Confirmado: el alzhéimer también se transmite

El uso de material quirúrgico contaminado durante el proceso de preparación de hormona del crecimiento -con una técnica ya en desuso- favoreció la transmisión de la demencia a, al menos, cinco niños entre 1959 y 1985

La primera sospecha saltó hace casi diez años, en 2015, y ahora llega la certeza. El alzhéimer también puede transmitirse mediante el uso de instrumental quirúrgico contaminado. Al menos cinco personas, según ha constatado una investigación británica, contrajeron la más conocida de las demencias a causa de un accidente médico, que hoy es muy difícil que se produzca. Las circunstancias que en su día lo favorecieron ya no se dan. El trabajo, cuyas conclusiones definitivas se han dado a conocer hoy, tranquiliza a la población al destacar que los analizados son casos raros, que nada tienen que ver con el alzhéimer común, ligado al proceso natural de envejecimiento. Lo curioso de esta noticia es que la investigación británica arrancó a partir de un hallazgo con sello vasco que apuntaba en esa misma dirección. El investigador de CIC Biogune Joaquín Castilla fue el primero que vio en ratones de laboratorio el riesgo de que la enfermedad pudiera saltar de un animal a otro.

El término que utilizan los científicos es, sin embargo, transmisión y no contagio, porque son dos cuestiones muy diferentes. El alzhéimer no se contagia. «Nadie que conviva o atienda a un paciente corre el riesgo de sufrir la enfermedad por compartir el aire que respira o cogerle de la mano», recalca el neurólogo Pascual Sánchez, portavoz del Grupo de Estudio de Conducta y Demencia de la Sociedad Española de Neurología. «El alzhéimer no es contagioso, pero sí transmisible», insiste.

Un tratamiento para niños

La forma en que se transmite la infección, descrita en 2015 y que la revista ‘Nature Medicine’ avala hoy en una nueva publicación, tiene que ver con un tratamiento médico en desuso que se utilizó hasta 1985 para favorecer el crecimiento de los niños. Aquella terapia favoreció la transmisión no sólo de la proteína beta-amiloide, que se sabe que está directamente relacionada con la patología, sino también de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob, el famoso ‘mal de las vacas locas’, que fue la que les quitó la vida.

El artículo de ‘Nature Medicine’ describe con detalle la historia de cinco personas tratadas cuando eran niños con un tipo de hormona del crecimiento humano (c-hGH) que se extraía de las glándulas pituitarias de individuos fallecidos. Solo en Reino Unido, al menos, 1.848 chavales fueron tratados con esta terapia entre 1959 y 1985 para abordar la baja estatura que presentaban. A partir de ese año, la terapia dejó de utilizarse. El hallazgo de que varios lotes estaban contaminados con proteínas infecciosas (priones) causantes de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob obligó a adoptar la medida. Los críos con problemas de talla baja son tratados desde entonces con una hormona de crecimiento sintética que no conlleva riesgo de transmitir ninguna de las dos enfermedades, ni alzhéimer, ni el ‘mal de las vacas locas’.

Como una infección

Las víctimas de aquel fatídico tratamiento murieron jóvenes, todos ellos entre los 38 y 55 años. Eran «inusualmente jóvenes» para desarrollar síntomas de un mal ligado al envejecimiento. ¿Qué había pasado? Basados en el trabajo realizado en CIC Biogune, un grupo de la Clínica de Priones del Colegio Universitario de Londres y del hospital de Neurología y Neurocirugía de la ciudad sospechó que esta patología podría también comportarse como una enfermedad infecciosa. Quizás podía transmitirse a través del material quirúrgico utilizado en las intervenciones. El análisis de de las autopsias del cerebro de ocho personas permitió descubrir en ellas rastros de la proteína beta-amiloide.

No habían muerto de alzhéimer, porque la infección por Creutzfeld-Jakob corrió más deprisa. Los cerebros de cinco de ellas presentaban, no obstante, señales nítidas de una de las dos proteínas ligada a la más extendida de las demencias, sobre todo de la beta-amieloide, pero también de la tau. Parecía claro y ahora, nueve años después, se ha demostrado: una y otra enfermedad habían saltado del cerebro de los cadáveres utilizados para la elaboración de la hormona del crecimiento al de los niños que la recibieron.

«Puede volver a ocurrir; es muy difícil, pero no improbable»

Joaquín Castilla

Jefe Laboratorio de Priones del CIC Biogune

«La investigación original de 2015 ya obligó a revisar los protocolos de las neurocirugías»

Pascual Sánchez

Grupo de Estudio sobre Conducta y Demencia de la Sociedad Española de Neurología

«La investigación llevó en 2015 a la formación de paneles internacionales para la revisión de los tratamientos con el fin de evitar que episodios como éste no se repitieran», ha explicado a EL CORREO el neurólogo de la SEN Pascual Sánchez. «Con el material quirúrgico se tiene siempre un especial cuidado, pero desde entonces, por ejemplo, no se utiliza el mismo instrumental para intervenir a los adultos que a los niños. En este estudio se vio que pasaron entre 20 y 30 años desde que se aplicaron los tratamientos hasta la aparición de los síntomas tempranos de la enfermedad», ha añadido.

Se necesita más prevención

Al haber cambiado los protocolos, también ha desaparecido riesgo de que se den nuevas transmisiones por esta vía, pero el hallazgo debería llevar a la comunidad científica internacional a una «clara reflexión», según considera el investigador principal del trabajo, el profesor John Collinge. «Hay que revisar constantemente las medidas para prevenir la transmisión accidental a través de procedimientos médicos o quirúrgicos, con el fin de evitar que este tipo de casos o similares ocurran en el futuro», ha advertido.

«Era lo esperable, no me sorprende», valora el científico del CIC Biogune Joaquín Castilla, principal autor del informe que sirvió de base para la investigación británica. Su equipo en 2011 inyectó a ratones sanos extractos de cerebro humano con alzhéimer y comprobó que, así, los roedores desarrollaban la demencia. «Lo que hemos de aprender de todo esto –advierte el científico, experto en priones– es que hay que tener mucho cuidado con lo que se mueve de un cuerpo a otro. Transfusiones sanguíneas, trasplantes, aunque se practiquen con la máxima seguridad, siempre conllevan un riesgo». ¿Puede volver a ocurrir? El investigador vasco lo tiene claro: «Es muy difícil, pero no improbable».

Fermín Apezteguia

FOTO: Una enfermera asiste a un paciente con alzhéimer en una residencia E. C.

https://www.ideal.es/sociedad/salud/confirmado-alzheimer-transmite-20240129193801-ntrc.html

 

 

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