23 noviembre 2024

La Audiencia Provincial de Cáceres considera que tuvieron conocimiento “de una situación objetivada y mantenida» de ‘bullying’ pero no actuaron

Eres un ruso de mierda, vete a tu país”, le gritaban, entre otras frases. El chico tenía 12 años. Sus cuatro acosadores, entre 15 y 17. Se cruzaban en el patio de un colegio de Cáceres. Los insultos en el recreo se prolongaron y el acosado acabó cambiando de centro. Los adolescentes fueron condenados por un delito contra la integridad moral. La Audiencia Provincial de Cáceres, a instancia de los padres del menor, da ahora un paso más y obliga a juzgar también a tres profesoras del centro por su “pasividad” ante lo sucedido.

Los problemas comenzaron cuando el menor empezó a cursar primero de secundaria, en octubre de 2012. Ya entonces le dijo a su tutora que lo insultaban continuamente en el recreo, según refleja el auto de la audiencia provincial. Tres meses después, el 13 de diciembre, ocurrió el peor episodio. “El acosado se sintió tan mal y tan aterrorizado que estalló y llegó a sufrir un ataque de ansiedad que le provocó sentidos lloros y gritos del tipo: ‘Me quiero morir… me quiero ir de este colegio”. Por estos hechos, el Juzgado de Menores impuso a los cuatros acosadores tareas socioeducativas como coautores de un delito contra la integridad moral. Pero los padres del niño, que acabó cambiando de centro, pidieron también responsabilidades al colegio.

 La audiencia considera que tres profesoras del colegio concertado Sagrado Corazón de Cáceres tuvieron conocimiento “de la existencia de una situación objetivada y mantenida de acoso escolar”, pero su conducta fue de “pasividad”. “Nada hicieron por esclarecer los antecedentes y motivos del incidente”, según recoge un auto del 9 de febrero —adelantado por el diario extremeño Hoy—, que anula el sobreseimiento de la causa contra las docentes. Se trata de la directora del centro, la orientadora y la tutora del alumno, según identifica el citado periódico regional. La causa por un posible delito contra la integridad moral del chico “por acción u omisión” fue archivado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Cáceres el pasado 2 de diciembre y es ahora reabierta por una instancia superior. Este periódico ha intentado sin éxito recabar la versión de los responsables del centro escolar.

 Una vía poco usual

Este auto abre una vía poco usual en los casos de acoso en España, un asunto de actualidad tras la reciente denuncia de los padres del menor madrileño Diego, de 11 años, que se suicidó tras dejar escrita una carta en la que decía: “No quiero ir al colegio”. Ni la familia ni el colegio de Diego detectaron que éste podía estar siendo víctima de acoso, un extremo que está bajo investigación judicial.

 En el caso del alumno de Cáceres, la audiencia subraya que los esfuerzos del colegio se centraron sobre el acosado, “dando lugar a una mayor victimización del mismo”. “No se realizaron diligencias encaminadas a la identificación de los autores”, prosigue el texto judicial, “ni se contó a otros profesores”.

Los magistrados subrayan la “desesperación e impotencia” que sintió el niño por la falta de respuesta de sus profesores. Respecto a lo ocurrido tras aquel 13 de diciembre, asegura que no consta que se aplicaran “medidas de refuerzo y apoyo para los patios o el recreo”.

En los últimos años, se han dictado distintas sentencias condenatorias para los centros por casos de acoso. En 2012, un colegio de Alcorcón tuvo que pagar 32.000 por tolerar el bullying a uno de sus alumnos. Fue la mayor cuantía impuesta hasta la fecha a un centro escolar por un caso de este tipo.