos preparados para cuando suceda. No podemos depender de tantas pymes y de la hostelería. No tiene sentido que mis becarios en la Universidad, con un Máster en Física y trabajando en proyectos de la NASA, ganen 1.400 euros, menos que un albañil.

– Ha hablado del vino. ¿Y los cultivos que exigen regadío en zonas con escasez de agua? El problema es que dan mucho empleo.

– Existen muchos cultivos que se llevan la mayor parte del agua en sitios donde no la hay, cierto. El horizonte que nos espera apunta hacia una zona sur de España con sequías muy prolongadas y en el norte la vegetación tampoco aguantará una reducción del régimen de lluvias. Habrá que invertir más en desaladoras, por ejemplo. Castilla La Mancha y Andalucía lo pasarán muy mal.

– ¿El problema es el equilibrio entre cuidar el medio ambiente y generar empleo y riqueza?

– El problema es el punto de equilibrio, en efecto. Los seres humanos somos una especie que se ha desarrollado luchando contra la naturaleza. Pero no perdamos la esperanza. España está bien posicionada, pese a todo, en espacios naturales que generan riqueza. Y que se protegerán mucho mejor si sigue siendo así, si generan empleo en la zona.

Despoblación

«No hay que obsesionarse con habitarlo todo, no hay que crear Parlas en Cáceres ni llenar Asturias o Cantabria de edificios»

– ¿Conocemos los españoles nuestra geografía o solo conocemos la de nuestra zona?

– El conocimiento desde hace décadas se ha circunscrito a lo que se puede conocer en una excursión de un día. Eso se debe a políticas educativas concretas, y quienes las han diseñado saben bien que así se crean mentalidades y patrias.

– ¿Conocerla mejor haría que variara nuestra identificación con el país, que nos sintiéramos más próximos y apreciáramos más a nuestros vecinos?

– Deberíamos reforzar lo que nos une, que es muchísimo, y acotar lo que nos separa. Nuestra forma de vida propia es una combinación de estilo mediterráneo y atlántico y resulta muy diferente de la que se halla en otros países. Y eso nos salvará. Salvará a quienes creen que repartiendo un mercado que hoy está unido perderían y a quienes piensan, a priori, que ganarían.

Francisco J. Tapiador. Físico y geógrafo

FOTO: Tapiador, durante la entrevista. Virginia Carrasco

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